RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

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EL CAMINO DE LAS CAÑAS. LA ENORME TRANSFORMACIÓN URBANA DE UNA TRADICIONAL CALLE MOTRILEÑA

MANOLO DOMÍNGUEZ -Historiador y Cronista Oficial de la Ciudad de Motril-

Las calles de una ciudad son una continuación de la vida de sus habitantes, forman parte de sus hogares, de su forma de compartir. Si recorremos Motril y nos fijamos en los indicadores de sus calles veremos nombres de santos, vírgenes, escritores, sabios, políticos, vecinos, familias y también nombres que hacen referencia a antiguos gremios o palabras que tienen su origen no tanto en un acto intelectual, sino más bien en una expresión popular. Cada una de las calles de nuestra ciudad tiene una historia singular y el nombre de muchas de ellas es el recuerdo de épocas pasadas, que se deben conservar como memoria y tradición en la historia de la ciudad y testimonio del patrimonio cultural motrileño.

Pero no podríamos hablar de calles con historia sin mencionar una de las más arraigadas y antiguas de Motril: el Camino de las Cañas.

Originariamente debió ser un camino exterior al arrabal del Manjón en el sitio que llamaban la Esparraguera delimitado por tres ramblas: la de la Palma, la de la Coracha y la del Manjón. Esa zona durante gran parte del siglo XVI estaría prácticamente despoblada, ya que la entrada Motril desde el camino se hacía por la actual calle de San Francisco hasta la puerta de Granada, aunque ya en 1529 se había creado un pequeño barrio en la rambla de la Coracha, zona hoy conocida como rambla de Cenador. En época morisca es posible que se le denominara como el camino de Baytalhamund y en 1604 era conocido como el camino real que unía la ermita de San Sebastián con la de San Roque; es decir, enlazaba, por fuera de la población, el camino de Salobreña con el de Granada que se iniciaba, en ese siglo, en la mencionada ermita de San Roque, hoy del Carmen. A fines del siglo XVI y principios del XVII este camino comienza a poblarse regularmente y debió empezar a ser utilizado como vía para el trasporte de cañas hacia los ingenios de azúcar situados al levante de Motril, como el ingenio del Rey o el Ingenio del Trapiche o el de Vicencio. En 1648 el regidor Alonso de Chaves dice, en su testamento, que tiene su casa en la “calle de las Cargas de Cañas”, frente al sito de la Esparraguera y desde mediados de este siglo, el ya llamado calle del “Camino de las Cañas”, se convierte en un centro de atracción urbana muy notable y se inicia la construcción de numerosos edificios. Muchas familias de pequeños labradores, empleados de ingenios, pequeños comerciantes y algunos ricos y nobles construyen allí sus casas, estando totalmente poblado para fines del siglo XVII.

Realmente la denominación de “Camino de las Cañas” debería incluir en puridad solamente la vía existente entre las dos ermitas citadas como se decía en el siglo XVII, aunque posteriormente la denominación se amplió hasta la calle Cartuja y Cuatro Esquinas; zona que, también, recibió en algunos momentos la misma denominación.

La conformación de la calle no debió variar mucho desde el siglo XVIII hasta el último tercio del siglo XX, cuando la construcción descontrolada de bloques de pisos, destrozó sin remedio el urbanismo homogéneo de una de las calles que mejor habían conservado la estructura urbana tradicional motrileña. En la actualidad, el Camino de las Cañas nada tiene que ver con el que conocimos hasta principios de los años 70 del siglo XX. Apenas nada se ha conservado de aquellos edificios que aún podemos ver en las antiguas fotografías.

En el Camino de las Cañas construyeron grandes casas el conde de Bornos, los marqueses de Valera, cuya casa principal lindaba en 1752 con el inicio de la calle y con la huerta de la Palma. El marqués de Castro Serna tenía otra casa principal que hacia fachada al Camino de las Cañas y por detrás con el llamado “Huerto de Porras” que lindaba con la calle de San Medel o el regidor Antonio Fonseca que, también, se había construido en esta calle su gran casa principal. Lindando con la casa del marqués de Castro Serna había una calle, hoy desaparecida que comunicaba el “Camino” con la placeta del San Medel. En esta calle, que se llamaba del Vicario Viejo, había un horno muy antiguo llamado del Vicario y tenía su casa principal de grandes proporciones la familia Quesada, y que limitaba por el sur con la calle Rambla del Cenador. Podríamos citar muchas más de las casas que hoy ya no existen, algunas de valor arquitectónico o tradicional. Baste recordar la Casa de las Atarazanas en la entrada de la calle, o la gran casa solariega en la subida de la cuesta, el famoso “Rulo del Pardíco” o la antigua alfarería de las “Pipoteras”. La actual calle de “Pocotrigo”, la original estaba junto a la calle Virgen de Valle, se llamó “Calleja del Camino de las Cañas” hasta mediados del siglo XIX y al pequeño ensanchamiento en la confluencia de la calle con la Rambla de Manjón se le conoció como “Tiendas de Valdivia” en el siglo XVIII.

Tras le Guerra Civil se le puso el nombre de “General Queipo de Llano”, denominación que no tuvo éxito, pues siempre fue conocida por su nombre tradicional.

Una recopilación de fotos, algunas de Valdivieso, de Peña o de Paisajes Españoles; nos pueden servir para apreciar cómo se ha modificado la calle en los últimos 60 años. La trasformación ha sido formidable. Nos queda, al menos, la memoria gráfica de una de las calles más tradicionales de Motril.

Colección particular, José Marín Herrera
Colección particular, José Marín Herrera

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