EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

✍Antonio Gómez Romera

Domingo, 18 de mayo de 2025

EN EL DXVI ANIVERSARIO DE LA CONQUISTA DE LA PLAZA NORTEAFRICANA DE ORÁN POR EL CARDENAL CISNEROS

Bandera del Cardenal Cisneros en la Conquista de Orán (va en horizontal).

Tal día como hoy, domingo, 18 de mayo, festividad de San Félix de Cantalicio (siglo XVI), fraile franciscano poseedor de un alma alegre y ligera que lo ayudó a elevarse hasta las alturas de la mística, en la que ya es vigésima semana de 2025, se cumplen 516 años (1509) de la conquista de la plaza norteafricana de Orán por el cardenal Cisneros (Francisco Jiménez de Cisneros o Giménez de Cisneros, 1436 – 1517), arzobispo de Toledo, regente de Castilla, primado de España y tercer inquisidor general de Castilla, perteneciente a la Orden Franciscana (O.F.M. Obs.).

«Cardenal Cisneros conquista Oran» – óleo de Augusto Ferrer-Dalmay Nieto.

Antecedentes

El periodista, historiador, político y escritor satírico palentino Modesto Lafuente (Modesto Lafuente y Zamalloa, 1806 – 1866) que usó los pseudónimos de “Fray Gerundio” y “Pelegrín Tirabeque”, nos dice en su monumental obra “Historia General de España desde los tiempos más remotos hasta nuestros días” (1850 – 1867), sobre los antiguos proyectos de Cisneros para la conquista de África: “Ya en vida de la reina Isabel, y a persuasión del arzobispo de Toledo don Fr. Francisco Jiménez de Cisneros, hombre de elevados pensamientos y dado a las grandes empresas, había habido el designio de llevar las armas cristianas al África y arrancar las ciudades de la costa berberisca del poder de los infieles. Encargado estuvo ya el conde de Tendilla de dirigir y comandar la armada que se pensó enviar al litoral del continente africano; pero la muerte de la reina y las novedades que se siguieron en Castilla fueron causa de que se suspendiese aquella expedición. A poco tiempo volvió a insistir el primado de España con el Rey Católico, regente del reino, en la conveniencia de que se realizara aquel pensamiento. Fernando acogió la empresa, para la cual le prestó el prelado toledano once cuentos de la moneda de Castilla, y no tardó en salir del puerto de Almería y cruzar las aguas del Mediterráneo una armada al cargo del valeroso don Diego Fernández de Córdoba, alcaide de los Donceles, llevando consigo al entendido marino don Ramón de Cardona (agosto 1505). El resultado de esta expedición fue apoderarse de la ciudad y castillo de Mazalquivir en la costa de Berbería (setiembre), puerto cómodo y muy importante para el comercio con Orán, de donde dista solo tres cuartos de legua, y a donde se refugiaron los moros que la defendían”. “Cuando el rey vino de Nápoles a Castilla, se volvió a promover la empresa de África, para la cual ofrecía buena ocasión la guerra que al rey de Fez hacían sus dos hermanos, uno de los cuales ofreció al rey Fernando que le daría su favor y ayuda para la conquista de Orán y de otros lugares de la costa, siempre que él le pusiera en posesión de la ciudad de Túnez que decía pertenecerle, obligándose además el moro a darle en rehenes su hijo mayor. En virtud de esta propuesta mandó Fernando aparejar una buena flota en Málaga al mando del conde Pedro Navarro, y de cuyo orden y provisiones cuidaba muy principalmente el ya cardenal de España Jiménez de Cisneros (1508). Más como en aquel tiempo anduvieran los corsarios berberiscos inquietando e invadiendo continuamente la costa de Granada robando y haciendo cautivos, de orden del rey salió Pedro Navarro con sus naves contra ellos, les tomó algunas fustas, mató muchos moros, y dando caza a los demás llegó hasta la costa fronteriza de África, y les ganó el Peñón de la Gomera (julio 1508), castillo de muy extraña fortaleza, construido sobre un peñasco dentro del mar, con lo que quedaron protegidas las costas de Andalucía y de Valencia contra las correrías de los piratas”.

Cardenal Cisneros. Eugenio Caxés (1605).

El septuagenario cardenal Cisneros aconseja al rey Fernando que emprenda seriamente la conquista de Orán, ciudad opulenta y bien murada del reino de Tremecén, uno de los mejores mercados para el comercio con Levante, asilo y madriguera de multitud de corsarios musulmanes que infestan y estragan las costas del Mediterráneo. Cisneros se ofrece para anticipar todo el coste de la empresa pagando todos los sueldos, provisiones, fletes y demás que fuese menester para el equipo de las naves y mantenimiento de la gente de guerra y a mandarla él mismo. Y el 29 de diciembre de 1508 el rey Fernando firma una Capitulación en la que pone a cargo del cardenal arzobispo la dirección y proveimiento de la armada y los gastos de la guerra y el rey se obliga a indemnizarle con los dineros que se fueran cobrando de la décima y subsidio en todos sus reinos y señoríos.

Se nombra general de la armada al conde Pedro Navarro y capitanes a Diego de Vera, el conde de Altamira, Gerónimo Vianelo, Gonzalo de Ayora, García Villaroel y otros caballeros de los que más se han distinguido en las guerras de Italia. Y, en la primavera de 1509, ya se encuentra aparejada en el puerto de Cartagena una armada de 10 galeras y 80 naves menores, con 14.000 hombres de desembarco y, el 16 de mayo, parte la armada de Cartagena, arribando al día siguiente al puerto de Mazalquivir.

La conquista de Orán

Nos dice Modesto Lafuente en su citada obra sobre las primeras horas en Mazalquivir: “El cardenal de España recorrió las filas montado en una mula, vestido con los hábitos pontificales y con la espada al costado, rodeado de sacerdotes y religiosos, entre ellos el franciscano Fr. Fernando, que montaba un caballo blanco, llevando el tahalí y la espada sobre el sayal, y en la mano el estandarte arzobispal con la cruz, cantando todos muy devotamente el himno “Vexilla Regis prodeunt”. El venerable prelado, después de ordenadas las tropas, subió a un repecho, desde el cual les dirigió una enérgica arenga, exhortándolos a pelear con esfuerzo contra aquellos infieles que habían querido esclavizar la España, y a penetrar animosos en la ciudad y sacar de las mazmorras a los cristianos que gemían cautivos y a quienes sus madres esperaban ansiosas de abrazarlos. «Yo quiero, añadió, tener parte en esta victoria, y seré el primero en el peligro, porque me sobra aliento para plantar en medio de las huestes enemigas esta cruz, estandarte real de los cristianos, que veis delante de mí, y me tendré por dichoso de pelear y morir entre vosotros, como muchos de mis predecesores lo han hecho»” (…) y dejando a Navarro el mando del ejército y de la batalla, les dio su bendición y se retiró a orar a la capilla de San Miguel de Mazalquivir”.

Conquista de Orán por el Cardenal Cisneros – Juan de Borgoña – 1514.

El general Pedro Navarro ordena inmediatamente el ataque. Resuenan las trompetas por valles y cerros. Las tropas, divididas en 4 cuerpos, a la voz de “Santiago” comienzan a trepar por las ásperas laderas de las montañas sufriendo los tiros de flemas y de piedras que los musulmanes, desde lo alto, les arrojan. Navarro maniobra 4 piezas de artillería y sus disparos hacen que los wahranis, gentilicio de los naturales de Orán, huyan dispersos y despavoridos hacia las puertas de la ciudad.

La armada española, anclada frente a la plaza de Orán, bate incesantemente con su artillería los muros de la ciudad; desembarcan en la orilla las tropas que llevan a bordo y comienzan a escalar las murallas. Modesto Lafuente, lo narra así: “El capitán de la guardia del cardenal, llamado Sosa, fue el primero que a la voz de ¡Santiago y Cisneros! Plantó sobre los adarves la bandera que representaba por un lado la cruz y por otro el blasón de las armas del primado. Inmediatamente se vieron ondear otros seis estandartes sobre los muros. Apoderáronse los soldados de las puertas, se abrieron, y penetró todo el ejército en la ciudad arrollando y pasando a cuchillo cuanto encontraba sin perdonar ni sexo ni edad. Algunos moros se refugiaron en las mezquitas o se fortificaron en las casas. Los soldados vencedores se entregaron desenfrenadamente a la licencia y al saqueo, sin que la voz de Navarro bastara a contenerlos, hasta que cansados y saciados de sangre, de manjares y de vino, se entregaron embriagados al sueño, reposando los vivos entre los muertos, todos confundidos y mezclados. Solo Navarro y sus capitanes velaron aquella noche. Horrorizados de tanta mortandad y tanto exceso, ofrecieron perdón a los refugiados en las mezquitas y los obligaron a rendirse. Llegado el día, ordenó Navarro que se limpiase la población de tanta impureza como la infestaba, y avisó al cardenal para que fuese a tomar posesión de la importante conquista que acababan de hacer las armas españolas. El portador de esta feliz nueva fue el capitán Villarroel. El cardenal la recibió con modesta alegría, dio gracias a Dios, y al día siguiente partió en una galera a Orán con los religiosos y sacerdotes que solía llevar en su compañía. Llenose su alma de santo júbilo cuando divisó los pabellones cristianos ondeando sobre los alminares de la opulenta ciudad morisca (…)”.

Conquista de Orán, por Francisco Jover y Casanova.

El gobernador de la alcazaba le presentó las llaves de la fortaleza: púsose a su disposición la riqueza y botín de la ciudad que ascendía a una inmensa suma, pero Cisneros, no queriendo nada para sí, mandó que se reservara todo para el rey y para el sustento de los soldados. Lo que más lisonjeó al pontífice-general fue el gusto de abrir por sí mismo los calabozos subterráneos y dar libertad a trescientos infelices cautivos que gemían allí entre cadenas (…) Al siguiente día el cardenal montó a caballo, dio una vuelta en derredor de la ciudad, dispuso que se repararan las fortificaciones, visitó las mezquitas, purificó y consagró una de ellas a Nuestra Señora de la Victoria, y otra al apóstol Santiago, ordenó que se erigiese un hospital y algunos conventos, y despachó a don Fernando de Vera con cartas para el rey anunciándole el éxito glorioso de su empresa”.

Estatua del Cardenal Cisneros – Alcalá de Henares.

Colofón

Orán significa “tierra de leones”. El novelista y ensayista argelino – francés Albert Camus (1913 – 1960), nacido en Argel, dio relevancia a este símbolo de la ciudad en su novela «La peste» (1947). La presencia española en Orán no fue solamente militar: posteriormente a la salida de los militares en 1792, se produjo una inmigración masiva de españoles hacia el Oranesado durante los siglos XIX y XX. Con casi un millón de habitantes, el enclave más occidentalizado de Argelia es también una isla de vestigios españoles en medio del Magreb.

La toma de Orán por el Cardenal Cisneros, por Juan de Borgoña.

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