LA HERMANDAD DE LA SANTA CENA MUEVE A LA FE EL DIA DEL SÁBADO DE PASIÓN

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Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO

 La marcha procesional ha estado arropada en todo momento por los fieles de los respectivos barrios por donde trascurre

Con extraordinaria bonanza de tiempo, y en la previa de nuestra Semana Santa, Motril ha iniciado el despliegue de los desfiles procesionales con dos cortejos en el día del sábado de pasión. Se trata del Grupo Joven de la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, que efectúa su recorrido por el barrio donde se encuentra enclavado, y la Hermandad Sacramental de la Santa Cena y María Santísima del Amor, que tiene su sede canónica en la ermita de San Antonio y que igualmente hace transcurrir su paso por las calles que comprenden la demarcación parroquial. Buen inicio, pues de esta antesala de nuestra semana santa, con una temperatura más que agradable en la que los termómetros marcaban los 26º a las 18:00 hrs y, además, con una ausencia total de viento, lo que ha favorecido la presencia de público en las calles y el buen transcurrir de ambas procesiones.

La Santa Cena es ya la hermandad señera del sábado de pasión, aunque en sus inicios ejercitaba su salida una semana antes del domingo de ramos. Es, desde luego, todo un ejemplo de buen hacer en el ámbito corporativo y penitencial, tal y como lo ha venido demostrando con el paso de los años. Así ha sido, pues no hay más que recordar que con paso firme y laborioso ha pasado de ser una asociación parroquial a una pre-hermandad y, finalmente, una hermandad de pleno derecho al momento de quedar aprobados sus estatutos fundacionales el día 20 de octubre de 2015. Actualmente, es su hermano mayor David Vázquez Padial, que se estrena en el cargo en esta función penitencial tras haber sustituido a su predecesor, Antonio Jesús Sánchez García. En el desempeño del actual ejercicio cofrade, la hermandad ha sacado a la calle un atractivo cartel del que es autor Carlos Salcedo Funes, instantánea que refleja con gran sentimiento la extraordinaria implicación del barrio y de todos los fieles ante el soberano paso del Cristo de la Fe.

La hermandad de la Santa Cena protagonizaba en el día de ayer, sábado, 23 de marzo, un cortejo que ha llamado poderosamente la atención por su seriedad, su organización y su saber marchar en la calle portando un paso procesional en el que se alternan dos cuadrillas, una masculina y otra femenina, entre las que prima la juventud de sus componentes y esa sentida devoción que arraiga en la imagen del Cristo de la Fe. La iconografía lo dice todo, es el último banquete eucarístico que Cristo comparte con sus discípulos en los días previos a su muerte en la cruz. Desde sus principios, solo  procesiona la imagen titular, aunque la hermandad cuenta ya con su titular mariana y las siete imágenes de los santos apóstoles que recrean esa última cena del Señor en un auténtico compendio de catequesis cristiana que se deja ver en el altar de la ermita de San Antonio.

El cortejo del Cristo de la Fe salía a la calle desde el salón parroquial de la ermita de San Antonio a las 17:58 hrs de la tarde. Mientras, en el interior, se hacía la primera “levantá”, al tiempo que en la calle, la Agrupación Musical de Nuestra Señora de la Encarnación, interpretaba la célebre composición “El Oboe de Gabriel”, original del compositor Ennio Morricone. Como es preceptivo, la composición musical quedo interrumpida al salir a la calle el paso del Cristo de la Fe a los sones de la “Marcha Real”, instante que quedó constatado a las 18:04 hrs de la tarde.

Dispuesto el cortejo en la calle, abre su marcha la cruz de guía, que muestra en su cruceta los símbolos eucarísticos que son propios de la corporación: la vid, las espigas de trigo, el cáliz de la sagrada cena y las tres potencias que portaba en sus orígenes la imagen titular. Marcha flanqueado por dos faroles, a los que sigue el séquito de la “pavera” infantil, que en un número superior al de cuarenta niños hacen el reparto de estampitas de los sagrados titulares. A continuación, la larga fila de nazarenos que en un número superior a los sesenta hermanos van dispuestos en dos filas y portando cirios de cera blanca en sus manos. Este año los nazarenos cuentan como novedad el bordado del escudo heráldico sobre el capillo que fue diseñado en su día por Kiko Rodríguez, director de la revista de Semana Santa “El Muñidor”. Muestra éste, en estilo barroco, dos cartelas, una a la de la izquierda sobre fondo rojo con la exposición del cáliz de la eucaristía, un racimo de uvas y la espiga de trigo. Y, a la derecha, sobre fondo azul cielo, un corazón que representa el amor inmerso en la M de María, que es el identificador de la titular mariana, Nuestra Señora del Amor. Como nexo de unión de ambas figura el corazón agustiniano, congregación que en sus principios acogió a la hermandad en la parroquia de San José. Corona el escudo la sagrada custodia sobre fondo rojo, que identifica a la hermandad con su condición sacramental, figurando el anagrama de Cristo, JHS, acrónimo de Jesús, Hombre Salvador, que aparece rematado con una cruz latina.

El centro del cortejo penitencial viene representado por el guion de la “bacalá”, donde se hace presente, igualmente, el escudo heráldico de la hermandad. Le acompaña una presidencia de la cofradía del Santo Sepulcro, en calidad de padrinos de la imagen del Cristo al momento de ser bendecida en la parroquia de San Antonio. Junto a ellos se dispone la representación municipal en la que figura la alcaldesa de la ciudad, Luisa María García Chamorro, y la presidencia religiosa que ostenta su consiliario, D. Daniel Barranco Rodríguez, el vicario y anterior consiliario, D. Alberto Sedano Rodríguez, y el párroco de Nuestra Señora del Carmen del Varadero,  D. Alejando Pablo Anguís Rodríguez. Y, junto a ellos, David Vázquez, hermano mayor de la hermandad, en traje penitencial.

Siguiendo el protocolo organizativo de la procesión, se dispone ahora el cuerpo de acólitos e incensarios, que en su orden preceden al paso del Cristo de la Fe. Sobre la canastilla se alza majestuosamente su titular, obra del imaginero granadino Ángel Asenjo Fenoy. Como es habitual, la imagen ha sido aderezada por su tradicional vestidor, Juan Manuel Calderón Florido, vistiendo para la ocasión túnica de color blanco y mantolín en terciopelo de color rojo sacramental. Estrena, asimismo para la ocasión, el cíngulo y borlas en color oro y un juego de gemelos que representan el Alfa y Omega, es decir, el principio y el final, junto a un broche con su nombre, elementos que han sido donados por los trabajadores del supermercado Carrefour de la Rambla de Capuchinos. La hermandad, como novedad, ha sustituido este año los tradicionales “palermos” por un juego de cuatro campanas clásicas. Además, este año, el paso ha ostentado un renovado equipo directivo que ha comandado su capataz, Juan Manuel Espinosa Alaminos, al que han secundado en labores asistenciales José Manuel Maldonado Jiménez y Francisco García García.

Tras el paso ha marchado una nutrida presencia de fieles de los barrios adyacentes a la parroquia, que en auténtica procesión de fe han seguido en silencio todo el recorrido procesional. Y, finalmente, cierra  el cortejo la Agrupación Musical de Nuestra Señora de la Encarnación de Almuñécar, que con la calidad y estilo que le es propio, han interpretado conocidas marchas procesionales muy propias del paso que acompañan, entre ellas, “En la Cena del Señor”, “Bendición con tu fe”, “La Saeta”, “Señor de San Roman”, Pange Lingua” y otras muchas más.

Llegada la hora de la clausura, el paso ha sido encarado hacia la ciudad, mientras la titular mariana era ubicada bajo el dintel del pórtico. En ese momento, el consiliario de la hermandad ha procedido a entonar la oración y la bendición al pueblo de Motril desde las alturas donde se domina todo el plano visual de la ciudad. El transcurrir del paso junto a María Santísima del Amor ha sido especialmente emotivo, pues la Agrupación de Nuestra Señora de la Encarnación ha entonado la marcha “Madre de Nuestra Fe”, dedicada a la Virgen del Amor, mientras se hacía una “levantá” a pulso por parte del cuerpo de costaleros.

A toque de la marcha real, se ha producido el encierro en el salón parroquial, quedando todavía un emotivo instante en el que se entonado la última “levantá” por parte del capataz, que ha dedicado a todos los componentes de la corporación y el cortejo, así como al grupo infantil, la “pavera” que en el día les han acompañado y que han de ser la savia nueva que impulse en años venideros a la corporación. La levanta se ha verificado con las voces de todos ellos que conjuntamente han pronunciado ¡A ella!

Buen inicio, pues de la previa a la Semana Santa motrileña, que ha enseñoreado por las calles de la ciudad dos actos procesionales que han gozado del notable y significativo acompañamiento del pueblo en muestra a la fe que atenaza sus corazones.

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