LA VIDA NO ME DA

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LA VIDA NO ME DA

MARÍA ROBLES, Psicóloga Sanitaria
Co-directora de Essentia, psicología y Bienestar

Todos los veranos me pasa lo mismo. Cuando llega el calor intenso, baja mi nivel de energía durante unos días hasta que mi cuerpo se acostumbra a la nueva temperatura. Antes me molestaban estos días de “desplome vital”, ¿por qué no podía seguir con el mismo ritmo que siempre?

Hace ya tiempo que aprendí a fluir con estos cambios en mi biorritmo, supongo que me estoy haciendo mayor🤔

Esto me recuerda que, a menudo en consulta, los clientes se quejan de tener poca energía.

Una de las consecuencias del mundo acelerado, artificial y autodesconectado en el que vivimos, es lo poco que escuchamos las señales de nuestro cuerpo. Hemos aprendido a eliminar rápidamente los síntomas sin plantearnos mucho más. La publicidad nos lanza continuos mensajes del tipo de: “que no te pare una acidez estomacal”, o “que no te detengan las almorranas”, y a mí se me viene a la cabeza la imagen del pobre hámster metido en una rueda que nunca cesa de girar.

Cuando comenzamos el día, lo hacemos con una energía limitada y se supone que la vamos a invertir en las cosas que nos importan, sin embargo, en muchas ocasiones, sentimos que esta energía no nos llega ni para hacer la décima parte de lo que queríamos. A veces estamos deseando, literalmente, que se acabe la jornada para poder descansar. Lo malo es que el sueño tampoco parece ser suficientemente reparador y vamos enganchando un día agotador tras otro, sin recuperarnos completamente. Quizás ese es el momento de preguntarnos ¿qué me está intentando decir mi cuerpo con esto?

Me gusta pensar que tenemos una batería como la de los teléfonos móviles que se va descargando poco a poco, a medida que pasa el día, de una manera natural, pero que también hay ciertos hábitos y actitudes que pueden gastar rápida e innecesariamente esta energía o por el contrario podemos “enchufarnos” y recargarla.

Ser conscientes de estos factores es importante para gestionar nuestro vigor y que nos dure toda la jornada. Algunos son básicos y obvios para todo el mundo: por ejemplo mantener una higiene del sueño, comer equilibrado, hacer algo de ejercicio físico, pasar tiempo con un buen amigo etc.

Sin embargo, hay otras variables que nos pueden pasar inadvertidas y que son igual de importantes. Veamos las que más me encuentro en consulta, a ver si te sientes identificad@ con alguna:

  • El otro día iba por la calle y una señora se quejaba con otra: “es que hija, LA VIDA NO ME DA para todo lo que tengo que hacer”. Me hizo gracia la expresión porque me imaginé a la señora intentando alargar el día como un elástico para que le diera tiempo a meter todas sus tareas pendientes. Si, ya sé que eres una persona muy ocupada….todos lo somos…incluso, aunque no lo creas, los que no tenemos hijos… El tema es que si uno no aprende a organizar su tiempo y a establecer prioridades, siempre va a ir con la lengua fuera. Una de las consecuencias de querer ir más rápido que la propia vida es convertirse en el “señor/a multitareas”. Llevar varias cosas al mismo tiempo, no haber terminado una tarea y empezar con otra, no centrarse en lo que se está haciendo porque se está pensando en lo siguiente….en fin…pretender poner por encima de nuestro equilibrio las exigencias de nuestra mente, tiene sus consecuencias. Mantenerse activo y ocupado es sano…no tener tiempo ni para respirar…eso no.
  • Después de este punto habrá personas que estarán pensando, “¿y si no lo hago yo, quién lo va a hacer?…claro…que fácil lo ve esta…como no tiene hijos…Bueno, por experiencia, en la mayor parte de los casos, no es que no haya otras personas que se puedan hacer cargo, es simplemente que no te gusta delegar porque “¿quién lo va a hacer mejor que tú?” Delegar significa tener que hacer frente a la sensación de que “tú lo podrías estar haciendo mucho mejor que esa persona”…¿estás dispuesto a que el mundo sea un poco menos perfecto (léase con tono irónico) y así poderte liberar un poco? 😜
  • Querer controlar lo que está fuera de nuestro control es una manía absurda del homo sapiens y también muy dañina. ¿Y qué está fuera de nuestro control? Pues los pensamientos, las emociones, las acciones y las consecuencias de las acciones de los demás y las cosas que le competen al Universo, al Azar, a Dios o a como tú quieras llamarlo. Tú lo único que puedes controlar es tu respuesta a todo esto…punto.
  • Estar todo el día “reinando”, estar “subido a la azotea”, estar “en la parra” o estar “centrifugando” es otra de las causas del agotamiento. El mejor consejo para esto, coincide con el título de un libro que, por cierto, recomiendo: “Sal de tu mente y entra en tu vida”.
  • Otra gran ladrona de la energía es la procrastinación (uno de esos palabros que nos encanta utilizar a los especiaLISTOS🤓) No hay nada que canse más que saber que tienes algo que hacer y dejarlo pendiente en un segundo plano. Es como una de esas cansinas ventanas emergentes que te salen en el ordenador cada cierto tiempo para recordarte algo.
  • Instalarte en la queja y el victimismo te quita poder personal, te hace sentir que no tienes ningún control sobre lo que te está pasando, te estanca en el inmovilismo y eso, también cansa mucho…
  • ¿Y cuando lo que pasa es que tienes cerca a una persona alojada en el lado oscuro de la vida? Un rato con alguien así y parece que te ha pasado un camión por encima. En este caso el alejamiento total o parcial (depende de lo importante que sea para ti esa relación) y alguna buena técnica para sobrellevarlo puede ser la solución.

En fin…la próxima vez que te sientas derrotad@ puedes hacer varias cosas, tomarte un suplemento vitamínico y/o preguntarte, ¿qué me está queriendo decir mi cuerpo con todo esto?

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