CUARESMA 2023: BUENA MUERTE, EJERCITA SUS TRADICIONALES CULTOS CUARESMALES EN LA IGLESIA MAYOR

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Domingo A. López Fernández

Fotos: EL FARO

El motrileño Jesús Maldonado, pregona y exalta a su titular enclavado en la santa cruz  

Como es tradición, el pasado domingo, tenía lugar en la iglesia Mayor el que pasa por ser el último de los pregones cofrades que se imparte en la ciudad como modo de  preparación al sentir espiritual que todo hermano, en modo reflexivo y de pensamiento, dedica a preparar su alma días antes de ejercer su penitencia pública por las calles. Se trata del pregón de la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que desde hace ya veintitrés años continúa su austera senda en los círculos cofrades de la ciudad sin ningún tipo de alharacas ni ostentación,  pero eso sí, abriendo su mensaje cristiano a sus propios hermanos y a todo aquel buen vecino que quiera sumarse a sus cultos.

Fiel a su estilo, la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte condensa sus cultos en un solo día, el domingo anterior al que conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén. Así, el domingo, 25 de marzo, todos sus hermanos participaban en la función eucarística que presidía su consiliario, D. José Albaladejo, juntamente con el sacerdote motrileño D. José Herrera, y lo hacían con una monición de entrada acorde al momento en el que se recuerda todo el trascurrir acontecido en el año anterior. De forma oficial, han estado presentes en la santa misa la representación institucional del ayuntamiento, que lo ha hecho en la persona de María Ángeles Escámez Rodríguez, concejala de Seguridad Ciudadana, Manuel Terrón González, presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Motril, y su vicepresidente, Daniel Lozano Peñalver. Finalizada la santa misa, la junta de gobierno de la cofradía ha presentado el estandarte corporativo junto al altar escoltado por dos faroles que aparecían recubiertos en su base por las túnicas de color negro que le son características en la procesión de penitencia de la ya madrugada del viernes santo. La cofradía ha seguido con su programa de actos, dando pie a la jura de cargos de un hermano novicio que lleva ya varios años perteneciendo a la junta de gobierno, aunque con voz pero sin voto. Para los hermanos de la Buena Muerte este noviciado tiene una vigencia de dos años, tiempo preciso que le ha de convertir en hermano de pleno derecho, o lo que es lo mismo, con voz y voto en la corporación. Seguidamente, la junta de gobierno de la cofradía agradecía públicamente a las dos personas que este año se han ofrecido voluntariamente a entonar el toque de silencio a corneta que le es característico tanto a la salida como a la entrada del crucificado titular en el templo.

Finalizado el acto, a las 13:00 hrs, daba principio el pregón oficial de la cofradía, momento en el que el vocal de cultos y espiritualidad, Carlos Vázquez López, hacía las veces de la presentación del pregonero de este año de 2023, el hermano Jesús Maldonado Rodríguez. Con el aplomo y la soltura que le caracteriza, Carlos Vázquez glosaba la figura del pregonero en el tiempo que lleva perteneciendo a la señera corporación del jueves santo, muy particularmente los años que lleva ligado a la junta de gobierno y el señalado cometido que asume en el cortejo penitencial portando la de cruz guía. Asimismo, el presentador aludía a los especiales vínculos que le unen al pregonero en su relación laboral y la especial sintonía que deriva de su buen carácter y simpatía.

Sin más, dejaba paso al pregonero del año, su amigo y compañero Jesús Maldonado, al que en ese momento recibía con un fraternal abrazo. Las primeras palabras de Jesús Maldonado fueron dedicadas a su presentador, agradeciéndole la atención de haber aceptado el ofrecimiento en éste, su primer pregón en el mundo cofrade y, muy particularmente, en su cofradía. Del pregonero quiso señalar que es algo más que un compañero de trabajo que siempre está dispuesto a hacer todo cuanto se le solicita y quizá sea quien más le conoce por esa especial relación profesional. Al margen de ello, destacó su pasión cofrade, en la que dijo que es todo un especialista y que lleva a su cargo toda una cátedra. Por ello, quiso incidir en el aspecto de que fue Carlos Vázquez quien le acercó a la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y con la que desde entonces labora conjuntamente en bien de la corporación. De él llegó a decir que “vive de forma pasional la fe de Cristo y es el alma de la Semana Santa”, un auténtico líder al que acabó agradeciendo las sentidas palabras que había tenido sobre su persona. De seguida, igualmente, agradecía a los hermanos de la Buena Muerte el haberle designado como pregonero de este año de 2023, haberle abierto las puertas de la cofradía y compartir con ellos su cargo en la junta de gobierno. Una cofradía de la que llegó decir que tiene los señalados valores de la “sencillez, humildad y caridad”.

Entrando de lleno en el contenido de su exaltación cofrade, el pregonero anunciaba que nos encontramos ya a las puertas de la Semana Santa y, con ello, hacía un recorrido iconográfico con las imágenes motrileñas que día a día iban a representar el drama de la pasión en las calles motrileñas. Además, con una reflexión personal, la de que “sin Jesucristo no hay ni gracia, ni sacramentos, ni iglesia, ni esperanza última. Que el cristianismo es Cristo” y que con la fe se mantiene nuestra actitud religiosa. En esta particular introspección tuvo palabras para su Cristo dela Buena Muerte, una imagen tan emblemática que “lidera el altar mayor del templo y con la que nosotros nos identificamos todos los días del año”. Su reflexión personal continuó con las imágenes que todos mantenemos en la memoria, y a las que damos culto público por la fe y el credo que hemos recibido de nuestros padres.

Desde el punto de vista personal reconocía el pregonero que este día era muy especial para él, pues había sido designado pregonero de una cofradía que de niño veía procesionar en la oscuridad y que jamás había pensado que un día se encontraría en el altar mayor, bajo el titular, exponiendo  “lo que yo entiendo y he vivido en la fe de Cristo”. Esa trayectoria penitencial era desvelada a todos los hermanos al exponer que de niño, con seis años, comenzaba su primera participación como penitente en las tres cofradías que existían en Motril y en la banda de cornetas y tambores. Era, como bien dijo, un simple niño con ganas de participar en el cortejo motivado en todo momento por su hermano José Manuel, al que dedicó un emocionado recuerdo por haberse ido tan pronto, persona que atesoraba unos valores en la semana santa que era pura pasión en todo lo que hacía.

Recordaba el pregonero, igualmente, el inicio de los años ochenta, cuando solo había tres o cuatro cofradías y ya se dejaba escuchar en el mundo cofrade que en Motril iba a salir una nueva hermandad a la calle llamada bajo el nombre de “El Silencio”, que iba a procesionar una imagen de Jesús crucificado y que iba a iniciar su ejercicio de penitencia por la puerta norte de la iglesia Mayor. Y fue allá, por el año 81 cuando pudo ver al nuevo y llamativo cortejo que procesionaba de una forma muy peculiar, con sus hábitos de color negro, completamente a oscuras y donde la única luz la proporcionaban las picas y cirios de los penitentes, que iban, además, enganchados a una cuerda. No le acompañaban ni bandas ni marchas, solo el sonido bronco de dos bombos junto a la cruz guía y, a lo lejos, un corto redoble de una caja-tambor acompañado del sonido de tablas que tocan los mayordomos cuando arrancan y paran la marcha del cortejo. Y con ellos, los ya señalados penitentes enganchados a una cuerda, mientras  otros, engarzan en sus tobillos unas gruesas y pesadas cadenas.

En su mente fija ahora la salida del templo, en la que los hermanos portadores salen con el trono y el crucificado en posición casi horizontal, hasta que es levantado y deja ver el manto rojo de claveles e iris en cada esquina, momento en el que tras la inclinación del crucificado, una corneta da el toque de silencio. Son las 0:00 hrs de la madrugada del viernes santo, y “El silencio ya ha comenzado a andar”.

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Reconocía, asimismo el pregonero, que en los círculos cofrades el “Santísimo Cristo de la Buena Muerte” marcó un nuevo estilo en la forma de procesionar, en el que la sencillez es lo que más destaca. Tuvo ahora momentos dedicados a la imagen  titular, obra del imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa, que según le refería uno de los hermanos más antiguos de la hermandad “Paqui”, fue realizada en Motril en un pequeño taller ubicado en el camino de las Cañas, y que guarda en su casa una pequeña replica idéntica al titular. Según afirmó, fue realizada en el año 1954 y es uno de los crucificados de más buena expresión en el plantel nacional, en el que se pueden apreciar rasgos y detalles muy exaltados como la boca, casi cerrada, brecha en la parte derecha del pecho, cadera ligeramente caída, moratones, y el peculiar estilo en la talla de los crucificados, de pie izquierdo sobre el derecho, obra realizada y tallada en madera policromado con un perfecto estudio anatómico.

Continuando con el recorrido procesional, avanzaba que pasadas las tres de la madrugada del viernes santo, el Cristo de la Buena Muerte regresa a su templo por la puerta que da a la plaza de España, donde en un instante descansa el trono rodeado de todos sus hermanos portadores y penitentes de cuerda. Impera el silencio, como le da su título; hay una oración y se produce la  bajada a posición horizontal mientras suena la corneta con el ritmo melódico del Silencio, que dará paso a la entrada en el templo.

En su mensaje final, el pregonero reconoce que quedó prendado de la forma de actuar de la cofradía, sin atisbar en sus pensamientos que podría formar parte de ella. La suerte se cruzó en su camino con un compañero de trabajo y amigo, Carlos Vázquez López, que le invitó a la reunión semanal que se celebra todos los jueves en la casa hermandad. Allí fue presentado y, al momento, le propusieron formar parte de ella y portar la cruz guía, ofrecimiento que aceptó al momento.

Jesús Maldonado reconocía que pudo apreciar en la cofradía de la Buena Muerte unos valores y sensaciones muy buenas, y la labor social que practican en continuas obras de caridad para ayudar al necesitado, algo que definió como un pilar fundamental en la cofradía. En su último mensaje quiso el pregonero recordar a los presentes que lo expresado son las vivencias de un hermano con poca vida cofrade, solo seis años, pero intensas. Y, con ello, reconocía el apoyo prestado por todos los hermanos del Cristo de la Buena Muerte para que él fuese quien pregonase al crucificado titular, momento que según dijo, “recordará como uno de los más importantes de su vida”. El aplauso granjeado por todos los presentes ratificaba el sentimiento desplegado en sus palabras por Jesús Maldonado, un pregón que a juicio de todos fue muy sencillo, muy sentido y muy en la línea que viene ofreciendo la cofradía cada año. Momentos más tarde recibía el reconocimiento a su labor, siéndole entregado un cuadro con una fotografía del Cristo de la Buena Muerte y una placa que recuerda su actuación en este año de 2023. Llegaban posteriormente las felicitaciones de todos sus hermanos en hermandad, amigos y familiares, que durante largos minutos fueron complementadas con la fotografías de grupo que recuerdan este señalado momento. El acto se daba por concluido pasadas las 14:00 hrs, momento en el que los hermanos de hermandad  dedicaban una intensa jornada de fraternidad en la cercana casa de hermandad, en la que se vivieron momentos emotivos por parte de los presentes al recordar señaladas anécdotas de sus pasados ejercicios penitenciales.

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