EL FARO, CON MOTRIL Y SU SEMANA SANTA: GLORIA A DIOS RESUCITADO

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Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO

El Dulce Nombre de Jesús recorre las calles festejando el triunfo de la resurrección

Tras una intensa semana que todos los años es esperada con mucha pasión y sentimiento, llega ahora el colofón a la que es fiesta sagrada, el domingo de Resurrección. Es, por así decirlo, la festividad religiosa más ansiada por los cristianos, ya que rememora la resurrección de Cristo y su triunfo sobre la muerte. La fiesta también es conocida con el nombre de domingo de Pascua, y es por ello que en las misas matinales se enciende el cirio pascual que revela la luz de la resurrección, pues según las sagradas escrituras, el sepulcro permanece ya vacío y el Redentor se ha aparecido a sus discípulos. Finaliza así el Triduo Pascual y se da inicio a un nuevo tiempo que recuerda la presencia de Jesús a sus apóstoles antes de subir a los cielos en el día de la Ascensión, es decir, al cumplirse cuarenta días del domingo de Resurrección.

Desde hace años, Motril conmemora esta fiesta sagrada con la procesión del Niño Dios resucitado, uno de los titulares de la Muy Antigua Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús y Primitiva y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Santa Vera Cruz y María Santísima del Valle, que hace mostrar por las calles de la ciudad la alegría de ese acontecimiento que es crucial en la vida de los cristianos. Entre sus antecedentes se encuentra la procesión que se iniciaba en el año de 1990 a instancias de la Asociación Motril Cofrade, que organizó una llamativa manifestación de fe en la calle con una imagen del Niño Jesús que fue cedida para la ocasión por la iglesia parroquial de San José de Válor. La respuesta de la ciudad fue todo un reflejo de la devoción del pueblo, lo que motivó que se volviera a repetir y ya, desde entonces, constituye una de las señas de identidad para la ciudad. Es tal su dimensión y el renombre que ha adquirido que en el año de 2003 fue declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

El Domingo de Resurrección es fiesta solemne, y el templo de la Encarnación imparte su función de iglesia con la participación de todas las cofradías y hermandades de la ciudad, en las que igualmente se hacen presentes los diferentes grupos jóvenes que posteriormente han de acompañar a la imagen en la que es su estación de gloria por las calles de la ciudad.

Pasada la hora del medio día, la procesión del Dulce Nombre de Jesús ha organizado su cortejo desde el interior del templo y verifica su salida por la puerta lateral del crucero. En la calle, un inmenso y expectante público se reparte en dos filas a lo largo del itinerario que ha dispuesto la junta de gobierno de la cofradía en las cercanías de la iglesia Mayor. El tiempo primaveral, las altas temperaturas matinales y la ausencia de viento no son obstáculo para que el pueblo se apreste en las aceras y busque lugares de sombra a la espera de ver partir la procesión. Abre ésta su paso con la cruz parroquial y ciriales, a los que siguen los diferentes grupos de jóvenes que pertenecen a las diferentes cofradías matrices de la ciudad, tanto penitenciales como de gloria, y que portan a su frente sus estandartes y banderines corporativos, además de báculos presidenciales. Tras ellos se dispone la representación de la propia hermandad, en la que está presente el secretario de la archicofradía, Francisco Luis Martín Oliva, portando el libro de reglas, y su prioste, Javier Casares. Sigue, a continuación, el Grupo Joven de la hermandad, que va tocado con hábito de color blanco y capelina de color azul, mostrando en ésta el escudo corporativo y portando pequeñas cestas con fotografías de su titular para repartir entre el público.

Todos los integrantes del cortejo, desde la cabeza hasta el último tramo, llevan en sus manos pequeñas campanas de barro que hacen tañer con fuerza para mostrar la alegría por la resurrección del Señor. Sigue el séquito religioso con la exposición de la popular “bacalá” acompañada por miembros de la junta de gobierno que preside su hermana mayor, María Jiménez Muriel. Finalmente, el cuerpo de acólitos con sus ciriales y pertiguero en su centro, así como los incensarios, que preceden al impresionante trono neobarroco del Niño Dios Triunfante, ya completamente terminado en su aderezo de pan de oro. Esta auténtica obra de arte ha sido realizada en los talleres de Santa Águeda de Córdoba según diseño del tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano, lo que le confiere una calidad y una excelencia que queda fuera de toda duda. Dicho paso, en tareas de dirección, va comandado por su capataz, Juan Miguel Benavides, juntamente con su cuerpo de asistentes y el asesoramiento de Javier Salgado, capataz del paso del Cristo de la  Expiración.

En posición alzada y en ademan triunfante figura la imagen titular, realizada por el escultor cordobés Miguel Ángel González Jurado en el año de 1992. Desde el punto de vista artístico, la imagen es una figura anatomizada de 85 cts. que aparece realzada sobre un cojín estofado en oro que le sirve de peana. Muestra, igualmente, potencias en plata sobredorada que a modo de rayos de luz pretenden trasmitir a los fieles que Cristo ha vencido a la muerte, al dolor y al mal. Viste para el día su tradicional túnica de color rojo bordada por Sebastián Marchante y enriquecida por la bordadora motrileña Elena Burgos.

Cierra finalmente el cortejo la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación de Almuñécar, que repite actuación por segundo año consecutivo y que ha marcado sus alegres sones al cuerpo de costaleros tal y como corresponde con la celebración del día.

El itinerario dispuesto por la junta de gobierno de la cofradía ha partido desde la iglesia de la Encarnación para continuar por Plaza de España, Trinidad, Comedias, Catalanes, Jardinillos, Virgen del Valle, Cerrajón, Cruz Verde, Gaspar Esteva, Emilio Moré, Díaz Moreu, Romero Civantos, Plaza de España y desde aquí proceder a su encierro en el templo Mayor.

Con este acto, se daba por clausurada la Semana Santa del año de 2023, siendo de destacar la más que significativa participación juvenil que ha tenido este año y el orden y seriedad del cortejo, que viene a dar prestigio y solidez a la fiesta del Niño Dios Resucitado que, no olvidemos, tiene en Motril la calificación de interés turístico nacional desde el año de 2003.

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