LA COFRADÍA DE LA SOLEDAD INICIA UN CICLO DE CONFERENCIAS PARA CONMEMORAR SU ANIVERSARIO FUNDACIONAL

Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO

Esperanza Herrera, imparte la conferencia inaugural para destacar el papel de la mujer motrileña en el mundo cofrade

En conmemoración del LXXV aniversario fundacional de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santísimo Cristo Yacente y dentro de los actos programados para celebrar dicha efeméride, el pasado sábado, 11 de noviembre, tenía lugar la apertura de un interesante ciclo de conferencias que ha tenido lugar en la casa hermandad de la corporación cofrade. Concretamente, principiaba éste con la charla que lleva por título “El papel de la mujer motrileña en el mundo cofrade”, que quedaba a cargo de Esperanza Herrera Molina, presidenta de la Asociación de Mujeres Cofrades de Motril. Por su larga trayectoria en el mundillo cofrade, la conferenciante es bastante conocida en la ciudad, donde destaca por su amplia formación en todos los ámbitos que rodean la semana santa motrileña, sus corporaciones y todos los actos inherentes a las mismas, ya sea un cargo en la junta directiva de su propia cofradía, Jesús de Pasión, la pertenencia a la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Motril en el año 2014, ser hermana costalera de Nuestra Señora del Mayor Consuelo, o su activa participación en presentación de pregones, carteles y charlas formativas de esencia cofrade, entre otras particularidades.

El acto del pasado sábado tenía fijado su inicio a las 19:00 hrs de la tarde en el salón de actos de la propia casa hermandad, lugar que quedó completado en su aforo por miembros de la propia corporación y numerosos participantes de círculos cofrades de la ciudad. Dicho acto fue presentado por el hermano mayor de la cofradía, Reinaldo Tarragona, que hizo un breve recordatorio del aniversario fundacional a la vez que daba unos pequeños rasgos personales de la conferenciante.

Iniciada la conferencia, Esperanza Herrera explicaba a los presentes el contenido de la misma, concretamente una primera parte que se centraba en una documentada historia de la mujer motrileña en las corporaciones de la ciudad a lo largo de los siglos, a la que seguiría la evolución sufrida en este ámbito y los detalles participativos de la mujer en los últimos cincuenta años.

Comenzaba, pues su discurso con la complejidad del análisis del papel de la mujer en siglos pasados en todos los ámbitos de la vida, la sociedad, la ciencia y, muy particularmente, en actividades de las cofradías y hermandades a nivel global. Aun así, relataba a los presentes que se ha avanzado mucho en el estudio de la participación de la mujer en los ámbitos cofrades de las últimas décadas, donde se han multiplicado certámenes, foros, congresos y jornadas de estudios. La realidad es que desde el punto de vista histórico la mujer ha estado presente en las corporaciones cofrades, ya sea de gloria como penitenciales, aunque por lo general en un plano secundario, al menos hasta hace unas cuantas décadas.

En el ámbito concreto de Motril ponía de relieve la conferenciante que han existido excepciones como las que se dan en la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza, que remonta su existencia al año de 1804, aunque sus primigenias constituciones se encuentran fechadas en 1864. Aquí Esperanza Herrera quiso destacar que la corporación estaba formada y dirigida exclusivamente por mujeres, un caso anómalo para la época y en la que el varón desempeñará tareas secundarias y con una mínima expresión. Otra hermandad de tipo sacramental en Motril es la del Santísimo Sacramento, que remonta su existencia al año de 1534, y en la que los hermanos habían de pagar la cuota de un real y medio, cantidad que curiosamente era doblada si se trataba de una mujer.

Otra de las hermandades que quiso destacar Esperanza Herrera en el panorama cofrade motrileño es la de Nuestra Señora de las Angustias, en la que la mujer ha desempeñado un importante papel, aunque por lo general, constando en un segundo plano. En ella, en 1863, y por Real Orden de 9 de mayo, la reina de España, Isabel II, aceptaba el nombramiento de Hermana Mayor Perpetua. Igualmente, al menos desde el último tercio del siglo XIX se encuentra establecida en la iglesia Mayor de Motril la asociación de las Hijas de María, colectivo de jóvenes mujeres de la localidad que tiene instituido el culto a la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción. Fiel a sus reglas, el colectivo agrupaba a mujeres solteras de la localidad que se hallan integradas en secciones bajo la denominación de “coros” que tenían como finalidad promover el culto a la Virgen en el misterio de su concepción.

En Motril otro ejemplo representativo de la presencia de la mujer en la vida de hermandad se encuentra en la Archicofradía de la Virgen de la Consolación y Sagrada Correa que radica en la iglesia de la Victoria. Según expuso, quedaba  establecida en 1899 y estaba integrada en su mayor parte por mujeres pertenecientes a  todas las clases sociales de la ciudad. También, auspiciada por la comunidad agustiniana, queda instituida la cofradía de Santa Rita de Casia que integran en su mayor parte mujeres de la localidad. Y, bajo esta misma advocación, los frailes agustinos también instituyen los llamados “Talleres de Santa Rita” que son inaugurados en Motril el día 24 de octubre de 1.908 constituyéndose tres secciones que presiden destacadas mujeres de la sociedad local.

Asimismo, en 1919, los frailes agustinos vuelven a instituir otra confraternidad propia,  la Venerable Orden Tercera de San Agustín, que queda organizada poco tiempo después de ser formalizada en Granada. Un año más tarde la comunidad agustiniana organizará una nueva asociación bajo el título de María de los Sagrarios Calvarios que estará compuesta por ochenta y cuatro mujeres y que quedará oficialmente instituida en Motril el día 29 de junio de 1920. Finalmente, Esperanza Herrera aludía a la Real e Ilustre Hermandad de la Divina Pastora, constituida oficialmente el día 24 de junio de 1919, que quedaba abierta a todas aquellas personas que quisiesen afiliarse, tanto hombres como mujeres. Cincuenta años era la edad  máxima estipulada para solicitar la inscripción, aunque en este sentido también las mujeres casadas y los menores deberían de obtener la previa autorización de la junta directiva.

Concluía finalmente Esperanza Herrera esta primera parte de su disertación resumiendo sus contenidos y aludiendo a los señalados ejemplos referidos de hermandades y cofradías motrileñas en donde se ha dejado ver el importante papel que en mayor o menor grado ha podido desempeñar la mujer en su propia pervivencia a lo largo de los tiempos.

La segunda parte del discurso de Esperanza Herrera centró su contenido en la evolución que ha tenido Motril desde los años setenta del siglo pasado en esta particular temática de la mujer cofrade. Así ponía de manifiesto que en aquellos años la mujer seguía siendo un elemento secundario de los cortejos, en donde no podía participar como penitente, ni aun así pertenecer a la junta de gobierno de una corporación que estaba constituida siempre por hombres. Desde la propia familia la mujer era encasillada en un rol único, el de asistir a un cortejo únicamente vestida de mantilla y, según afirmaba, todo lo que figuraba a su alrededor era un campo vedado, ya sea en el papel de acólito o el de hermana costalera, por poner sólo un ejemplo. Aun así, comenzaron a darse pasos de gran realce, aunque en lo general con notable rechazo de parte de las juntas de gobierno cuando la mujer decidió participar con más amplias miras en las corporaciones penitenciales. Según refirió, también se constató un aperturismo en señaladas personas que abrieron nuevos horizontes para la participación femenina en los cortejos. Así puso de manifiesto que la cofradía de la Soledad fue precursora en este aspecto al formar una cuadrilla mixta de manos de su capataz, José Manuel González Arquero, con el total apoyo de la junta directiva. Iniciativa similar fue refrendada más tarde por la cofradía del Santísimo Cristo de la Salud al constituir en Motril la primera cuadrilla de mujeres que había de portar a su titular mariana, la Virgen del Mayor Consuelo. De aquí han surgido nuevos ejemplos como el que protagoniza la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno para su titular mariana y otros más donde costaleros y hermanas costaleras se dan la mano sin ningún tipo de distinción bajo los faldones.

La realidad es que según afirmaba Esperanza Herrera, la lucha de su generación ha conseguido ese papel equitativo que hoy gozan las cofradías y hermandades de la ciudad, donde la mujer forma parte sin distinción alguna en las juntas de gobierno. Asimismo, tuvo un recuerdo especial para María Teresa Bustos Béjar, mujer implicada en el engrandecimiento de la semana santa motrileña que llegó a presidir la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la ciudad, algo impensable en la década de los años setenta.

Finalizada la conferencia se dio paso  a un animado coloquio en el que tuvo gran participación el público presente, comentarios todos que venían a coincidir con los postulados de la conferenciante y que quedaron plasmados en interesantes ejemplos y anécdotas  que se han podido vivir en la semana santa motrileña. Concluido éste, por parte del hermano mayor de la cofradía, Reinaldo Tarragona, se hizo entrega a Esperanza Herrera de un cuadro conmemorativo en el que figuraba la medalla corporativa de la cofradía, gesto que fue recibido con el aplauso general del público presente,

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