EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

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Domingo, 12 de diciembre de 2021

ANTONIO GÓMEZ ROMERA

NACIMIENTO DE D. ÁLVARO DE BAZAN

Tal día como hoy, hace 495 años (domingo, 1526), nace en la ciudad de Granada, Álvaro de Bazán y Guzmán: militar y almirante, célebre por el uso de los galeones de guerra con una potencia de fuego colosal, por utilizar por primera vez la Infantería de Marina de nuestros Tercios para realizar operaciones anfibias y por no haber sido derrotado nunca. En la lápida de su primer enterramiento, podía leerse: “Peleó como caballero, escribió como docto, vivió como héroe, y murió como santo […]”.

Álvaro de Bazán es el Primer marqués de Santa Cruz, Grande de España, Segundo señor de las villas del Viso y Valdepeñas, comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana; de la orden de caballería de Santiago; miembro del Consejo de su Majestad el rey Felipe II; capitán general del Mar Océano y de la gente de guerra del Reino de Portugal. Sin duda, todo un personaje para la época que no pasó desapercibido para el Fénix de los ingenios de nuestro siglo de oro, el genial poeta y dramaturgo Lope de Vega y Carpio, quien sirvió junto al Marqués de Santa Cruz como cabo de escuadra en la Campaña de las “Islas Terceiras” (Azores). El poema que le dedica en 1588 dice así:

«El fiero Turco en Lepanto,

En la Tercera el Francés,

Y en todo mar el Inglés

Tuvieron de verme espanto.

Rey servido y patria honrada

Dirán mejor quién he sido,

Por la cruz de mi apellido

Y con la cruz de mi espada».

Retrato de Álvaro de Bazán y Guzmán (1526-1588) – Armada Española – Museo-Archivo «Alvaro de Bazán».

Breves notas biográficas de su juventud

Álvaro nace en Granada, en las “casas grandes”, extensa propiedad con casa solariega, iglesia, convento, huertas, tahona, mesón y tiendas, que fue construida por su abuelo paterno, Álvaro de Bazán y Quiñones, el conquistador de Fiñana. Se ubicaba ésta en la antigua Plaza de los Tintes, en la margen izquierda del curso del río Darro, entre los puentes de Leñadores y Gallinería y junto al convento de Sancti Spíritus, en la actual confluencia de la calle Reyes Católicos y Gran Vía, donde se abre la plaza de Isabel la Católica.

Su padre, Álvaro de Bazán “el Viejo”, (1506-1558), destacado militar destinado en Granada, toma posesión como capitán general de las Galeras de España en 1526. Y su madre, Ana de Guzmán y Córdoba, es hija de Diego Ramírez de Guzmán y Ponce de León, conde de Teba y marqués de Árdales y de Brianda Fernández de Córdoba y Mendoza. Es bautizado en la Iglesia del Sagrario y en 1529, cuando Álvaro cuenta sólo dos años de edad, su padre solicita al rey Carlos I el hábito de caballero de Santiago para su hijo y el emperador concede la petición en una cédula especial dictada en Toledo. El 17 de Enero de 1530, con tres años recién cumplidos, es armado caballero en Guadix, aunque por su corta edad no asume el cargo hasta 1568. Otra Cédula, expedida en Madrid en Marzo de 1.535, lo nombra «alcaide perpetuo del castillo de Gibraltar», con solo ocho años. Con éste nombramiento, el rey premia los servicios de su familia y se incentivan los deseos del niño: “Acatando vuestra suficiencia y habilidad y los muchos y leales servicios que el dicho vuestro padre nos ha hecho y esperamos que vos nos haréis”.

Con nueve años, corre por la cubierta de la nave capitana de su padre, haciendo el aprendizaje como grumete y después de marinero. Su ayo, Pedro González de Simancas, además de enseñarle a manejar la espada y a montar a caballo, le proporciona una instrucción humanística muy esmerada que incluye el latín, griego antiguo, francés y árabe, y le hace tener en gran estima a poetas y humanistas, a los que siempre va a proteger y de los que va a ser mecenas, entre los que se encuentran los escritores Luís de Góngora y Argote (1561-1627) y Lope de Vega y Carpio (1562-1635).

Monumento a Álvaro de Bazán – Plaza de la Villa de Madrid – Obra de Mariano Benlliure, 19 Diciembre 1891.

En 1537, cuando Álvaro tiene once años, su vida se abre a nuevos mares. Como consecuencia del incumplimiento de una orden imperial de dirigirse a Génova, su padre es cesado en el mando de las Galeras de España y se desplaza al mar Cantábrico con el joven Álvaro. Poco a poco, el entonces niño se va a familiarizar con la polifacética actividad de su padre, quien no sólo es un mando naval del emperador Carlos en ambos mares, sino también constructor e innovador de nuevos tipos de buques, afortunado corsario, mercader con Indias y acaudalado armador de flotas que ofrece en asiento a la Corona. De esta época data la venta de propiedades familiares en Vélez Benaudalla, Fonelas y Gorafe y la adquisición por 69.916 ducados, del señorío sobre el Viso del Puerto, de la antigua encomienda de Mudela y Viso, convertida con sus términos y su jurisdicción civil y criminal en villa de realengo (30 de Enero de 1538), que heredó y que en su honor pasaría a denominarse Viso del Marqués.

En 1538, acompaña por primera vez a su padre, Álvaro de Bazán el Viejo, en una de sus expediciones, aunque se desconocen los detalles del itinerario. Nombrado en 1540 Capitán General del Mar Océano, con competencia “sobre la guarda del mar del poniente de España, que es desde el estrecho de Gibraltar, hasta Fuenterrabía”, su hijo embarca con cargo en su armada desde 1542. La empresa más sonada de su etapa juvenil se produce el 25 de Julio de 1543, festividad del apóstol Santiago, patrón de España, cuando estando embarcado en la escuadra de galeras de su padre participa por primera vez en un combate naval en aguas de Galicia. Se trata de la Batalla de Muros, cuyo contexto se enmarca en la guerra entre Carlos V y Francisco I, conflicto que finalizará con la paz de Crépy. La batalla tiene lugar contra una formación francesa de 25 naves al mando de Jean de Clamorgan y del corsario Hallebarde. Aunque el combate fue encarnizado, en total duró algo menos de dos horas, quedando al final los franceses completamente derrotados. De las 25 naves que formaban su escuadra, solo una pudo escapar; las restantes 23, fueron capturadas por los españoles, más la capitana que se había ido a pique. Las bajas francesas superaron los 3.000 hombres, mientras que los españoles sufrieron 800, de las que unos 300 fueron muertos. Tras la victoria, su padre le concede el mando de la Escuadra, mientras él se dirige a Santiago de Compostela en acción de gracias, y después a Valladolid, a informar de la victoria al príncipe Felipe.

Tres notas curiosas

Son muy numerosos los hechos que se pueden destacar sobre su vida y su obra, aunque solo vamos a destacar tres de ellos:

1.-Su Escudo de Armas representa un tablero de ajedrez (“jaquelado” de plata y sable, con 8 cruces de San Andrés, además la corona de marqués y de acolar la cruz de la Orden de Santiago) por la costumbre que tenía de jugar una partida antes de entrar en batalla.

2.-Desde 1948, en El Viso del Marqués (Ciudad Real), se ubica el magnífico Museo y Archivo General de Marina “Don Álvaro de Bazán”.

3.- En uno de sus viajes, trajo consigo un cocodrilo capturado en el río Nilo y el animal vivió en su Palacio hasta su muerte. Como curiosidad, su piel aún se puede contemplar en el interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción del Viso del Marqués.

Colofón

Como colofón hemos de significar que la egregia figura de D. Miguel de Cervantes y Saavedra fue combatiente en la batalla de Lepanto junto a Álvaro de Bazán  y por ello lo inmortalizará en «El Quijote» (Capítulo XXXIX) con esta grandilocuente frase: «Tomóla la capitana de Nápoles, llamada La Loba, regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por aquel venturoso y jamás vencido capitán don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz».

Igualmente, un Memorial de los servicios de la Casa de los marqueses de Santa Cruz (en el discurso de 170 años), redactado por su nieta, Eugenia de Bazán, resume así sus «Servicios»: “Rindió ocho islas, dos ciudades, veinte y cinco villas, y treinta y seis castillos fuertes: venció ocho capitanes generales, dos maestres de campo generales, soldados y marineros de Francia 4.753, ingleses 780, portugueses rebeldes de las islas, y de la armada del río de Lisboa, y tres galeones que estaban en Setúbal 6.460, esclavos que hizo en la isla Tercera y la del Fayal 2.500, turcos que cautivó 1.605, moros 2.138, dio libertad a 1.574 cristianos que estaban cautivos, rindió cuarenta y cuatro galeras Reales, veinte y una galeotas, veinte y siete bergantines, noventa y nueve navíos de alto bordo y galeones, una galeaza; y ganó en todas las ocasiones 1.814 piezas de artillería”.

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