El Calvario del Cristo de la Expiración enmudece a la ciudad a su paso por las calles

0
914

Domingo A. López Fernández/EL FARO

Fotos: EL FARO

EN EL FARO, ECOS DE NUESTRA SEMANA SANTA: La cofradía de la Santa Vera Cruz ejercita su penitencia pública con un solemne cortejo el día del Viernes Santo     

Segundo día festivo y consecutivo el que trae hasta Motril el Viernes Santo, jornada en la que la iglesia celebra el Triduo Pascual en recuerdo de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Es día festivo, desde luego, pero la liturgia católica rememora la muerte de Jesús en la Cruz, de ahí que no se celebre la eucaristía sino la “liturgia de la pasión del Señor” en la tarde y se persista en la antigua tradición de no comer carne en este día. En el otro ámbito, el vacacional, se nota en la ciudad el ambiente festivo que le confieren personas venidas desde distintos lugares para disfrutar de unas cortas vacaciones y hacer uso de sus playas. Se nota, por tanto, el ambiente de fiesta y diversión a pie de calle, con bares y establecimientos de restauración con lleno hasta la bandera; eso sí, en la mañana, pues a la tarde, para el católico y el amante de las buenas tradiciones, vuelve la jornada de luto que impone la muerte del Salvador y toca ver las procesiones en la ciudad.

Son dos las cofradías que en el día tienen fijada su salida penitencial en Motril, las dos con sede canónica en la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. En concreto, la de la Santa Vera Cruz, que lo hace tempranamente, a las 19:30 hrs de la tarde, y la que es oficial para el Viernes Santo, la del Santo Sepulcro, que inicia la práctica de su ejercicio penitencial a las 21:00 hrs de la noche. Ambas confieren al día esa magnificencia que reportan sus renombrados pasos de pasión; la primera con un calvario que está representado por un Cristo expirante junto a su Madre Dolorosa, con título de María Santísima del Valle, y la figura de San Juan. La segunda, con el sacro cortejo que muestra al Redentor en una urna de plata acompañado de su madre, ahora con la advocación de  Nuestra Señora de los Dolores.

Salvados los problemas internos y de reorganización, la Primitiva y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Santa Vera Cruz ha logrado asentarse con fuerza en el panorama pasionista de la ciudad. Con esfuerzo y tesón, su junta de gobierno está librando obstáculos y recomponiendo sus enseres procesionistas, al margen de intensificar las actividades propiamente corporativas. Tal es así, que el viernes de Dolores, como antesala a la Semana Santa, la corporación verificaba en la iglesia Mayor parroquial un Santo Vía Crucis interno portando la reliquia del “Lignum Crucis”, sagrado fragmento original de la verdadera Cruz de Cristo. Asimismo, fiel a la tradición, la junta de gobierno de la hermandad convocaba a sus hermanos a estar presentes en la celebración de la “Hora Nona”, acto que recuerda la hora de la muerte de Cristo en la cruz. Se verificaba éste en el atrio de la iglesia a las 15:00 hrs y en presencia del consiliario, D. José Albaladejo, junta de gobierno y hermanos de hermandad, además de dos miembros de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario, que con sus cornetas verificaban el consabido toque de oración y silencio. Sentida plegaria, pues la que se pudo escuchar en este día dirigida al titular, al que exhortaban con una oración que invocaba pública y textualmente su adoración “porque con tu santa cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Santísimo Cristo de la Expiración, adoramos las llagas de tu Corona de Espinas y por la sangre que por ella derramaste, te pedimos perdón por todos nuestros malos pensamientos y deseos que  voluntariamente consentimos. Por el desaliento ante los sacrificios. Por nuestra falta de fe…”.

En la tarde, tal y como estaba fijado, la cofradía de la Santa Vera Cruz efectuaba con puntualidad su salida penitencial por la puerta lateral del crucero. Abría su marcha el muñidor, que a toque de campana hace caminar el cortejo, figura que este año constituye una novedad y es típica de las corporaciones de “silencio”.  Le sigue la cruz guía bajo escolta de dos faroles, al que siguen dos filas de hermanos de penitencia que portan sus cruces al hombro y que van ataviados con túnica y capillo de color negro para mostrar el duelo por la muerte de Cristo. Tras ellas, y junto al fiscal de filas, se dispone el hermano portador del libro de reglas que va flanqueado por dos varas presidenciales y la popular “bacalá” que muestra el escudo corporativo y que lo hace con cuatro varas.  Finalmente, el cuerpo de acólitos con pertiguero e incensarios, que preceden al impresionante paso de misterio que ha sido tallado en madera de cedro y que marcha en modalidad de trabajadera sevillana. Sobre la canastilla, el calvario en el que se muestra públicamente la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, primera obra a tamaño natural que realizara el escultor Raúl Trillo en el año de 1999. Se trata de un Cristo crucificado que sigue la tradición imaginera de la escuela sevillana del barroco y que aparece captado en el momento de expirar su último hálito de vida. A su lado, su titular mariana, la Virgen del Valle, realizada por el escultor Miguel Ángel González Jurado en el año 2005, que porta para la ocasión la saya de tisú de color burdeos que ha sido confeccionada en el taller de costura de la hermandad, así como cinturilla del reputado bordador jienense Pedro Palenciano y un llamativo manto de terciopelo verde, además de significativas joyas como la propia corona de salidaquees obra del conocido orfebre Alberto Quirós. Estrena, además, encaje de tul dorado alrededor del rostrillo y la cruz de plata de ley original del orfebre Jesús Cosano Cejas. Junto a ella, la imagen de San Juan Evangelista, también del mismo escultor, que la pudo ultimar en el año 2021 y que constituye un auténtico estreno en el paso de misterio. Viste para la ocasión un llamativo mantolín en terciopelo rojo que ha sido realizado por la conocida cofrade motrileña María José Blanco López,  y cordón y bolos en hilo de oro. Por lo que respecta al exorno floral del trono de Cristo, ha sido compuesto por la empresa motrileña “El Olivo, Flores y eventos”, destacando en él la expresión de duelo que le confieren conjuntos de flores de color morado y malva, entre ellos diversas variedades de alhelíes, claveles, alstroemerias y flores de cera.

Tras dos años de parón en lo que al ejercicio de penitencia se refiere, la cofradía ha dedicado un gran esfuerzo a recomponer su patrimonio artístico y procesional, parte del cual no pudo ser estrenado en su día y lo ha podido hacer en el presente ejercicio. Por ello se ha de destacar la figura del muñidor, con sus nuevos ropajes y la campana de bronce que llama a caminar a los penitentes. También la cruz guía, original del orfebre granadino Alberto Quirós, así como los faroles que le acompañan, obra de la acreditada casa lucentina Paula Orfebres. Asimismo, la corona de salida de la Virgen y las potencias del Cristo, obra del orfebre sevillano Joaquín Osorio, el llamador del paso de misterio, que lo es del taller de orfebrería Orovio de la Torre (Ciudad Real), y otras  señaladas piezas como el  “Palermo” del cuerpo de ciriales o el nimbo de San Juan, obra igualmente del orfebre Alberto Quirós.

El itinerario propuesto por la junta de gobierno de la cofradía de la Santa Vera Cruz para este año ha partido desde la iglesia Mayor parroquial y ha continuado por plaza de España, Romero Civantos, Díaz Moreu, Catalanes, Zapateros, Plaza San Agustín, Ruiz, Señor de Junes, Manjón, Cañas, Jazmín, Plaza de la Libertad, Cardenal Belluga, Curucho, Arco Oliver, Cruz de Conchas, Chispas, Nueva, Teatro, Plaza Bustamante, Plaza Cruz Verde, Gaspar Esteva, Emilio Moré, Romero Civantos, Plaza de España y proceder desde aquí al encierro en la iglesia. En total casi cuatro horas de recorrido procesional marcado en todo momento por la austeridad, el silencio y el sentido de duelo que le han imprimido los hermanos de hermandad y la propia Coral Armiz con una escogida selección de cánticos religiosos de muy diversas épocas. A lo largo del cortejo se ha podido escuchar, por ejemplo, “Popule meus”, de Tomás Luis de Victoria, original del siglo XVI, que deja ver un auténtico examen de conciencia cuando refiere en su letra: “pueblo mío ¿Qué te hice? ¿En qué te he fallado? Respóndeme…”. También el “Stabat Mater Dolorosa” de Zoltan Kodaly, original del siglo XX, cuya letra ya nos es muy familiar tras reiterarse su cántico en numerosas ocasiones en la iglesia Mayor el día del viernes de Dolores. Esta sentida plegaria viene a plasmar la tierna escena del Calvario cuando hace expresar que “Estaba de pie la madre dolorosa, llorando junto a la cruz, mientras el Hijo pendía. Su alma que gemía, contristada y dolorida traspasó una espada. ¡Qué triste y desconsolada estuvo aquella madre bendita del Hijo Unigénito”.  Además de éstas, se han podido escuchar “A la hora Nona”, de Luis Alberto Campos (siglo XX), “Pecantem me quotidie”, de Cristóbal de Morales (siglo XVI), “O Jesu Christe”, de J. van Berchem (siglo XVI) o “Lux Aeterna”, de Fernando Moruja, original del siglo XX, en la que se deja oír lastimeramente que, “en  la muerte: que la luz eterna brille para  ellos señor”.

Pasadas las 23:00 hrs de la noche, el cortejo de la Vera Cruz accedía a las escalinatas de la iglesia Mayor para proceder ya a su clausura, no sin antes verificarse un último canto sacro en el mismo atrio que fue ofrecido por la Coral Armiz a modo de despedida de la que ha sido su brillante actuación en ésta, su primera aparición pública en la Semana Santa motrileña.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, introduce tu comentario
Por favor, introduce tu nombre aquí