RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

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UN CURIOSO CASO DE LONGEVIDAD EN EL MOTRIL DE LA EDAD MODERNA. LA LARGA VIDA DE ALONSO DE CONTRERAS

Manolo Domínguez -Historiador y Cronista Oficial de la Ciudad de Motril-

El desarrollo poblacional de los siglos XVI y XVII se caracterizaba por tener una demografía de tipo antiguo con altas tasas tanto de mortalidad como de natalidad. En épocas prósperas las tasas de natalidad eran elevadas, al menos tres veces superiores a las actuales, se aproximarían entre el 30 y 40 por mil, pero, también, había elevadas tasas de mortalidad, sobre todo en el caso de la mortalidad infantil y juvenil. De cada mil nacidos, entre cien y doscientos fallecían en el primer año de vida y la mitad no alcanzaba a cumplir los 25 años de edad. Esto hacía que la esperanza de vida al nacer fueran muy baja, en torno a los 30-40 años, dato que está muy condicionado por la altísima mortalidad infantil.

En términos generales, la mortalidad ordinaria en estaría en cifras algo más bajas que las de la natalidad, con los que se produciría un crecimiento vegetativo positivo, pero este pequeño crecimiento de las poblaciones, se vería puesto en entredicho frecuentemente con la aparición periódica de crisis demográficas catastróficas, producidas bien por las epidemias, bien por hambrunas derivadas de las carestías de los alimentos básicos debido a alteraciones climáticas que producían malas cosechas o, lo que era más frecuente, por la unión de ambos elementos y que aparecían de manera inevitable cada cierto tiempo, sin que prácticamente ninguna generación se viera libre de ellas. Estas crisis de subsistencia podía barrer en poco tiempo el escaso crecimiento demográfico tan dificultosamente logrado. Evidentemente habría diferencias importantes, en lo que se refiere a la mortalidad, entre ricos y pobres, ya que la alimentación y dureza del trabajo juegan un papel muy importante en la menor o mayor tasa de defunciones y longevidad. También se pueden observaría diferencias entre hombres y mujeres. La esperanza de vida sería mayor para las últimas. Debido a las duras condiciones de la vida, el aspecto físico se deterioraba prematuramente y los ancianos no son numerosos, había personas de edad avanzada pero en mucha menos proporción que en la actualidad y poquísimos que sobrepasasen la edad de 80 años hasta llegar a ser centenarios.

Por eso nos llama la atención la vida de Alonso de Contreras, un curioso caso de longevidad en el Motril de fines del siglo XVI y principios del XVII.

Alonso de Contreras es uno de los personajes más significativos del Motril de los últimos años del siglo XVI y de las dos primeras décadas del XVII. Fue regidor, alcalde mayor y depositario general del Concejo municipal motrileño, administrador de las salinas del reino de Granada, gran terrateniente, importante propietario inmobiliario y dueño de dos ingenios de azúcar; por lo tanto uno de los miembros más destacados de la oligarquía urbana de la localidad en el tiempo que le tocó vivir.

Fue bautizado Alonso de Contreras en la Iglesia Mayor el domingo 24 de septiembre de 1525. Fue su padre Alonso de Contreras, en otros documentos aparece como Hernando de Contreras, y sus padrinos Hernán Pacheco, teniente capitán, y Jerónimo Garrido, jurado, y sus madrinas las esposas de ambos. La partida de bautismo estaba en el libro segundo de Bautismos que se iniciaba en 1518 y finalizaba en 1535. La partida de Conteras estaba en el folio 100.  Se conserva una copia certificada de 1783 en el Archivo de la Nobleza de Toledo.

Es a partir de la expulsión de los moriscos sobre 1575, antes no conocemos nada de su vida, cuando Contreras, a la ya avanzada edad de la época de 50 años, irrumpe con fuerza en la vida económica, social y política motrileña. No sabemos de dónde provenía la muy considerable fortuna que comenzó a invertir en esos años finales de este siglo. Sobre esta fechas debió estar casado ya con Ana Ruiz Gutiérrez, hija de una importante familia de la época, nieta seguramente del ballestero Alonso Ruiz llegado a Motril en 1509, al que los Reyes Católicos le habían hecho merced de tierras en la entonces villa motrileña.

Superada la epidemia de peste que mató en Motril a más de 500 personas en 1583, empieza a hacer una serie de importantes compras de casas, solares y tierras, que en pocos años lo convertirán en uno de los potentados más importantes de la ciudad y adquiere, también, varios cargos municipales que lo llevaran a ser una de las figuras más destacadas del Ayuntamiento motrileño.

Certificación del bautismo de Alonso de Contreras (Archivo Histórico de la Nobleza)

La primera compra que conocemos la realizó en 1588, cuando tenía 63 años, adquiriendo una casa almacén y una casilla accesoria en la rambla de Manjón, un año después adquiere un haza llamada del Salitre de 4 marjales junto al Cerro de la Virgen y compra en esa fecha el primero de los tres solares, los otros dos los compraría en años sucesivos, que estaban a espaldas de la Iglesia Mayor y donde construirá su casa principal con fachada a la ya citada rambla del Manjón , que debió  estar terminada a principios del siglo XVII, cuando la edad de D. Alonso rondaría los 75 años.

En 1593, a la edad de 68 años, hace una de sus adquisiciones más importantes, consistente en 321 marjales de tierra en el pago de Trafarramal que compró de la Corona, completando la posesión con más tierras compradas al año siguiente hasta llegar a tener en ese pago del sur de la vega, qué después se llamaría Casa de Contreras, un total de 426 marjales y que lo convierten en uno de los mayores terratenientes de la zona.

En los primeros meses de 1599, contaba con 74 años, compró el cargo de depositario general del Ayuntamiento de Motril por 600 ducados y unos meses después el título de regidor perpetuo de la Corporación Municipal y el de administrador de las salinas del reino de Granada, cargos que debieron costarle un gran caudal.

 Con aproximadamente 75 años, se involucra en uno de su grandes proyectos de su vida, el patronato y la construcción de la capilla mayor de la iglesia de la Victoria para su entierro, el de su mujer y el de sus descendiente. La obra, que se acaba en 1605, le costaría una enorme fortuna. 

En 1601, terminada la epidemia que se había iniciado en 1600 y cuando tiene 76 años, logra casar a su única hoja María de Contreras con Mateo Lisón y Biedma, hijo y heredero del señor de Algarinejo. La dote fue la enorme cantidad de 16.000 ducados, comprando para su futuro yerno el título de Caballero Veinticuatro del Ayuntamiento de Granada.  También en 1601 y con esa avanzada edad, compraría ocho casas y un solar en la calle de la Carrera donde construirá otro ingenio de azúcar llamado el ingenio Nuevo, habría con anterioridad comprado otro en 1597, y, como no podía ser menos que el resto de los grandes propietarios motrileños, adquiere en este año de 1601 una gran casa señorial con su bodega en la calle de la Verónica de Granada.

En 1609, con 84 años, otorga, junto con su mujer aña Ruiz, el primer testamento que conocemos, y en el se declara que esta bien de salud física y mentalmente.

En los años siguientes continuaría la fiebre compradora de Alonso de Contreras adquiriendo en 1615, ya tenía 90 años, el mayorazgo de Lezcano con una extensión de 537 marjales de regadío distribuidos en diferentes pagos de la vega, invirtiendo en ello 7.500 ducados. Este año precisamente, dispone otro nuevo testamento de mancomún con su mujer, donde, también, dicen que están bien de cuerpo y mente.

En octubre de 1618 su hija María enferma y muere poco tiempo después y de nuevo Alonso de Contreras, el 23 de enero de 1619, estando en el ingenio Nuevo de Motril y ante el escribano Juan de Salcedo, dicta un testamento por el que funda, en memoria de su difunta hija, una capellanía perpetua en la iglesia del Sagrario de Granada de 84 misas rezadas anuales dotadas con 40 ducados. Ya tenía 94 años.

Posteriormente siguió comprando tierras, casas, censos y comerciado con azúcar acero e hierro. Su último testamento de mancomún con Ana Gutiérrez, lo otorga el 22 de noviembre de 1622, “estado enfermo de cuerpo y sano de voluntad y buen juicio”. Murió el 27 del citado mes y año a la longeva edad de 97 años, siendo amortajado con el hábito de la orden de San Francisco de Paula y enterrado en la cripta de su capilla de la iglesia de la Victoria.

Terminaba así la larguísima vida de este mercader y empresario motrileño que, seguramente, fue una excepción en la esperanza de vida media de los motrileños de su época. Conoció el Motril de principios del siglo XVI, cuando se estaba forjando la nueva villa cristiana, pasó épocas de auge y de crisis, sintió el miedo a los ataques de los piratas berberiscos, fue protagonista del desarrollo del cultivo cañero y la producción azucarera, gobernó la villa como regidor y depositario municipal, sobrevivió a dos grandes epidemias que asolaron la villa y vivió las dos primeras décadas del siglo XVII en las que la villa de Motril empezaba a despegar poblacional y económicamente.

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