LA COLUMNA DE CONCHA

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LA PAZ

Concha Casas -Escritora-

Hoy es el día de la paz. Preciosa palabra. La verdad es que tenemos cientos de palabras maravillosas a las que aparte de dedicarles un día, poco más hacemos con ellas.

Tranquilidad, sosiego, calma, reposo, concordia, conciliación, acuerdo, amistad, quietud, unión… si buscamos en cualquier diccionario de sinónimos, vemos que todos estos estados del espíritu son intrínsecos a la paz.

Sin embargo el ser humano, carente la mayoría de sus miembros de dicha armonía interior, ha inventado otra definición que en sí misma define esa parte oscura que parece inevitablemente unida a su condición y que dice así: la paz es la ausencia de guerra.

Dan por inevitable un conflicto para dar sentido a esa palabra tan llena de todo lo contrario.

Nuestra esencia es contradictoria, pero a la vez es infinita en cuanto a su capacidad de crear.

El problema es que la creación necesita de la libertad más absoluta y nosotros estamos marcados por pautas culturales que asumimos como inevitables. Como por ejemplo esa segunda acepción de la palabra que hoy nos ocupa.

No puede haber paz fuera si no la tenemos dentro de nosotros, porque esta vida es un espejo en el que todo se refleja.

Hoy se conmemora el nacimiento de Ghandi, que propugnaba la total fidelidad a los dictados de la conciencia. Es evidente que la suya estaba en paz, por eso no podía vivir de otra manera a como lo hizo. Y a pesar de eso, a pesar de ir contra todo lo establecido hasta entonces utilizando para ello métodos que nunca se habían usado, venció.

Él bebió de otras fuentes, León Tolstoi fue un claro ejemplo para él. Ambos propugnaban la desobediencia civil si ésta iba en contra de lo que dictaba la conciencia. Cuando las leyes son injustas no debemos seguirlas.

Las grandes revoluciones de la historia se han llevado a cabo siempre por personas que no han tenido miedo a la verdad, aunque esta fuese contraria a la norma.

Por eso hablaba de la libertad para poder crear. Para crear un mundo más justo y en paz, debemos ser libres de actuar en justicia, que muchas veces está muy lejos de lo que marca la ley.

Por eso el día de hoy está cargado de simbolismo, que no debe quedarse en soltar palomas al vuelo, que al fin y al cabo siempre están libres y volando, sino en soltar las amarras que nos atan a esos otros estados tan lejanos a lo que debería ser nuestra verdadera esencia.

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