✍Antonio Gómez Romera
Domingo, 2 de noviembre de 2025
En el CVIII aniversario de la Declaración Balfour que va a precipitar la creación del estado de Israel
Hoy, domingo, 2 de noviembre, festividad de los Fieles Difuntos, en la cuadragésimo cuarta semana de 2025, se cumplen 108 años (viernes, 1917), de la firma de la Declaración Balfour: las 67 palabras que cambiaron la historia de Medio Oriente y dieron pie a la creación del Estado de Israel.

Antecedentes
El Sionismo surge a finales del siglo XIX como una respuesta a los movimientos nacionalistas en Europa que fomentan el antisemitismo. En febrero de 1896, el periodista y activista austrohúngaro Theodor Herzl (1860 – 1904) publica un libro llamado “Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage”, “El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía”. En él, dice que la única solución para el “problema judío” en Europa es crear un Estado independiente y soberano. Esto marca el inicio del sionismo político. Un año después, en Basilea (Suiza), en agosto de 1897, Herzl funda la “Organización Sionista Mundial” (OSM).
El químico de origen bielorruso Jaim Weizmann (1874 – 1952), líder sionista, entra a trabajar en 1904 como investigador en el Departamento de Química Orgánica de la Universidad Victoria de Mánchester, en el Reino Unido. Se reúne en varias ocasiones con el miembro de la Cámara de los Lores, Arthur James Balfour (1848 – 1930). En 1906, Arthur le pregunta a Jaim por qué los sionistas han rechazado un plan para darles una parte de África Oriental Británica como patria y éste le explica que su verdadero hogar es Jerusalén. Jaim obtiene la ciudadanía británica en 1910. Muchos judíos británicos de la primera década del siglo XX no son Sionistas. Antes de la Declaración Balfour, solo unos 8.000 de los 300.000 judíos en Gran Bretaña se consideran Sionistas.

Desde el punto de vista de la historia, en 1517, Palestina es conquistada por los turcos formando parte de la Siria Otomana, que se encuentra constituida por la actual Siria, Líbano, Jordania, Israel, Cisjordania, Franja de Gaza y un sector de Turquía e Irak. Desde 1882, el Imperio otomano mantiene reglas estrictas sobre la inmigración judía a Palestina, pero aunque hay algunas tensiones, en 1901 los judíos obtienen los mismos derechos que los árabes para comprar tierras. En 1914, el porcentaje de judíos en la población aumenta al 7%. Ese mismo año, el nacionalismo árabe está creciendo en Palestina y la oposición al Sionismo es una característica que une a la población local.
El apoyo de Gran Bretaña a una mayor presencia judía en Palestina está relacionado con sus intereses en la región. Quieren proteger el canal de Suez, que es vital para conectar sus colonias en Asia con el Reino Unido. También hay un sentimiento de apoyo entre algunos líderes británicos a la idea de que los judíos regresen a Palestina. Gran Bretaña quiere tener influencia en la región, ya que Francia y Rusia están ganando poder.
La Primera Guerra Mundial comienza el 28 de julio de 1914. Gran Bretaña, Francia y Rusia, la Triple Entente, luchan contra Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano. En 1916, fuerzas británicas ocupan la región de Palestina y a través del secreto Acuerdo Sykes-Picot de 23 mayo de 1916, Francia y Gran Bretaña se dividen Oriente Medio.

Sobre la Declaración Balfour
La Declaración Balfour es escrita por varias personas. Los principales autores son Arthur James Balfour, Mark Sykes (1879 – 1919), Jaim Weizmann y Nahum Sokolow (1859 – 1936). Lord Milner (1854 – 1925) y Leo Amery (1873 – 1955) también tienen un papel importante en la redacción final. El presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson (1856 – 1924), apoya la Declaración. El texto, consensuado, se plasma en la carta enviada por el ministro de Exteriores británico, Arthur James Balfour, al barón Lionel Walter Rothschild (1868 – 1937), un líder de la comunidad judía en Gran Bretaña. Dicho texto dice así:
“Foreign Office, 2 de noviembre de 1917. Estimado Lord Rothschild:
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida, y aprobada, por el Gabinete:
«El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político de los judíos en cualquier otro país».
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista. Sinceramente suyo, Arthur James Balfour”.

El texto de la Declaración se hace público en los periódicos el viernes, 9 de noviembre de 1917. El término «hogar nacional» no tiene un significado legal claro en el Derecho Internacional. Es intencionadamente ambiguo y se usa a propósito en lugar de «Estado». Esto se hace para evitar la oposición de algunos miembros del gobierno británico. Sin embargo, muchos de los que crean la Declaración piensan que con el tiempo surgirá un Estado judío. La primera cláusula de salvaguarda protege los derechos civiles y religiosos de los no judíos en Palestina. En ese momento, los no judíos son el 90% de la población y algunos miembros de esta comunidad se sienten ofendidos porque no se les llama árabes, musulmanes o cristianos y se les agrupa bajo la definiciónde «comunidades no judías». Además, no se mencionan sus derechos políticos, a diferencia de los derechos de los judíos en otros países.
La segunda cláusula de salvaguarda promete que nada perjudicará los derechos de las comunidades judías fuera de Palestina. Esta cláusula se añade debido a la oposición de algunos judíos británicos influyentes, que temen que establecer una nacionalidad judía en Palestina pudiera hacer que los judíos fueran vistos como extraños en sus propios países. Edwin Samuel Montagu (1879 – 1924), el único miembro judío del gabinete británico, se opuso a la Declaración por esta razón.
La Declaración impulsa mucho el Sionismo, dándole un reconocimiento oficial y se distribuyen folletos en las comunidades judías de todo el mundo. Jaim Weizmann cree que el apoyo público de Gran Bretaña va a tener varios efectos positivos ya que ayudaría a Rusia a seguir presionando a Alemania en el Frente Oriental. Además, uniría a la gran comunidad judía en Estados Unidos para apoyar el esfuerzo de guerra y debilitaría el apoyo judío alemán al Káiser.

Las comunidades cristianas y musulmanas en Palestina, que son la gran mayoría de la población, casi el 90%, se oponen firmemente a la Declaración. La ven como una decisión tomada por una potencia europea sobre un territorio no europeo, sin tener en cuenta los deseos de la población local.
En el mundo árabe, la Declaración se ve como una traición a los acuerdos que Gran Bretaña ha hecho con los árabes durante la guerra. El líder árabe Husayn ibn Ali (1853 – 1931), Jerife de La Meca, cree que la Declaración viola las promesas hechas en la correspondencia McMahon-Husayn. Los británicos intentan asegurar a Husayn que los derechos de la población palestina no están en peligro. Sin embargo, la inquietud árabe continuó. Algunos historiadores creen que la Declaración siembra las semillas de problemas futuros y la idea de una cooperación armoniosa entre árabes y judíos resulta ser una ilusión. Tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, la Declaración Balfour es respaldada por las potencias aliadas al crear el Mandato Británico sobre Palestina, mediante el cual, Reino Unido queda formalmente encargado de la administración de esos territorios.

Colofón
El Sionismo en Estados Unidos crece mucho después de la Declaración. En 1914, había 7.500 miembros en sociedades sionistas, y en 1919, el número llegó a 149.000. En 1922 la Sociedad de las Naciones encomienda a Gran Bretaña un Mandato sobre Palestina que se centra en los territorios de Israel, Franja De Gaza y Cisjordania y crea a fines de ese año el Emirato de Transjordania.
Desde 1918 hasta la Segunda Guerra Mundial, los judíos del Mandato de Palestina celebran el 2 de noviembre como una fiesta nacional anual. Entre 1936 y 1939 se origina la Gran Revuelta Árabe que es una protesta contra la inmigración judía con el fin de acabar con ella. En 1937, una Comisión Real Británica encabezada por Lord Peel (William Robert Wellesley, 1867 – 1937), es enviada para que informe sobre los disturbios en Palestina. Ésta recomienda la partición de Palestina en dos Estados independientes: uno árabe y otro judío, manteniendo a Jerusalén bajo mandato de la Sociedad de las Naciones. La propuesta no es aceptada por ninguna de las partes.

Después de acabada la Segunda Guerra Mundial, la ONU crea la UNSCOP, el Comité especial de las Naciones Unidas para Palestina, que en 1947 propone nuevamente crear dos Estados independientes, quedando Jerusalén como una ciudad internacional administrada por las Naciones Unidas. La Liga Árabe no aceptará esta decisión.
En el desencadenamiento de los acontecimientos, Israel declara su independencia en 1948 un día antes de la retirada británica. Y, un día después, se produce la invasión de Israel por parte de Transjordania, Siria, Líbano, Egipto e Irak con el fin de destruir el Estado Israelí. Sin embargo, durante la guerra, Israel, conseguirá conquistar territorio adicional al del antiguo mandato.







