EL ÚLTIMO VIAJERO ROMÁNTICO

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SER SOLDADO

Iñaki Rodríguez -Escritor-

Todo el mundo tiene un secreto. El mío es ser soldado. No todos se dan cuenta, pero el peligro es siempre inminente. El mal se oculta, pusilánime, bajo caretas que el destino, tarde o temprano, desenmascara. A veces suceden desgracias e infamias, en momentos que uno no imagina, otras se presagian. Mientras los demás duermen, yo vigilo. Fui adiestrado para combatir, en pequeñas y grandes batallas. Instruido para pensar como caballero y vivir como soldado. Busco la verdad, en un mundo de mentiras. Trato de encontrar la senda correcta y ser justo, en un laberinto de injusticias. Soy disciplinado en la anarquía y, en el caos, ordenado. El orden lo es todo: Quietud y equilibrio. Cuando el orden se extingue, se originan contiendas. Nadie anhela más la paz que un soldado. La guerra es miseria, terror, destrucción, la nada. Huyo constantemente de la comodidad. En el confort no habita la verdad. Vivo con poco y no poseo grandes lujos, ni riquezas. En la opulencia, la verdad tampoco arraiga. Con nobleza y lealtad, lucho contra la conveniencia. Intento estar siempre en forma y a la altura de las circunstancias. Disponible, por si mi patria me necesitara o mi familia de mí precisara o Dios cuando gustare me llamara.  En el Creador confío y solo ante él me arrodillo. Solo gloria a Dios o en latín: Solideo gloria. Cumplo mi deber, con valentía. Asumo las consecuencias de mis propias decisiones. El amor me impulsa a finalizar, con éxito, cada misión que encomienda mi existencia y vive en mí, una profunda afección por mi patria, familia e historia, mi comunidad, cultura y tradiciones y por un proyecto común. No siento apego a lo material. Cuando llegue la hora de la verdad, no sé si contaré con algo que me ayude a enfrentarme a los lances que depare la vida, quizá no. Son cuerpo y espíritu, corazón y mente, las mejores armas, cuidémoslas. Escudo luminoso, que nos protegerá de la acometividad de las tinieblas. Nada ni nadie nos lo arrebatará. Tengo admiración por los que nos precedieron, pues lograron construir todo lo que hoy disfrutamos. Profeso un inmenso respeto, a todos y a cada uno de mis semejantes, incluso a mis más acérrimos enemigos y acato, con dignidad, tesón y sacrificio, un continuo afán por mejorar… ¡Por mi honor! ¡Prefiero morir siendo un valiente, a vivir siendo un cobarde!

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