VERBA VÓLANT

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¡POSTUREO!

TERESA MARTÍN -Escritora-

¡Mira que una es paciente…! Pero pasa que un día la peineta se me cae del moño y algunas cosas que observas, no tanto por interés, como por repetitivas, terminan por ser la ‘gotica’ que faltaba.

Con respecto a las televisiones públicas  y la manipulación de las mismas, por parte de los políticos de turno, la sensación de los ciudadanos es que nos toman por idiotas abiertamente y sin tapujos. Con esto, no quiero referirme al conjunto de los profesionales que se ganan su pan honestamente, aunque algunos acumulen tanta gloria, que es imposible obviarlos.

Tenemos ahí a Mariló Montero, que no pierde ocasión para descubrirnos su alta capacitación intelectual y también al último de Filipinas, Sergio Martín, con su sonada entrevista a Pablo Iglesias.

¡Mecachis!

Pero esto no se queda aquí, en el ente nacional, sino que trasciende y se eleva como espuma mugrienta, al resto de televisiones autonómicas y locales de las que los políticos han hecho su finquita particular, para hacerse sus migas con chorizo. Y nunca mejor dicho.

Y luego están otras que ni pinchan ni cortan sino todo lo contrario, como nuestra tele local, la de Motril. Esa, que ha pasado de ser un escaparate en donde se miraban los motrileños, a ser el… espejito, espejito, ¿dime quién es la más bella de la República Independiente?

Y me sabe realmente mal criticar este medio por muchísimos motivos. Entre ellos, porque trabajé en él  y porque admiro y respeto profundamente a los trabajadores que intentan cada día, desde el mismo medio, realizar una labor digna, todo lo digna que se les permite. Porque conozco personalmente a parte de la plantilla que lo compone desde sus inicios, porque su profesionalidad no está en duda y porque están, tristemente, tarde y mal pagados.

En realidad, la audiencia de la tele motrileña, desciende a velocidad supersónica. La gente quiere verse en su tele local, quiere participar, tener su minutito de gloria y esto no sucede, porque cada vez es menos televisión de los ciudadanos y es más el “soma” diario a modo de chute egocentrista del equipo de gobierno de la noble y leal…

Particularmente ya no veo TeleMotril, estoy hasta las narices de tanto NODO. Es como un cacharrito de esos que te compras en los puestos para turistas, en los que vas pasando fotogramas de los monumentos de la ciudad. En este caso, le vas dando a la palanquita y aparece siempre la cara de Doña Luisa, ora de cortes de lacitos de autovías, ora de bastones de mando y móviles en ristre, en Semana Santa, de rebujitos consistoriales en las Cruces de Mayo, o de selfie navideño en la inauguración de las luces con corte de tráfico incluído.

¡Menudo coñazo!

El caso es que el jueves, 11 de diciembre, tuve el “placer” de asistir en vivo y en directo, a otro momentazo para ulterior postureo televisivo, en el Teatro Calderón de Barca de nuestra ciudad. El motivo, la conmemoración del sesenta y seis aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la que niños de diferentes colegios de Motril, han recitado todos los artículos, excepto unos pocos, reservados para la señora alcaldesa y dos de sus concejalas.

No seré yo quien se atreva a configurar la programación del cajón motrileño, pero digo que, ya que estaban allí las cámaras, dispuestas a recoger y guardar para la posteridad el acto, molesta que se hayan marchado justo detrás de su “amo”, dejando sin cubrir la representación de la obra El Principito, que interpretaron después los alumnos del colegio San Agustín.

REPRESENTACIÓN TEATRAL 'EL PRINCIPITO'

En la obra, preciosa, si se me permite el inciso, y preparada durante todo un año bajo la dirección de Doña Ana Constan, no actuaban las autoridades ni sus hijos, de ahí que no haya ni una sola imagen en la videoteca del medio que pagamos todos los motrileños con nuestros impuestos.

Ha sido representada por una treintena de niños y niñas de doce años, entre ellos mi hija. ¡Vaya! Diréis, ya está aquí la razón a tanto mamoneo… Pues sí, lo reconozco abiertamente para que no queden dudas, acerca del impulso que me ha movido a escribir todo esto.

Que esto que leéis, es un resumen del cabreo tan instintivo, primitivo y visceral, propio de cualquier progenitor al que le rozan a sus cachorros. Pero además, es un cabreo legítimo, porque esa tele la pago yo y la pagamos todos, porque la actuación ha estado sublime y  porque el mutis por el foro ha sido tan descarado, que más les hubiera valido no aparecer en la fotito de hoy.

He dicho.

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