Gran Poder impone devoción en la iglesia de la Visitación

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Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO           

Jesús Ortega Fernández imparte el IX pregón a sus sagrados titulares

El sábado en la tarde, la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder convocaba a todos sus hermanos a la pronunciación del que ya consta como IX pregón de exaltación a sus titulares, acto que ha quedado a cargo del hermano cofrade Jesús Ortega Fernández. En realidad, han transcurrido algo más de dos años desde que fuese designado para este honroso deber que por causa de la pandemia del Covid-19 tuvo que quedar obligatoriamente en suspenso. Tal como nos tiene acostumbrados esta señera hermandad de la calle de las Monjas, el pregón fue impartido en su sede canónica, la iglesia de la Visitación de María, templo que fue centro de la devoción de todos sus hermanos de hermandad y numerosos fieles del barrio de las Angustias.

Durante la semana pasada, la hermandad del Gran Poder ha promovido relevantes actos de orden interno, así como otros que pueden considerarse como verdaderamente trascendentes para el futuro de la que es su estación de penitencia. Así, por parte de la junta de gobierno de la corporación, se hacía entrega de los reconocimientos a los costaleros que han mostrado su veteranía bajo el paso a lo largo de los años. Asimismo, en la tarde del jueves, 31 de marzo, la junta de gobierno daba a conocer el proyecto aprobado en cabildo que les faculta a realizar una nueva imagen de la Virgen del Mayor Dolor para su ejercicio penitencial. La imagen ya ha sido concertada con el reconocido escultor veleño Israel Cornejo, que ya cuenta en Motril con otra obra, María Santísima del Amor, titular mariana de la hermandad sacramental de la Santa Cena.

La hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder ha programado igualmente un sagrado triduo a sus titulares durante los días 5, 6 y 7 de abril. Al margen de ello, su junta de gobierno va a exponer a veneración pública a sus titulares durante esos tres días, además de cumplir protocolariamente con el acto de imposición de medallas corporativas a los nuevos hermanos. Finalmente, el último día del triduo, se va a verificar el traslado de sus insignias pasionistas hasta la casa hermandad al objeto de preparar su aderezo en el paso procesional.

En la última semana del mes de marzo, la junta de gobierno ha dispuesto la erección del altar de cultos a su equipo de priostía, que ha quedado definitivamente ultimado en el lateral izquierdo de la nave principal del templo. El monumento, de carácter efímero, destaca por su sencillez, figurando  a su frente Nuestro Padre Jesús del Gran Poder junto a las cuatro imágenes de los evangelistas que este año van a flanquear las esquinas del paso de misterio. Dichas imágenes han sido realizadas en el taller del escultor Manuel Madroñal Isorna y destacan por su apostura y rica policromía, quedando todos identificados por el característico atributo que le es conferido. Finalmente, sobre la mesa de altar, la Virgen del Mayor Dolor bajo dosel, que aparece realzada por una sencilla candelería en sus laterales.

En los momentos previos al pronunciamiento del pregón tuvo lugar la santa misa de la tarde, que fue oficiada por D. Alberto Sedano, consiliario de la corporación. Precisamente, en sus inicios, se procedió a la bendición de las imágenes de los evangelistas, sobre las cuales y tras la oración de rigor, el celebrante procedió a incensarlas siguiendo el rito litúrgico. Con posterioridad, en la homilía, el consiliario se adentró en las enseñanzas del evangelio de San Juan con referencia a la reprensión de la mujer adúltera y las enseñanzas de Cristo Redentor, que convenció a escribas y fariseos para el perdón de sus pecados. Igualmente quiso trasladar  su contenido a la imagen de Jesús del Gran Poder, que carga su cruz para redimir a los hombres y no condenarlos por sus pecados.

Finalizada la santa misa, accedía hasta el altar el secretario de la hermandad, Alejandro Urquízar, para dar principio al pronunciamiento del IX pregón de exaltación a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y su Madre del Mayor Dolor. De seguida subía hasta el ambón el presentador del pregonero, Francisco López Morales, para dirigirse a todos sus hermanos de hermandad con una sentida poesía que recrea la que es su ansiada salida penitencial, aquella que marcha con su Cristo, el “que avanza por el camino/sosteniendo la cruz/entre aromas a incienso/ y nubes de humo que hacen palpitar los corazones…”.

A continuación desplegaba un canto a Motril, pero muy particularmente al barrio donde se encuentran enclavada su hermandad y en el que se asienta un convento agustino nazareno con tres siglos de historia. E, igualmente, una ermita con similares antecedentes históricos, la de la Virgen de las Angustias, “que es faro y guía de tu parroquia”. De seguida dirigió sus palabras al pregonero, al que conoce desde los tiernos años de su infancia y con el que ha mantenido una especial vinculación por motivos de su devoción a su titular mariana. De él refirió que nació en el barrio de Capuchinos en el año de 1995, si bien, tiempo después se trasladará al de las Angustias. Un niño, dijo, “que ya de pequeño apuntaba a ser un grande de la semana santa, donde cualquier época del año era buena para vivirla, donde los pasillos de su casa se convertían en calles, reviras y puertas de cofradías y hermandades”. Y fue a los cinco años cuando Jesús Ortega puso sus ojos sobre las dos imágenes de pasión que le tienen cautivado su alma.

A los ocho años ya comenzó a ejercer su particular penitencia saliendo en el cortejo procesional del Cristo de la Salud, para continuar con la Virgen de la Esperanza, la Virgen de la Victoria y el Grupo Joven del Gran Poder, entidad que le flanqueará de pleno su ingreso en la hermandad. También es devoto de la Virgen de las Angustias, corporación de la que es activo hermano. Su esencia cofrade le ha llevado a ser vestidor de la Nuestra Señora del Mayor Dolor, la Virgen del Mayor Consuelo, Soledad, Angustias…etc. En la mente del joven estudiante se fijó un día realizar el grado de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y un Master en Museología, disciplinas que le han facultado para orientar su labor profesional. Así, ha podido restaurar imágenes sagradas para La Malahá, Castell de Ferro, Escúzar, Albuñol y, últimamente, un Sagrado Corazón para la localidad de La Rábita. Igualmente ha diseñado todo tipo de enseres procesionistas como sayas, guiones, “bacalas”, estandartes, cubiertas de libros y exornos florales. Como bien dijo, todo un “profesional de los pies a la cabeza al que no hay trabajo que se le resista”. Finalmente, con entonación y cierto tono de admiración, Francisco López Morales requería la presencia del pregonero porque en este espacio sacro suya era la palabra.

Tras la invitación, Jesús Ortega iniciaba su discurso con una reflexión personal que entonaba ante su Cristo del Gran Poder: “Me conoces tanto y tan bien que simplemente, al atravesar esa puerta y cruzarnos la mirada, ya habla más de por sí que la oración más fuerte y sentida. Soy tan de ti, Señor, que nada en mi te resulta extraño, ni virtudes ni defectos, ni éxitos ni fracasos”. De seguida, y tras los saludos de rigor, Jesús Ortega quiso agradecer personalmente a la hermandad del Gran Poder su designación para el cargo de pregonero del año de 2022, recordando, asimismo, que fue allá por el año de 2019 cuando fue definitivamente nominado. También a su presentador, con el que ha compartido intensas horas como vestidor de la Virgen del Mayor Dolor, “tardes que nos sirven para abstraernos del día a día, comentar el último Miércoles Santo, soñar con nuestra Hermandad perfecta, planificar obras en la casa de Hermandad o simplemente contarnos nuestras cosas. Puede que nos conozcamos desde hace sólo unos años pero eres la persona con la que más vivencias he compartido, con quien más tiempo paso y quien mejor conoce mi manera de pensar y de vivir la Hermandad. Dicen que la vida se trata de cumplir sueños y gracias a ti yo pude cumplir el mío el día que me dijiste que te acompañara a vestir a la Virgen”.

El pregón fue ahora el centro de su discurso al referir que la pandemia del Covid-19 le ha obligado a escribir tres pregones, uno por cada año en el que no ha podido intervenir, “cada uno totalmente diferente, dependiendo cada año del ánimo, de la madurez adquirida y de la manera de ver y sentir las cosas. Pero a la tercera va la vencida”. Las circunstancias vividas en los últimos tres años fueron ahora su punto de atención al recordar como la salida penitencial del año de 2019 tuvo que ser suspendida, pues “nos dejó el alma herida y nuestro sentimiento arrebatado por la lluvia, pero con la firme esperanza de un 2020”. No pudo ser en ese año, pero la realidad es que fueron pasando las hojas del calendario y la cuaresma ha vuelto, que es la que “nos ha devuelto el sonido de una parihuela de ensayo. Ha tardado más de la cuenta pero pronto se ha hecho hueco en nuestros corazones avivando la llama que nunca se apaga de nuestro sentir y vivir las cofradías”.

Su reflexión personal se centró ahora en sus vivencias con relación a la semana santa. Recordó como con cinco años pudo ver al Señor del Gran Poder en procesión y como interrogó a sus padres para que le explicasen el sentido y contenido de aquella expresión de fe a la que no pudieron responder. Y como un año después, y de la mano de dos amigos, “me hicieron comprender todo aquello que tenía que ver con el mundo cofrade y me enseñaron lo que había al otro lado de las puertas de la casa de hermandad”. Desde entonces, el miércoles santo quedó prendido en su memoria y aquel Cristo con su cruz a cuestas fue totalmente diferente a los demás. Comprendí, dijo, “que ese hombre, bajo la cruz, hunde toda su humildad para que brilles tú, para que sonrías tú, para que estés alegre tú. Él es el Dios del tú, donde no cabe la primera persona, no hay egoísmo, no hay egocentrismo. Viendo al Señor yo diría que no hay ego, él es Dios, es todo amor, por eso el Señor del Gran Poder es el que te indica con su zancada el camino a seguir”.

La calle de su infancia, la popular “de las Monjas”, centró también el discurso de su relato. Una calle de “sabor añejo” y costumbres que perduran, pero que se transforma al llegar el mes de marzo, tiempo en el que una cuadrilla señera se deja ver practicando sus ensayos. Pero, sobre todo, es una calle que le trae emociones y vivencias que reconfortan su persona por todo lo que le ha señalado en su camino: amor, amistad y un sentimiento especial que se define con el nombre de hermandad. Más, igualmente, afirmó que es la calle “donde tengo mi corazón dividido entre el norte y el sur, y es que al norte tengo a mi Virgen de las Angustias y al sur Gran Poder y Mayor Dolor”.  Y esta calle, junto a la casa de hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, y donde se localiza el convento de las RR.MM. Nazarenas, resulta ser un lugar emblemático y singular para un miércoles santo. Allí, junto a su iglesia, no hay día en el que mire hacia su pórtico que siempre se encuentra cerrado. Y es más, recordó cuantas veces ha suspirado porque tuviese una pequeña ventana por la que contemplar la imagen del Gran Poder en cualquier momento del año. Por ello, para el pregonero, “tocar esos muros es acariciar las paredes que dan cobijo a nuestros sagrados titulares, los siento conmigo”.

La procesión del miércoles santo llega ahora a su mente para cantar sus excelencias a todos los hermanos presentes. Es un día esperado por siempre por todo el cúmulo de vivencias y sensaciones que produce. Allí se dan cita todos los hermanos de la hermandad para colaborar en todas las actividades que requiere la preparación del paso.  Un paso que honestamente quiso recordar que nunca ha portado porque nunca ha sido costalero. Finalmente, un canto al espíritu cofrade y al verdadero sentido de la hermandad, su hermandad, que con el tiempo ha conseguido engrandecer la iglesia que les acoge y construir su sede corporativa. No quiso concluir su discurso sin hablar de su Virgen del Mayor Dolor. La conocí, dijo, hace seis años, y desde entonces vibra de emoción y sentimiento cuando permanece junto a ella. Es su vestidor oficial, un auténtico privilegio, “un regalo, un sueño cumplido”. Y con ello y una sentida poesía dedicada a su Virgen terminaba su discurso este pregonero que ha orlado con temple y veneración las palabras que ha dedicado a sus dos imágenes de pasión, el Gran Poder y su Madre en la advocación del Mayor Dolor.

Concluido el pregón de este año de 2022, un público entregado y puesto en pie ofrendó al pregonero un sonoro y largo aplauso que fue secundado por las felicitaciones de miembros representativos de su junta de gobierno. De seguida tuvo lugar la entrega de los reconocimientos oficiales al presentador, Francisco López Morales, y al pregonero, Jesús Ortega Fernández, a quienes les fueron entregados sendos cuadros representativos del cartel oficial de Semana Santa, obra pictórica que precisamente representa a los titulares de esa señera corporación penitencial del miércoles santo. Presentador y pregonero fueron felicitados igualmente por hermanos de hermandad, amigos, familiares y fieles presentes durante largos minutos. Finalmente, todos pudieron disfrutar de una intensa y fraternal jornada cofrade en la noche.

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