EL 149 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL EXPLORADOR DAVID LIVINGSTONE

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EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA: EL 149 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL EXPLORADOR DAVID LIVINGSTONE

Domingo, 1 de mayo de 2022.

Antonio Gómez Romera

Hoy se cumplen 149 años (jueves, 1873) del fallecimiento del “buen brujo blanco”, el misionero, explorador y médico escocés, David Livingstone (1813-1873), en Chitambo (Rodesia del Norte – Zambia), a la edad de 60 años.

Monumento a David Livingstone en las cataratas Victoria, Zimbabue.

David, por cuyas venas corre sangre de indomable «highlander», se convierte en uno de los exploradores de África más famosos de la Edad Moderna. Descubre el río Zambeze y las cataratas Victoria y está considerado uno de los impulsores de la lucha contra el comercio de esclavos. Abre el África Central a los misioneros que inician la educación y la atención sanitaria de los africanos, y el comercio de la Compañía de los Lagos Africanos. Muchos caciques africanos y población local le tienen cierta estima y su nombre facilita las relaciones entre ellos y los británicos.

Funeral del explorador David Livingstone en la abadía de Westminster.

Prosigue sus exploraciones hasta su muerte en Chitambo, un pequeño poblado del lago Bangweulu, actual Zambia, a causa de la malaria y de una hemorragia interna producida por disentería. Su cadáver, conservado en sal, tarda varios meses en ser trasladado a hombros de sus ayudantes, Chuma y Susi, hasta llegar a Bagamoyo, en la costa del Índico. Luego es transportado a Inglaterra y enterrado en la abadía de Westminster (sábado, 18 de abril de 1874), en el centro de la nave, cerca de la tumba del mayor James Rennell (1742-1830), fundador de la Sociedad para la Exploración Africana y el “Padre de la Oceanografía”.Se ha de destacar que los africanos enterraron su corazón bajo un árbol “mopane”, porque decían que su corazón estaba en África.

Grabado encuentro Stanley – Livingstone.

Notas biográficas

Hijo de una familia de trabajadores, David crece en la localidad escocesa de Blantyre. Durante su época de estudiante de Medicina en Glasgow, trabaja para la Sociedad Misionera de Londres.

En diciembre de 1840, a los 27 años de edad, piensa viajar a China, pero al estallar las Guerras del Opio (1839-1842), cambia su decisión y zarpa hacia África del Sur, donde pasa varios años en las bases de la sociedad misionera en Kuruman, Mabotsa y Koloben: una decisión tomada de forma casual, pero que va a acabar siendo de incalculable valor para la ciencia. Logra hacerse querer por los indígenas, los cuales temen a los hombres blancos, pues hasta entonces todos los que habían conocido eran traficantes de esclavos, y aprende su lengua, para que le comprendan. En 1848 se adentra en África en compañía del cazador y explorador William Cotton Oswell (1818-1893), un británico acaudalado. Fueron los primeros europeos en atravesar el desierto del Kalahari. Parten en busca del lago Ngami, en compañía de algunos miembros de la tribu de los Makolo y lo descubren en 1849. Después deciden seguir el curso del río Zambeze, misión en la que emplean 4 años y descubre un salto de agua gigante, que bautiza en honor de su reina: las cataratas Victoria. Los africanos, que han comprendido que Livingstone va en son de paz, comunican su presencia a las tribus cercanas, con lo que la reputación del “buen brujo blanco” le precede y, literalmente, le abre el camino. Combate la trata de negros y quiere llevar la cultura a esos pueblos.

David Livingstone (Fotografía de Thomas Annan).

En 1860 se funda, a petición suya, la Misión Universitaria al África Central, que va a tener un impacto importante y positivo en la población de África. Muchos misioneros importantes, como Leader Stirling (1906-2003) y Annie Allen Cunard (1863-1944), trabajarán más tarde para este grupo.

En 1862, Livingstone se pone de nuevo en marcha, con la intención de descubrir las fuentes del Nilo. Muy de cuando en cuando, comunica a Londres el resultado de sus descubrimientos, entre ellos el del lago Banguelo. Sus “hazañas” le conceden una reputación internacional. En marzo de 1866, inicia una nueva expedición en la isla de Zanzíbar para adentrarse a continuación en el continente africano, donde descubre los lagos de Bangweulu y Moero y el río Lualaba, que es erróneamente identificado por Livingstone como el Nilo, cuando realmente es la cabecera del río Congo. Posteriormente se encamina hacia las riberas del lago Tanganica. A partir de entonces y durante varios años no se sabe nada acerca de él. Livingstone pierde completamente el contacto con el mundo exterior durante 6 años y está enfermo durante la mayor parte de los últimos 4 años de su vida. Reina la inquietud internacional, cuando pasan los años, sin que se tengan noticias de su paradero. El periódico “New York Herald”, dirigido por James Gordon Bennett, Jr. (1841-1918) organiza una expedición de socorro, confiada a Henry Morton Stanley (1841-1904), quien el 10 de noviembre de 1871 consigue encontrar a Livingstone en las orillas del citado lago, en la ciudad de Ujiji. En ese encuentro Stanley supuestamente pronuncia su famosa frase: “Doctor Livingstone, supongo”. Livingstone respondió: “Sí”, y luego…“Me siento agradecido de estar aquí para darle la bienvenida (…) Stanley, yo he leído la Biblia cuatro veces mientras estaba esperando en Manyuena. Todo lo que soy, lo debo a Jesucristo, revelado para mí en su Libro divino. ¡Oh, Stanley, Stanley, aquí está el manantial de la fuerza y del poder que transforman!”. Su enfermedad le produce confusión y tiene dificultades de juicio, hacia el final de su vida. A pesar de las exhortaciones de Stanley, Livingstone está decidido a no abandonar África hasta completar su misión. Ambos deciden explorar conjuntamente el Norte del lago Tanganica, pero Livingstone no quiere regresar a Inglaterra con Stanley, y en marzo de 1872 se separan en Tabora y toman caminos diferentes.

Placa “Memorial David Livingstone” de Chitambo.

Colofón

La fe cristiana de David Livingstone queda patente en su Diario, en el que se lee en una sección: “No doy ningún valor a nada de lo que tengo o pueda poseer, excepto en relación con el reino de Cristo. Si algo puede promover los intereses del reino, será regalado o guardado, solo en la medida en que al darlo o guardarlo promueva la gloria de Aquel a quien debo todas mis esperanzas en el tiempo y la eternidad”.

Rosa María Calaf – viaje África 1973-74.

“En la memoria de David Livingstone, en el primer centenario de su muerte. La ciudad de Barcelona, España. 1973”. Este es el texto de la placa que, en 1974, colocaron José Antonio Rodríguez Moreno (Burgos, 1937) y Rosa María Calaf Solé (Barcelona, 1945), en el “Memorial David Livingstone” de Chitambo, monolito de piedra que sustituyó al árbol “mopane”, donde enterraron el corazón y las vísceras de Livingstone. Ambos, en una furgoneta “Pegaso” iniciaron en 1973 la expedición “Livingstone II” y un viaje que iba a ser de unos 3 o 4 meses, acabó durando un año y medio (en algunas etapas llegaron a hacer medias de 25 kilómetros ¡al día!): comenzó en Marruecos, cruzaron el desierto del Sáhara por Argelia y siguieron por Níger, Burkina Faso, Mali, el golfo de Guinea, Nigeria, Chad, República Centroafricana y Congo. Tras atravesar Uganda y Ruanda llegaron al Índico y recorrieron Kenia hasta el Norte. Después enfilaron rumbo Sur y pasando por Zambia, alcanzaron Sudáfrica. Desde Namibia regresaron en un barco pesquero gallego cargado de langostinos. Bárbara, guía local del “Memorial David Livingstone”, de Chitambo) expondrá públicamente que «No nos olviden, por favor. Haga saber al mundo que aquí está la tumba de Livingstone. Todo el mundo va a Cataratas Victoria, el Gobierno les da todo a ellos, allí han puesto su museo. Tendría que haber sido aquí. Mándenos libros, usted que es periodista cuente esta historia. Nadie se acuerda de nosotros».

Portada Revista «The Period» -. 1870

En 2002, David Livingstone fue nombrado uno de los 100 grandes británicos (“100 Greatest Britons”) tras una votación realizada en todo el Reino Unido.Su lápida, en la abadía de Westminster, en letras de bronce, dice: “TRAÍDO POR FIELES MANOS SOBRE TIERRA Y MAR, AQUÍ DESCANSA DAVID LIVINGSTONE, MISIONERO, VIAJERO, FILÁNTROPO, NACIDO EL 19 DE MARZO DE 1.813 EN BLANTYRE, LANARKSHIRE, FALLECIDO EL 1 DE MAYO DE 1.873 EN LA VILLA DE CHITAMBO, ULALA. DURANTE 30 AÑOS DEDICÓ SU VIDA EN UN ESFUERZO INCANSABLE POR EVANGELIZAR A LAS RAZAS NATIVAS, POR EXPLORAR LOS SECRETOS NO DESCUBIERTOS, POR ABOLIR LA DESOLADORA TRATA DE ESCLAVOS DE ÁFRICA CENTRAL, DONDE CON SUS ÚLTIMAS PALABRAS ESCRIBIÓ: «TODO LO QUE PUEDO AÑADIR EN MI SOLEDAD, ES, QUE LA RICA BENDICIÓN DEL CIELO DESCIENDA SOBRE CADA UNO, AMERICANO, INGLÉS O TURCO, QUE AYUDE A SANAR ESTA LLAGA ABIERTA DEL MUNDO.

Lápida tumba David Livingstone – Abadía de Westminster.

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