Domingo A. López Fernández
Fotos: EL FARO
La devoción se hace presente para acompañar con inmenso fervor al Señor de Motril y María Santísima de la Esperanza
En el punto álgido de nuestra semana mayor, el jueves santo marca el inicio de un esperado puente festivo que supone la vuelta a casa de numerosos motrileños que se encuentran fuera de la ciudad por razones de trabajo. Las raíces, la familia, los amigos y la devoción, son aspectos que marcan este regreso a la patria chica para disfrutar de unos cortos, pero intensos días de vacaciones. Eso, por lo que toca en el plano festivo. En el otro, el religioso, el jueves santo marca el inicio del Triduo Pascual, tres días en los que se vive con fe el ceremonial de la iglesia para estas tres jornadas, tales como el Lavatorio de los Pies, la Cena del Señor, la Adoración de la Cruz o la bendición del fuego. Sin ir más lejos, el jueves, en la iglesia Mayor, se recreó junto al altar el mencionado “Lavatorio de los pies” que supuso el recuerdo del acto en el que Jesucristo realizó esta acción con sus doce discípulos.
Sin duda, el jueves es un día grande para todos y, más aún para Motril, ya que tres corporaciones penitenciales tienen prevista su salida procesional por las calles de la ciudad. A primera hora de la tarde lo hacía la hermandad de Nuestro Padre Jesús de Pasión, acto que tenía su continuación con la señera procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la más antigua y la que acaudilló, juntamente con la cofradía del Santo Sepulcro, la recuperación de las procesiones de Semana Santa en la década final de los años cuarenta. Finalmente, en el tránsito a la madrugada del viernes lo hacía la cofradía de la Buena Muerte, conocida popularmente como “El Silencio”.
La Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza tenía prevista su salida penitencial para las 20:30 hrs de la tarde. Allí, junto a su casa de hermandad, y en el señalado tramo de la calle de las Cañas y la rambla del Manjón resulta imposible posicionarse en las aceras sin molestar al público que desde una hora antes ya se encuentra apostado en el lugar. Cercana la hora de partida, comienza a llegar el público que ha estado presente en la salida de Jesús de Pasión desde el Cerro de la Virgen, deseoso de no perder este momento que es único para “El Señor de Motril” y su Madre en la advocación de María Santísima de la Esperanza. Calles y bocacalles adyacentes son un auténtico hervidero de gentes por las que no se puede transitar ni incluso ver con detalle las actuaciones corporativas.
Con la puntualidad de que hace gala la cofradía, a las 20:30 hrs se posicionaba junto a la puerta de la casa hermandad su hermano mayor, Adrián Martín Muñoz, junto a Carlos Bustos Rodríguez, hermano nazareno en activo que goza de mayor antigüedad, para que realice los tres toques de entrada que llaman a salir a la calle. Con todo dispuesto, el consiliario de la corporación, D. José Albaladejo Hernández, entona una oración que es respondida por todos los hermanos presentes en su interior. El cortejo ya se encuentra desplegado calle abajo y, al momento, a los sones de la “Marcha Real”, el paso de Cristo Nazareno se asoma a su pórtico para gratificar la fe de los motrileños cuando el reloj marca las 20:45 hrs. A las 21:15 hrs lo hace el paso mariano entre el fervor del pueblo que le dedica un sonoro aplauso.
La cabeza de la procesión aparece abierta por la cruz guía, flanqueada por dos faroles de frente, a la que sigue la sección de del Grupo Joven tocada de habito penitencial pero sin capillo. A continuación, las dos largas filas de hermanos de luz tocados con los colores propios de la sección, túnica y capillo de color morado, capa blanca y cíngulo dorado. En su centro, la bandera corporativa y el hermano portador del libro de reglas, que da paso en su tramo al estandarte cristífero confeccionado en terciopelo de color morado y motivos vegetales bordados, figurando en su centro la imagen pintada de su titular. Sigue ahora la representación oficial de la cofradía que ostentan dos hermanos, Carlos Bustos Rodríguez y José Hernández Marín, acompañados de la alcaldesa de la ciudad, Luis Mª García Chamorro, además de representantes del EVA 9, que son hermanos honorarios, Guardia Civil, Cruz Roja, la Hermandad de la Virgen de la Cabeza Coronada y la Divina Pastora de Capuchinos. Junto a ellos, el consiliario de la cofradía, personalidades todas que preceden al cuerpo de acólitos e incensarios. Finalmente, el paso de misterio sobre el que figura Cristo Nazareno, imagen que fue tallada por el escultor granadino Antonio Martínez Olalla en el año 1938. Inmejorable el exorno floral que ha lucido el titular, que ha sido donado por un miembro del cuerpo de costaleros y en el que se ha podido ver una selección de flores del tiempo entre las que destacan el clavel morado, rosas rojas y lavanda y “alstromelias” de color morado, entre otras. Dicho ornato ha sido confeccionado por el artista motrileño Jesús Ortega Fernández.
El paso del “Señor de Motril” estrena en este año cuerpo directivo, quedando a las órdenes del martillo el conocido cofrade José Javier Carrasco Castilla, asistido en labores de contraguía por Javier Tirado Correa, José Peña Lozano y Juanjo Rodríguez. Finalmente, cierra el cortejo cristífero la Agrupación Musical Santa María de la Paz de El Ejido (Almería), que interviene por primera vez en Motril y que ha interpretado un selecto programa de marchas procesionales, entre las que se han podido escuchar “Alma de Dios”, “Consuelo Gitano”, “De Nazaret al Cielo”, “La Saeta”, “Oh Pecador” o “Señor de San Román”, entre otras.
Sigue ahora la sección mariana de María Santísima de la Esperanza, que aparece abierta por la cruz parroquial y ciriales, seguida del grupo joven, desplegándose a continuación las filas de hermanos de luz tocados con el característico hábito de color blanco y capa de color verde esperanza. En su centro, el estandarte mariano y el banderín del Real Cuerpo de Camareras de la Virgen que da paso a sus integrantes tocadas en traje de mantilla. El popular guion de la corporación precede ahora al cuerpo de acólitos e incensarios que estrenan en esta ocasión el juego de ciriales y la pértiga en metal plateado, desde donde se dispone el paso mariano sobre el que se alza majestuosamente la imagen de María Santísima de la Esperanza, obra del mismo escultor del Cristo, Antonio Martínez Olalla, que la pudo tallar en el año de 1952. Luce la titular sobre la canastilla un llamativo exorno floral que ha realizado Serafín Rodríguez Correa, y en el que se han dejado ver bellos conjuntos de alelíes de color blanco que dan un olor muy característico y muy motrileño, pues antiguamente se solían cultivar en Motril, juntamente con nardos, iris y rosas de color blanco y liliun oriental, entre otras muchas más. Dicho paso mariano va dirigido en esta ocasión por cuatro capataces, Rafael Fernández Suarez, Serafín Rodríguez Correa, Samuel Fernández Rodríguez y Juan Miguel Rodríguez Jiménez.
Cierra finalmente el cortejo la Asociación Musical Mi Bemol de Itrabo, que dirige el maestro Manuel Fernández, que ha desplazado para la ocasión a cincuenta y cinco músicos que han podido interpretar un selecto repertorio de marchas procesionales de carácter alegre y mariano, entre las que se han podido escuchar “Candelaria”, “Luz de Sevilla”, “Madrugada de Angustia”, Virgen del Darro, o “Reina la Esperanza”, éstas últimas incorporadas recientemente al repertorio y que han sido de gran aceptación del público, pues a su término los aplausos han brindado los buenos sonidos de la asociación.
El itinerario dispuesto por la junta de gobierno de la cofradía para este año ha partido desde la casa Hermandad para continuar por calle Cañas, Rambla del Manjón, Señor de Junes, Ruiz, Avda. San Agustín, Zapateros, Catalanes, Javier de Burgos, Marques de Vistabella, Bustamante, Cruz Verde, Gaspar Esteva, Emilio More, Díaz Moreu, Romero Civantos, Plaza de España, Puerta de Granada, Rambla del Manjón, Cañas y de aquí a su Casa de Hermandad, acto que se ha podido verificar pasados unos minutos de las 1:30 hrs de la madrugada. En total, poco más de cinco horas de recorrido procesional que se ha visto arropado en todo momento por un público devoto que ha reverenciado los pasos de sus titulares a remanso de las sentidas marchas procesionales que se han podido escuchar.
