El Señor de Motril marca con solemnidad su paso por las calles de la ciudad

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    Domingo A. López Fernández/EL FARO

Fotos: EL FARO

EN EL FARO, ECOS DE NUESTRA SEMANA SANTA: La cofradía de Jesús Nazareno y la Virgen de la Esperanza culminan un brillante recorrido procesional el día del Jueves Santo

Fiel a la tradición, el Jueves Santo trae hasta nuestra ciudad aires de fiesta solemne. No es día de precepto pero, en verdad, la iglesia conmemora el inicio del Triduo Pascual, una celebración que rememora los tres días que vivió Jesús antes de morir en la cruz y su resurrección. El inicio de la festividad principia en la tarde del jueves santo, al concluir la cuaresma, y se extiende hasta la madrugada del domingo de pascua. Es, por así decirlo, el momento central de nuestra Semana Santa desde el punto de vista litúrgico, pero, también, el momento de arranque de un puente festivo que espera con ansiedad media España. En un mundo tan globalizado en el que las ocupaciones laborales nos obligan a permanecer fuera de las ciudades de origen e, incluso, en el extranjero, la Semana Mayor de la iglesia católica es esperada con gran impaciencia, pues impone una norma no escrita que induce a todos a regresar al lugar de cuna y a visitar a amigos y familiares en el que toda la vida ha sido el hogar de nuestra infancia. Y, por descontado, a participar en los celebrados cortejos sacros, bien sea siendo parte de ellos, o bien contemplándolos en señeros lugares del itinerario donde el paso de las imágenes sagradas nos hacen vibrar de emoción. Y ello, sin mencionar la gran afluencia de visitantes y foráneos que vienen a la costa granadina con una idea muy clara, disfrutar de sus playas, de su buen tiempo, de su gastronomía y, por descontado, de los afamados pasos de pasión que dan lustre y nombradía a la ciudad de Motril.

En nuestra ciudad, la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza es la segunda corporación pasionista que tiene fijada su salida penitencial para la tarde del jueves santo. Llama ya la atención el nuevo título que le refrenda, el de Real y Muy ilustre Cofradía, acuerdo que fue tomado en cabildo extraordinario de fecha 24 de enero de 2020, y que tras los oportunos trámites ante la Curia granadina, la Conferencia Episcopal y el Registro de Entidades Religiosas, ha sido aprobado en el mes de febrero del presente año. Noble distinción, pues para una de las corporaciones pasionistas más antiguas de la ciudad y a la que le cupe el honor de haber hecho arraigar la devoción a la figura de Jesús Nazareno, el hijo de Dios cargado con la cruz a cuestas, hecho histórico que ha quedado refrendado por escrito desde el año de 1635.

Fiel a su cita anual, la salida penitencial de “los nazarenos” se verifica a las 20:30 hrs de la tarde desde su casa hermandad, sita en la popular calle de las Cañas. Aunque los motrileños tienen el “corazón partio” en este día en el que tres cortejos coinciden en la calle, hay que reconocer que la cofradía de Jesús Nazareno arrambla en devoción y así se deja ver desde prácticamente una hora antes de su partida en los aledaños de su casa hermandad, donde es imposible ubicarse en un lugar privilegiado para contemplar sus pasos. Toda la calle Cañas y sus alrededores constituyen un auténtico hervidero de gente en el que se hace difícil transitar y, por descontado, establecerse en señeros lugares de su itinerario. Sin duda, el Nazareno y la Virgen de la Esperanza, marcan y hacen remarcar el fervor de los lugareños y así ha de continuar en años venideros, pues la devoción del pueblo es manifiesta hacia estas figuras iconográficas que son claves en la representación de la pasión de Cristo.

Puntualmente, a las 20:30 hrs de la tarde, tenía lugar la llamada a las puertas de la casa de hermandad nazarena, labor que este año ha sido encomendada al comandante del ejército de Aire D. José Luis Rando Guirado, jefe castrense del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 9, que, no olvidemos, es Hermano Mayor Honorario de la corporación motrileña. En traje de gala, y en compañía Adrián Martín Muñoz, hermano mayor de la cofradía, procedía a dar los tres consabidos golpes sobre el portón que llaman a salir a la procesión a la calle. De seguida se desplegaba el cortejo calle Cañas arriba, encabezando el tramo de la sección nazarena la cruz guía junto a dos faroles de frente de procesión. Tras ellos, el ya tradicional grupo joven, la llamada “marea nazarena” de jóvenes hermanos en traje penitencial que constituyen la savia nueva que un día no muy lejano habrán de realizar el cambio generacional de los hermanos en devoción. Le siguen las tradicionales dos filas de hermanos de luz revestidos del color propio de la corporación, hábito y capillo morado, capa blanca y cíngulo dorado. Asimismo, la bandera de paso en terciopelo morado con el acrónimo JHS, “Jesucristo Hombre Salvador”, que va flanqueado por dos varas. El siguiente tramo viene marcado por el hermano portador del libro de reglas, también con escolta de dos varas, y el estandarte Nazareno realizado en terciopelo morado con el rostro del titular pintado al óleo en su centro. Tras él, la representación oficial  de invitados, que este año compone la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza, la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, la de la “Borriquita”, la hermandad de la Divina Pastora de Capuchinos y la Real Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, todas ellas con varas presidenciales. Asimismo, la representación oficial de la corporación municipal, que ostenta a su cabeza la alcaldesa de la ciudad, Luis María García Chamorro, la Concejala del Área de Comercio y Salud, Susana Peña Gómez, y Alejandro Vilar Moreno, titular de la Concejalía de Comunicación Institucional y Juventud, acompañados todos por Carlos Bustos, uno de los hermanos cofrades en activo que goza de más antigüedad en el desfile procesional. También, la representación del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 9, en traje de gala, que precede al cuerpo de ciriales e incensarios. Finalmente, el impresionante paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, imagen que aparece realzada sobre la canastilla para solemnizar más aun su tránsito por las calles y favorecer así la visión de los fieles. La imagen es obra del imaginero granadino Antonio Martínez Olaya, y fue realizada en el año de 1938 en sustitución de la primitiva talla que fue destruida en la guerra civil. El paso marcha en modalidad de trabajadera sevillana comandado en labores de dirección por su capataz, Juan Carlos Pañero, asistido por los auxiliares Antonio Bellido, Manuel González Fernández y Javier Hernández. Cierra finalmente la sección nazarena la Agrupación Musical Columna y Lágrimas de Baeza, que acompaña por primera vez en su historia el paso de misterio y que ha dado muy buena cuenta de su saber hacer en la interpretación de las siempre llamativas y sonoras composiciones de marchas procesionales.

La sección de María Santísima de la Esperanza iniciaba a continuación su marcha con la cruz parroquial provista de manguilla y dos ciriales, a los que ha seguido el grupo joven de la “marea humana” revestido de hábito penitencial con los colores propios de la titular, el verde y el blanco que hacen remarcar su pureza. A continuación, las dos tradicionales filas de hermanos de luz, entre los que figura el estandarte de la Virgen de la Esperanza, que muestra en el ovalo central su rostro pintado, la bandera con el anagrama mariano, y el propio del Real Cuerpo de Camareras que da paso a la formación de esta ilustre sección de las populares “madrinas”. Tras ellas, y antecediendo a la presidencia oficial, el nuevo guion corporativo que se estrena en este año y que ha sido diseñado por el artista Oscar Ruiz Ramírez en estilo neobarroco y bordado en oro y seda bajo la dirección del maestro José María Soldán Garrido. La popular “bacalá” da paso a la presidencia oficial de la sección mariana que ostenta la camarera mayor, María José Garrido, junto las también camareras María Isabel Cruz Santaella y Guadalupe Omiste Gálvez, que este año han sido distinguidas con los galardones “Nazareno, señor de Motril”, y el propio hermano mayor de la corporación, Adrián Martín Muñoz. Finalmente, el cuerpo de ciriales e incensarios que precede al paso de palio en el que se enseñorea la imagen de María Santísima de la Esperanza, obra del imaginero granadino Antonio Martínez Olalla, que fue ultimada en el año de 1952. El paso de la titular se muestra espléndidamente exornado con llamativos conjuntos de flores donde destacan los tonos blancos que hacer remarcar la pureza de la Virgen y las ya tradicionales y siempre atractivas “marías” de cera labrada. Marcha éste a trabajadera granadina y va portado por cuarenta portadores en cuadrilla mixta, estando dirigido en labores de capataz por Rafael Fernández Suarez y sus auxiliares Serafín Rodríguez Correa, Evelin Rodríguez y Samuel Rodríguez. Cierra finalmente el cortejo la Asociación Musical Mi Bemol de Itrabo, que ha dado buena cuenta del amplio repertorio de marchas procesionales en la que ya es su tercera edición en esta señera corporación del jueves santo. Buen hacer, pues de la banda, que ha hecho vibrar armónicamente sus instrumentos con marchas alegres y muy “trianeras” tales como “La Madrugá”, “Reina de Triana” “Macarena” y otras de similar corte, aunque por encima de todas hay que destacar la marcha “Hermanos de la Esperanza” compuesta por David Torres Fernández en honor de la titular motrileña.

El itinerario marcado para este año por la junta de gobierno de la cofradía ha partido desde su casa hermandad, para continuar por calle Cañas, Rambla del Manjón, Ruiz, Avda. San Agustín, Zapateros, Catalanes, Plaza Javier de Burgos, Marques de Vistabella, Plaza Bustamante, Plaza Cruz Verde, Plaza Gaspar Esteva, Emilio Moré, Plaza Díaz Moreu, Romero Civantos, Plaza de España, Puerta de Granada, Rambla del Manjón, Cañas, y proceder desde aquí su encierro en la casa hermandad, acto que se pudo verificar a las 2:45hrs de la madrugada.

Momentos estelares de la cofradía nazarena a su paso por las calles de la ciudad han sido muy numerosos a lo largo de todo el recorrido procesional. Entre ellos, se puede destacar la salida del paso de misterio desde su casa hermandad ante una auténtica marea humana desplegada a lo largo de la calle Cañas, circunstancia que ha dificultado por momentos la propia ubicación de las bandas de música. El instante de su salida ha estado realzado en el interior de la casa hermandad con el cántico del “Ave María” de Caccini, a cuya conclusión ha podido tocarse la “Marcha Real” y, de seguida, la siempre atractiva y singular marcha de “La Saeta”. También, el solemne paso por tribuna oficial y la novedosa entrada a la plaza de España a los sones del pasodoble “Suspiros de España”, auténtico himno de España con letra propia que no es habitual escuchar en cortejos sacros, pero que ya se hizo visible, por ejemplo, en Sevilla en la salida extraordinaria de “La Macarena” del año de 2014. Finalmente, el acto de la clausura de ambos pasos en la casa hermandad, el de misterio  a los sones de las sentidas marchas “Ave María” y “Costalero Gitano”, y el propio de la titular mariana a los sones de “Al cielo la Reina de Triana”, que estuvo aderezado, igualmente, con el estribillo de la Salve Rociera que  riza en su canto la marcha “Sale la Virgen de las Maravillas”. Momento indescriptible fue, asimismo, el paso de Cristo encarado en la calle Cañas esperando a su Madre Dolorosa bajo la advocación de “La Esperanza”, y su emotivo encuentro, en el que el trono de Jesús Nazareno fue alzado en una impresionante “levantá” que dio paso a su encierro en la casa hermandad.

En total, pues, más de cinco horas de recorrido procesional que para los anales de la historia queda, pues ha visto como un pueblo ha quedado totalmente entregado a la devoción de sus dos señeros titulares, tras dos años de inactividad pública en las calles por causa del Covid-19.

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