EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

Domingo, 14 de noviembre de 2.021.

FALLECIMIENTO DEL GENIAL COMPOSITOAR MANUEL DE FALLA

                                                                                  Autor: Antonio Gómez Romera

Hoy se cumplen 75 años del fallecimiento del genial maestro y compositor gaditano, Manuel de Falla Matheu, en el chalet de “Los Espinillos” (Alta Gracia, a unos 30 Km. de Córdoba Argentina). Sucede mientras dormía y nueve días antes de cumplir los setenta años de edad, por causa de una parada cardíaca. Una pequeña casa de estilo suizo pintoresquista, el número 1.011 del Bulevar Pellegrini, situada sobre una ladera en la ciudad cordobesa de Alta Gracia (Córdoba), en el corazón de Argentina, fue su última morada. Falla muere sin poder finalizar su última obra, “La Atlántida”. De él se han escrito numerosas reseñas sobre su obra y personalidad, siendo una muy reciente la del profesor y articulista José María García de León, quien define al genial compositor como “un músico de casi enfermiza sensibilidad, de una autoexigencia severa que le hizo rechazar en más de una ocasión cualquier creación que no lograra alcanzar el alto ideal estético que en principio la impulsara. Una vida compleja, pues, dentro de lo minucioso y metódico de su personalidad, en buena medida explica la huella continua que fue dejando por todos estos lugares en los que residió” (José María García de León, “Cádiz y Manuel de Falla”, Diario de Cádiz, 16 Enero, 2019).

Chalet de “Los Espinillos”, Alta Gracia (Córdoba, Argentina) y estatua de Manuel de Falla y Matheu.

En la mañana del jueves, 14 de Noviembre de 1946, su hermana María del Carmen le encuentra muerto en el lecho, como no despertado. Según el Dr. Carlos Ferrer Moratel (1902-1949), un «síncope cardiaco»  ha sido la causa del repentino fallecimiento. Cuatro días antes, Falla se ha despedido de una de sus colaboradoras predilectas y gran amiga, la soprano y pianista Conchita Badía de Agustí (1897-1975), que se vuelve a España tras ocho años de estancia y dedicación profesional en tierras argentinas. Según el maestro, “debe de ser el destino”. “Al destino no hay que provocarlo. Yo seguiré viviendo aquí o en cualquier parte de América. Adiós, Conchita. Hasta que volvamos a vernos. Y si no, en lo eterno”.

Por una copia mecanográfica de fecha 6 de noviembre de 1946 que se conserva en el Archivo Manuel de Falla en Granada sabemos igualmente que citó a José María Vázquez Pibernat, Director del Conservatorio de Música y Declamación Ibero-Americano, con sede central en Buenos Aires, “a las siete de la tarde del próximo día 13, Dios mediante, para tomar un refresco y charlar de muchas cosas”.

En cuanto recibe la nueva del triste suceso, el Ayuntamiento de Cádiz notifica a la familia su pesar y solicita a los Ministros de Exteriores y Gobernación que el cadáver sea trasladado a su ciudad natal, donde debe ser enterrado, salvo que él hubiese dejado dicho en su testamento lo contrario. El médico y anatomista aragonés Dr. Pedro Ara Sarriá (1898-1973), que forma parte de la Embajada Española en Argentina como agregado cultural, se traslada de Buenos Aires, a Alta Gracia, y dirige el embalsamamiento del cadáver en el Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba (Barrio de las Quintas) y prepara su traslado a España. El lunes, día 18, sus restos mortales son velados en el Hospital Español (Parque Sarmiento, frente a la Ciudad de las Artes). Un día después, martes 19, se le traslada a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, donde tiene lugar un solemne funeral, y al pasar por el «Teatro Rivera Indarte», hoy, «Teatro del Libertador General San Martín», ubicado en la avenida Vélez Sarsfield, se oye la música de su «Amor Brujo». Temporalmente se le entierra en el Panteón de las Hermanas Terciarias Carmelitas Descalzas del Cementerio de San Jerónimo (calle Churro, 551, Barrio Alto Alberdi), hasta su traslado en tren a Buenos Aires. María del Carmen Falla escribirá entonces una carta a su hermano Germán en la que refiere que “respecto al cuerpo de Manolo, hay que evitar por cuantos medios puedas todo homenaje político, que siempre le había horrorizado. […] Yo, recordando lo que él me decía, lo prohibí aquí. Querían llevarle al teatro, pero yo me impuse y me obedecieron. Les dije que el cuerpo de mi hermano únicamente se llevaría a sitio sagrado, así que del hospital se llevó a la catedral, donde fue el funeral, y de allí al Panteón de los Carmelitas, porque él era hermano del Carmen”.

Manuel de Falla en su casa Alta Gracia (Córdoba, Argentina)

El domingo, 22 de Diciembre, María del Carmen se embarca junto a los restos de su hermano en el trasatlántico «Cabo de Buena Esperanza» (1940-1958), buque de la Compañía Ybarra & Cía, que desplaza 12.595 toneladas de registro bruto, con una eslora de 163,12 metros por 22 metros de manga y 10 metros de calado máximo. Sus motores son propulsados por 4 turbinas a vapor alimentadas por 8 calderas a dos ejes que les dan una potencia de 12.000 HP y una velocidad máxima de 18 nudos. Hace escala el lunes, 6 de Enero de 1.947, en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en cuyo ayuntamiento se ha dispuesto un improvisado oratorio para recibir al féretro. Asimismo, el Ministerio de Marina dispone que sea transbordado al cañonero minador “Marte”, que lo va a conducir directamente a Cádiz.

El jueves, 9 de Enero, llega al puerto de Cádiz, donde los restos mortales de Falla son recibidos por su familia y por diferentes autoridades eclesiásticas, civiles y militares.

El féretro es colocado en un armón de artillería, arrastrado por cuatro caballos adornados con mantas negras y llevados por trabajadores del Ayuntamiento. La comitiva fúnebre, presidida por el subsecretario de Educación Nacional, Jesús Rubio García-Mina (1908-1976) y el presidente de la Real Academia de la Lengua, José María Pemán y Pemartín (1897-1981), recorre las calles de Cádiz en medio de una inmensa marea humana que decide acompañar al músico en su último adiós hasta la Catedral, donde se celebra un solemne funeral. Con autorización expresa del papa Pío XII, los restos son enterrados en la cripta de la Catedral, en una fosa sobre la que depositan arena de la playa de Sancti Petri y tierra del Carmen granadino de la Antequeruela.

Manuel de Falla y Matheu (1876-1946).

Como colofón solo citar que María del Carmen, seis meses después del fallecimiento de su hermano, relata el suceso en una carta dirigida a Ángel Barrios: “La muerte de mi querido hermano Manuel (e.p.d.) fue de repente, cuando tenía mejor aspecto […] Se quedó con una cara tranquilísima, como si nada hubiera sufrido. ¡Qué cuidadito tenemos que tener, pues la muerte viene cuando menos se piensa!”. E igualmente, destacar que sobre el original mecanografiado de la carta (San Fernando, Cádiz, 31 de Mayo de 1.947) que se conserva en el Archivo de la Alhambra, dentro del Legado Ángel Barrios, el propio Manuel de Falla había ordenado su propio epitafio: “El honor y la gloria son de Dios“.

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