EL ÚLTIMO VIAJERO ROMÁNTICO

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SONRISA DE LOS ÁNGELES

IÑAKI RODRÍGUEZ -escritor-

-¿Qué cosas hay del cielo en la tierra papá? preguntó Rafaela.

 -Cuando un bebé está dormido y sonríe, esa maravillosa risa se denomina ¨sonrisa de los ángeles¨. Es una como hay pocas y no fácil de imitar. Por un segundo se para el presente y el tiempo pende de la eternidad, con esta sonrisa inmaculada y franca, remanso de paz y lluvia de estrellas, que iluminan por un instante nuestro intrigante universo. Son ellos, los ángeles, los que en medio del sueño del infante, revolotean en el empíreo, haciendo piruetas y carantoñas y provocan la risa del recién nacido. Dicen que el fuego tampoco es de este mundo, aunque más parece venir del infierno. Cuentan que en el abismo, todo es una enorme llamarada abrasadora y que las almas que no han sido buenas acaban allí. En ese lugar espantoso viven un continuo tormento. Hace unos quinientos mil años la tormenta y el rayo nos regalaron el fuego y aprendimos a controlarlo. Pero mejor hablamos del cielo, que las cosas cuanto más se mencionan más se atraen. Imagino el cielo con unos paisajes paradisíacos, sin edificios, polución de ningún tipo, ni jaleos de tráfico. Nunca hace frío y los seres que allí habitan duermen a la intemperie. Hay pájaros de todas clases, infinidad de animales, incluso elefantes y ardillas. Los ángeles disfrutan jugando todo el día: junto al arroyo que baja del monte, en el lago del bosque, por las ramas de los árboles, a la orilla del mar… De noche duermen donde les plazca, pues cualquier rincón del cielo es cómodo y da gusto dormir. Al amanecer, salen a jugar también hadas y  elfos.

– ¿Y a que juegan papá? preguntaron al unísono Alejandra y Gabriela.

-Los elfos hacen excursiones botánicas, mientras las hadas juegan a preparar té o persiguen a las ardillas jugando al ¨pilla pilla¨. Otras veces, son ellas las que van en busca de plantas medicinales y minerales, mientras ellos bucean en las pozas térmicas. Dicen que, a veces, se les puede ver aquí, en la tierra, pero solo en sitios muy especiales. También hay quien ha visto ángeles en ocasiones.

– ¿Y qué hace Dios, donde duerme Dios? preguntó por fin Martina.

-Dios se pasa casi todo el día escribiendo (con renglones torcidos) y de vez en cuando, hace lo que más le gusta: leer. A veces aparta la mirada del libro, se quita las gafas de cerca y contempla como juegan los ángeles. Cuando Dios duerme junto al suave olivo o sobre las blandas rocas, también aparecen en sus sueños y ríe a carcajadas. Ninguna me habéis preguntado de qué hablan en el cielo. En el cielo se habla poco, pues todo allí es pura sabiduría, pero cuando se habla, se hace de verdad y no con tonterías. Se puede decir entonces, sin lugar a dudas, que la sonrisa de los ángeles existe y solo bebés, niños y adultos con corazón de niño la disfrutan aquí en la tierra. Vosotras cuatro, sin ir más lejos, esbozáis mientras dormís una preciosa sonrisa, cuya belleza no es de este planeta y provoca la risa del que en ese momento os ve. Resulta contagiosa, curativa, milagrosa y aunque es efímera, perdura en el recuerdo. La sonrisa de los ángeles es tesoro del cielo en la tierra. La viva prueba de que hay ángeles, elfos, hadas, elefantes y ardillas, en algún lugar del firmamento.

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