EL FARO, CON MOTRIL Y SU SEMANA SANTA: SEPULCRO Y DOLORES PRESIDEN CON SOLEMNIDAD LA QUE ES PROCESIÓN OFICIAL DE SEMANA SANTA

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Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO

El Santo Entierro de Cristo representa fielmente en la calle el duelo por la muerte del Salvador

El viernes santo, sexto día de la semana mayor, es fiesta solemne en España por segundo día consecutivo, aunque existen comunidades autónomas que el día anterior, el jueves santo, no lo fue, tal y como ha acontecido en Cataluña o la autonomía valenciana. En Motril, desde primeras horas de la mañana, se nota en las cercanías de los templos un agitado movimiento de personas que acuden a rezar las estaciones y orar durante minutos frente a los monumentos que parroquias, feligreses y cofradías han levantado para rememorar la muerte de Cristo. En realidad, se visitan desde el jueves santo en la tarde, primer día del Triduo Pascual, y aquí, en el templo de la Encarnación, por ejemplo, la sección de la Adoración Nocturna ha estado de vigilia junto a la capilla del Sagrario durante el tiempo que ha durado la procesión del Silencio en la calle. La costumbre manda que sean siete las iglesias a visitar, tradición que tuvo su origen en Roma por iniciativa de San Felipe Neri.

En España es tradición conmemorar el viernes santo con una procesión del Santo Entierro de Cristo que recuerda la muerte del Salvador en la cruz. Es, por así decirlo, un día de duelo y no se celebra la eucaristía en la iglesia ni ningún otro sacramento. Al menos, desde el siglo XVII, Motril ha conmemorado el hecho histórico de la muerte de Cristo con una procesión sacra en la que su santo cuerpo a procesionado por las calles de la ciudad. Posteriormente, en 1816, hubo intentos de fundar una corporación pasionista por parte de una comisión de personas ligadas al sector del comercio local que encabezaba el conocido empresario Cristóbal Planas, para lo cual se redactaron unos estatutos que tuvieron que reformarse y que, al parecer, no llegaron a aprobarse. Finalmente, en 1931 se funda la cofradía que se encargará de procesionar el sacro cortejo del Santo Entierro de Cristo junto a la Virgen de los Dolores, cuyas constituciones serán aprobadas por el arzobispo de Granada en el año de 1935. Aun así, la guerra civil provocará su desaparición y tras el largo paréntesis de posguerra, en 1947 se refunda nuevamente la corporación pasionista, que va a ver como en 1948 va a procesionar, por primera vez, una nueva imagen de Cristo Yacente que es obra del insigne imaginero Domingo Sánchez Mesa y de la que se cumple en este año su 75 aniversario.

La solemnidad del día  remarca que desde hace años sean dos las procesiones que recorren las calles de la ciudad. La primera de ellas, la de la hermandad de la Santa Vera Cruz, sale desde la misma iglesia Mayor a las 19:15 hrs y exhibe en su paso un calvario en el que se muestra a Cristo en el momento de exhalar sus últimas palabras. La otra, la del Santo Sepulcro, es toda una tradición en Motril, hasta el punto de haberse convertido en la corporación decana de nuestra semana santa junto a la de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Tal como estaba fijada, la partida del sacro cortejo del Santo Sepulcro se verificaba a las 21:00 hrs del atardecer, momento en el que tres tambores se abrían paso desde la puerta lateral de la iglesia de la Encarnación para marcar la marcha al cortejo penitencial. Tras ellos, la cruz guía escoltada por dos faroles de frente de la procesión, que dan paso al nutrido Grupo Joven que va tocado con el hábito penitencial sin capillo, y que reparten recordatorios de sus dos titulares entre el público. Les sigue, en el centro, el antiguo estandarte corporativo, confeccionado en terciopelo de color negro con el emblema que le es propio desde su fundación. Asimismo, la gran bandera confeccionada en damasco con la cruz heráldica que identifica al Santo Entierro, también llamada de Jerusalén, aunque simplificada, y que presenta los cuatro lados iguales. A continuación, el libro de reglas corporativo con escolta de dos báculos, que da paso al tramo de hermanos de luz del Cristo Yacente,  tocados con picas en la mano y que ostentan los colores que le son propios, hábito y capillo de color negro, cíngulo rojo y capa blanca. En su centro, la “bacalá” que identifica  a la corporación con su carácter sacramental y, en su tramo final, el guion corporativo bordado en oro que deja ver en su centro el escudo de la cofradía. Le sigue la representación oficial de invitados, entre los que figura la hermandad de la Santa Cena, la Divina Pastora y la Agrupación de Hermandades y Cofradías con su consiliario. Junto a ellos, la propiamente corporativa, que da paso a la capilla de música que interpreta las típicas composiciones fúnebres que son  identificativas de un cortejo sacro.

El cuerpo de ciriales e incensarios precede a continuación a dos soldados romanos que quieren significar la guardia imperial que mantuvo el sepulcro de Cristo, tras los que se hace visible el paso de la Sagrada Urna que ha sido repujada en plata en los talleres de Moreno Romera. En ella se deja ver en toda su grandeza el cuerpo del Redentor, que es obra del escultor granadino Domingo Sánchez Mesa. Soberbio y majestuoso, marcha el paso en modalidad de varal malagueño, comandado por su capataz, Francisco Rodríguez, asistido por Ignacio Ruiz en labores de contraguía. Inmediatamente detrás, el tambor que marca el paso de los hermanos portadores y el palio de respeto, cuyas varas son estreno de este año y han sido realizadas en el taller de “Orfebrería Angulo” de Lucena. Le sigue una llamativa y completa guardia romana que recuerda este novedoso paso que caracterizó a esta señera corporación del viernes santo en los años sesenta. Y, tras ellos, la representación oficial de la institución municipal, con su alcaldesa a la cabeza, que lo hace en calidad de hermanos honorarios de la corporación. Además acompañan a esta representación una comisión del Cuerpo de la Guardia Civil, Eva-9, Bomberos y Protección Civil.

La sección mariana de la Virgen de los Dolores sigue a continuación, abriendo paso la cruz parroquial y dos faroles de frente de procesión. Se disponen, asimismo, las dos filas de hermanos de luz ataviados con los colores que le son propios, hábito y capillo de color blanco, cíngulo de color rojo y capa negra. Finalizado el tramo penitencial, se dispone el cuerpo de madrinas y la representación corporativa de la sección de la Virgen de los Dolores, el General Juan Carlos Medina Fernández y el Cuerpo de la Guardia Civil.

En el mencionado tramo, el cuerpo de ciriales e incensarios antecede al majestuoso paso de palio de la titular mariana, que marcha con el señorial y ordenado porte malagueño. Sobre su canastilla, con toda su candelería encendida, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, obra del escultor sevillano Antonio Illanes. Inmejorable y portentoso el aderezo que le ha conferido a la titular su tradicional vestidor, Abrahán Ortega Moreno, que exhibe en su pecho el símbolo del corazón traspasado por siete puñales que ha sido realizado por los talleres de Moreno Romera y donado por un hermano, Noah Martín. Asimismo, la placa de San Hermenegildo que ha sido ofrenda de D. Fernando Troyano y el fajín militar que le ha donado el general D. Juan Carlos Medina Fernández. Estrena, igualmente la Virgen el nuevo techo de palio, que ha sido diseñado y ejecutado por el artista Álvaro Abril Vela siguiendo las líneas de las caídas del mismo de inspiración mudéjar. Auténtica obra de arte es la gloria de su techo, que representa una réplica de la custodia procesional de la iglesia de la Encarnación que ha sido realizada en el taller de Manuel Álvarez que se encuentra enclavado en el Albaicín granadino. La presea ha sido donación de una familia de la cofradía que ha sufrido una reciente pérdida familiar. Se hace preciso destacar, igualmente, que acompaña al paso mariano Dª Rosario Salmerón, esposa del Excmo. Sr. D. Juan Carlos Medina Fernández, que ha sido invitada expresamente en calidad de madrina de honor. Marcha el paso de la Virgen de los Dolores dirigido por su tradicional capataz, Miguel Ángel Fernández Enríquez, asistido por Francisco Gutiérrez en su labor de contraguía.  Y cierra finalmente la sección mariana la Banda de Música de Alquife, Huenéja y Lanteira que dirige el maestro Torcuato Martínez Cuerva, y que ha desplazado para la ocasión a sesenta componentes que han hecho vibrar sus sones con marchas de corte serio y lento, tal y como aconseja el pasaje de un cortejo fúnebre en el que se rememora la muerte del Redentor. Así, a la salida del trono mariano desde la iglesia de la Encarnación, se ha dejado sentir con fuerza la marcha “Amarguras”, obra del compositor Manuel Font de Anta en 1919, que no se ha de olvidar, representa al himno oficial de la semana santa de Sevilla y cuyos acordes ponen el tétrico sentimiento en la muerte del Hijo de Dios. Otras obras incluidas en su repertorio han sido “Macarena”, “La Madrugá”, “Costalero”, “Mi Amargura”, original del compositor granadino Víctor Ferrer, “Expiración”, “La Macarena” “Mater Mea” o “Passio Granatensis”, entre otras. Fiel a la tradición, el encierro del cortejo se ha realizado a los sones de “La Muerte no es el final”, de Cesáreo Gabaráin Azurmendi, que pone la nota melancólica al entierro de Cristo. En verdad, a lo largo del recorrido, han sido muchos los aplausos que ha recibido esta joven banda de música granadina en la interpretación del amplio repertorio de marchas que han acompañado a la Virgen de los Dolores en su caminar.

El itinerario dispuesto por la junta de gobierno de la cofradía para este año de 2023 ha partido desde la Iglesia de la Encarnación, para continuar por Plaza de España, Victoria, San Agustín, Zapateros, Catalanes, Javier de Burgos, Marqués de Vistabella, Bustamante, Cruz Verde, Gaspar Esteva, Emilio More, Díaz Moreu, Romero Civantos, Plaza de España, y desde aquí proceder al encierro en la iglesia, momento que ha tenido lugar  a las 0:20 hrs de la noche.

A pesar de ser un cortejo que rememora la muerte de Cristo, han sido muy numerosos los momentos emotivos que se han podido ver, tal y como lo hemos podido comprobar a la salida de los pasos desde la iglesia Mayor. Igualmente, en la calle Victoria, fina estampa en la que el paso del Yacente transcurría por la avenida de San Agustín, mientras la Virgen de los Dolores se hacía presente en lo alto de la calle, instante en el que el paso mariano ha hecho una reverencia a lo lejos al Hijo de Dios en su urna sagrada. Y como no, el paso serio, ordenado y galante que le confieren los hermanos portadores a los dos titulares en su tránsito por la carrera oficial.

Como siempre, como todos los años y como es habitual en el cortejo sacro del Santo Sepulcro, la fiesta solemne del día ha sido acompañada en todo momento por el pueblo devoto de Motril, que se adhiere a la conmemoración de la muerte de Cristo con el particular sentimiento que desprende ese trágico final que, no obstante, se habrá de tornar en alegría en la mañana del domingo para festejar la resurrección del Señor.

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