IN MEMORIAM: MARÍA URBANO MARTÍN

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Por, Antonio Jesús Cabrerizo

Nacida en Gualchos, aprendió a pinchar e hizo de enfermera mil veces. Sus manos parecían una extensión de su generoso corazón y casi todo lo que tocaba, lo sanaba. Hasta los animales mejoraban con su presencia

María Urbano Martín.

Ayer, día 17 de noviembre, fallecía a la edad de 77 años, María Urbano Martín, mujer muy querida en su localidad natal de Gualchos, donde recibió cristiana sepultura.

Ya en el pasado día 8 de marzo, y coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, se le rindió un merecido homenaje a María, persona trabajadora, humilde, luchadora, caritativa, que no dudaba en ayudar, en lo que estuviese en su mano, a aquellas personas que lo pudieran necesitar, dentro de las limitaciones con las que se vivía en tiempos de posguerra, y sacando adelante, junto con su marido, a una familia numerosa de 5 hijos.

Se trae al recuerdo la semblanza que en su día le hiciera la escritora Concha Casas, en la que describía muy bien a María Urbano, de la que rescato algunos fragmentos:

«Cada vida esconde detrás una historia, a veces de amor, otras de trabajo, en ocasiones de entrega y casi siempre de sufrimiento… La de María es un compendio de todo ello.

Desde su más tierna infancia jugó a ser mamá, pero no con muñecas, sino con sus propios hermanos. Las circunstancias de la vida la convirtieron en cuidadora eterna. Quizás como tantas mujeres de su edad, pero en su caso, siempre desde el amor incondicional que pone en todo lo que hace.

Se casó muy joven y se estableció en Jolúcar, donde su casa se convirtió en la de todos los que pasaban por allí, que siempre tenían un plato caliente y un rato de buena conversación.

Aprendió a pinchar e hizo de enfermera mil veces. Sus manos parecían una extensión de su generoso corazón y casi todo lo que tocaba, lo sanaba. Hasta los animales mejoraban con su presencia.

Tuvo hijos, hasta cinco. Y a pesar del duro trabajo, siempre tuvo un rato para ellos, para los juegos, para que nunca faltasen a la escuela, que estaba a seis kilómetros de su casa. Sin saber, les ayudó en sus tareas escolares.

Una mujer inteligente, capaz, generosa, bondadosa, trabajadora como la que más…..»

Desde estas líneas les quiero expresar mi más sentido pésame a sus hijos, nietos y demás familiares, por la sensible pérdida de esta mujer buena.

Descanse en Paz.

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