EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

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Domingo, 13 de marzo de 2022

XXVI ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO POLACO KRZYSZTOF KIESLOWSKI

Antonio Gómez Romera

“Krzysztof Kieslowski”, retratro de Aneta Jaworowska

Hoy se cumplen 26 años (miércoles, 1996) del fallecimiento en Varsovia (Polonia) del director y guionista de cine Krzysztof Kieślowski, de un paro cardíaco, después de una cirugía de «bypass» coronaria cuando contaba 54 años de edad. Kieslowski, que está considerado como el gran moralista del cine europeo y que nos mostró los meandros del alma humana, había sufrido un grave ataque cardíaco el año anterior, lo que le obligó a retirarse temporalmente del cine. Según sus propias palabras, su vida iba a tener un cambio radical, pues «Tengo un chalecito en los lagos de Masuria y pienso vivir allí. Pasaré el tiempo sentado en mi butaca preferida en la terraza. Tendré al lado muchos libros, muchos cigarrillos y mucho café. La única cosa que temo es que me sienta demasiado bien».  No obstante, a pesar de su retirada del cine, Kieslowski prepara una nueva trilogía, “El cielo”, “El infierno” y El purgatorio”, según declaran el compositor Zbigniew Preisner (Zbigniew Antoni Kowalski, Bielsko-Biała, Polonia, 20 de mayo de 1955) y el guionista Krzysztof Piesiewicz (Varsovia, Polonia, 25 de octubre de 1945) a “France Presse”. Zbigniew Preisner pudo afirmar que en estos últimos días «Kieslowski estaba en forma y lleno de ideas. Piesiewicz y él vinieron a verme a Cracovia hace dos semanas y hablamos de nuevos proyectos». Piesiewicz, refería igualmente que «Kieslowski no era creyente, pero yo solía llamarle el último cristiano de Polonia”. Otro reputado director de cine polaco, Krzysztof Zanussi, aludía al desaparecido Kieslowski afirmando que “Me es muy difícil hablar de la muerte de un amigo. Hemos perdido un gran hombre. El cine y el arte no son tan importantes como la persona. Siempre mantuvo la honestidad, incluso durante los tiempos de demagogia y turbulencias. Desaparece un gran autor, un gran moralista”.

La misa de su funeral del genial director cinematográfico es celebrada por el Cardenal Primado de Polonia, Józef Glemp (1929-2013) y por el sacerdote, filósofo y capellán del Sindicato «Solidaridad», Józef Tischner (1931-2000). Se interpreta música especialmente compuesta para la ocasión, obra de Zbigniew Preisner, y cantada por la soprano de ópera, Elzbieta Towarnicka (1950).  Es enterrado el martes, 19 de marzo, en el cementerio varsoviano de Powazki (calle Powazkowska, 14), parcela 25, fila 3. Sobre su lápida, una escultura, obra de Krzysztof M. Bednarski (Cracovia, Polonia, 1953), representa las manos de Kieslowski haciendo el gesto de encuadrar una imagen («Cropping hands»).

Krzysztof Kieslowski (1941-1996)

Notas sobre su infancia y juventud

Krzysztof nace el viernes, 27 de junio de 1941, en la Varsovia ocupada por los soldados alemanes del Tercer Reich, en el seno de una familia humilde de escasos recursos económicos. Su madre, Bárbara, de soltera, Szonert, es empleada de 27 años y su padre, Roman Kieślowski, de 31, es ingeniero de construcción. Su hermana, Ewa, nacerá 3 años después (1944). El 1 de septiembre de 1939, es decir, 18 meses antes del nacimiento de Krzysztof, Alemania invade Polonia, iniciándose la Segunda Guerra Mundial. Y 5 días antes de su nacimiento (domingo, 22 de junio de 1941), tres Grupos de Ejércitos del Tercer Reich Alemán, inician la “Operación Barbarroja” (“Unternehmen Barbarossa”), que supone la invasión de la U.R.S.S.

 Krzysztof de bebé

Durante su infancia y juventud, y debido a la tuberculosis que padece su padre, la familia se ve obligada a trasladarse constantemente a pequeñas ciudades, donde «no había ni cine, ni teatro», pero sí un sanatorio para tratar su enfermedad. De ahí que Krzysztof asocie su infancia a «maletas y muebles, un tren o un camión, paradas de autobuses o estaciones de ferrocarril». Su padre fallece a los 47 años de edad, el 22 de febrero de 1957, después de casi 20 años de enfermedad, cuando Krzysztof tiene casi 16 años. Precisamente, de esa época le viene su gran amor por la literatura. Cuando le preguntan por sus mejores amigos, suele enumerar a escritores como Isaac Bashevis Singer (1903-1991), Molière (Jean Baptiste Poquelin, 1622-1673) o William Shakespeare (1564-1616). Krzysztof Ingresa en una Escuela de Bomberos, pero 3 meses más tarde abandona la profesión, al igual que los estudios de Secundaria. En 1957 se matricula en la Escuela Superior de Técnicas Teatrales de Varsovia, donde es Director un pariente lejano suyo, y se diploma en pintura escenográfica. Trabaja en el Teatro Współczesny de Varsovia (calle Mokotowska, 13), en el que ejerce de asistente de camerino, trabajo con el que se paga los estudios. Ingresa en la Escuela de Cine, Televisión y Teatro de Łódź, sede en la que el profesor y director de cine Kazimierz Karabasz (1930-2018) se convierte en su mentor y máximo referente. La Escuela de Cine de Łódź era por aquel entonces una especie de oasis, un singular espacio para el individualismo y la libertad, en un país bajo un régimen totalitario. Y, respecto a su Filmoteca, era la mejor de la Europa Central, donde se podían ver películas que en Polonia nunca llegaban a los cines. Finalmente, recibe su título de Director en 1970, e inicia su carrera haciendo documentales.

Krzysztof y su hermana Ewa

se casa con el amor de su vida, María (Marysia) Cautillo, el 21 de enero de 1967, durante su último año en la Escuela de Cine. Tienen una hija, Marta, nacida el 8 de enero de 1972, y van a permanecer casados hasta su muerte. Su Tesis de Licenciatura se titula “El documental y la realidad”, en la que Kieślowski defiende que el único cine válido es el documental, y que el rol del artista es demostrar la brecha entre la imagen propagandística que exhibe el régimen comunista polaco y la realidad cotidiana. Según afirma, “Fuimos, posiblemente, la primera generación de la posguerra que describió el mundo tal y como era. Y, aquel mundo, era un lugar desolado. Solo mostramos micro- mundos. Eso era lo que sugerían los títulos de los documentales: “La escuela”, “La fábrica”, “El hospital” o “La oficina”. Si reuniéramos aquellas piezas, aquellas observaciones, podríamos describir la vida de la Polonia de aquel tiempo. Es duro vivir en un mundo no descrito. Es como vivir sin identidad […]. Vivíamos con ideales como la libertad, la igualdad y la justicia. No obstante, en realidad, no existía nada de ello. El comunismo utilizaba la palabra libertad pero no éramos libres, puesto que no podíamos expresar nuestra opinión en público”. Para el crítico de cine Marek Hendrykowski, “Los documentales fueron el primer gran amor de Krzysztof Kieślowski. Hoy, cuando sus éxitos mundiales como director de largometrajes han oscurecido sus documentales, los han eclipsado, de alguna manera olvidamos cuán significativamente los años de cine documental que precedieron a este éxito dieron forma a la identidad artística de Kieślowski y cuánto deben sus rasgos a su experiencia como realizador de documentales”.

El joven Krzysztof Kieslowski (1941-1996)

Entre 1.966 y 1.980, rueda más de una docena de documentales, en los que “explora” las realidades sociales, económicas y políticas de su país, la República Popular de Polonia. En ellos, y como telón de fondo, utiliza lugares ordinarios para filmar una “imagen universal” de la sociedad polaca contemporánea. Su primer largometraje se llama «La cicatriz» (“Blizna”), pero antes ya ha realizado el cortometraje «El primer amor» (“Pierwsza milosc”-1974) y ha sido premiado por su mediometraje llamado «El personal» (“Personnel” -1975). Estas películas se inscriben en la escuela del «cine de inquietud moral», nombre que utiliza el régimen comunista para definir obras que tratan sobre temas prohibidos. Algunas de ellas sufren demora en su estreno debido a la censura política, aunque Krzysztof nunca se autodefine como un director de cine politizado y siempre protesta cuando se le intenta poner una etiqueta: «Soy nada más que un observador». Aun así “sufrirá” graves problemas de conciencia al “poner en peligro” y “exponer políticamente” a quienes participaban en sus trabajos, por eso deja de hacer documentales y comienza a filmar “ficción”. Con ésta “huida”, el Cine va a ganar una decena de películas en las que el ser humano se enfrenta a su soledad, a sus sentimientos más profundos y se plantea una duda y un sufrimiento permanente, aspectos en los que la moral y la ética son cuestionadas de manera inteligente y profunda. Joanna Bardzinska, doctora en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Varsovia y coordinadora del libro “La doble vida de Krzysztof Kieślowski” (2015), afirma que Krzysztof “es un documentalista que retrata la realidad de la Polonia comunista en sus primeras películas, y la realidad de los sentimientos y de los seres humanos en las últimas”, y recoge sus declaraciones: “el mundo real es muy interesante, pero no está permitido hablar de la realidad. Esa es la razón por la que dejé el documental”.

Krzysztof Kieslowski (1941-1996)

Colofón

Krzysztof Kieslowski gana numerosos premios por su trabajo como realizador de documentales y largometrajes, entre ellos un Gran Premio en el Festival Internacional de Cine de Mannheim para «Personal» (1975), y una Medalla de Oro en el Festival Internacional de Cine de Moscú (1979) para «El Aficionado» («Camera Buff»). En 1976 recibe el Premio Levadura del semanario Polityka; en 1985 el premio a la trayectoria en el 15º Verano de Cine de Lubuskie en Łagów y en 1988, el Premio Especial del Jurado en San Sebastián y el Premio del Jurado en Cannes. En 1990, Krzysztof se convierte en miembro honorario del “British Film Institute” por sus “sobresalientes contribuciones a la cultura de la imagen en movimiento”, y en 1.993 recibe el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia por “Tres Colores: Azul” y la “Orden de Literatura y Arte del Ministro de Cultura” de Francia. En 1994, recibe el premio danés “CJ Soning” por su contribución al desarrollo del arte cinematográfico y la cultura europea; el Oso de Plata, al mejor director en el Festival Internacional de Cine de Berlín por “Tres Colores: Blanco”, y ese mismo año es nominado a un premio de la Academia por su dirección de “Tres Colores: Rojo”. En 1995 se convierte en miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias Cinematográficas. Recibe, igualmente, el “European Media Award” (Gerona) en 1996 y es ganador del “Felix Award” de la “European Film Academy”. Krzysztof es un maestro de la imagen, un obseso de lo simbólico, un cineasta que tiene que sentir (en sus entrañas) la necesidad de hacer cada película y su obra está empapada de su constante reflexión sobre la condición humana, sobre los distintos estados del ser, nuestras emociones, manías, miedos y obsesiones. Acercarse a su deslumbrante filmografía es como entablar una conversación, en la que sólo hay preguntas y de la que nadie puede salir indemne.

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