RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

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FELIPE IV Y EL TÍTULO DE CIUDAD A MOTRIL EN 1657

MANOLO DOMÍNGUEZ -Historiador y Cronista Oficial de la Ciudad de Motril-

Desde principios del siglo XVII Motril venia reivindicando a la Corona que se le diese título de ciudad, ya que era una de las poblaciones más importantes del reino de Granada y contribuía ampliamente a la riqueza del Reino con cuantiosos impuestos, cargados fundamentalmente sobre el azúcar y que se cifraban, en esta época, en unos 170.000 ducados anuales.

Por otro lado, desde las primeras décadas del siglo XVI, también se reclamaba por los motrileños que se le devolviese su autogobierno municipal, que, concedido en la capitulación de 1500 por los Reyes Católicos, pronto fue suspendido e incorporada, la entonces villa, a la jurisdicción granadina, cuyo corregidor lo era también de Motril.

A mediados del siglo XVII era una pujante población que, con más de 6.000 habitantes, se reputaba por una de las más ricas del Reino. Su vega producía ingentes cantidades de cañas de azúcar que, molidas y manufacturadas en seis ingenios azucareros, daban empleo a unos 5.000 trabajadores en las labores de la zafra y a otros 3.000 en las fábricas, además de proporcionar un importante volumen comercial.

También tenían dificultades. Una de ellas era la defensa. Nuestra playa escasamente protegida era continuamente objetivo de piratas y corsarios, que atacaban los barcos que cargaban azúcar y que generalmente se defendía con el exclusivo arrojo de los vecinos. Otro problema importante eran las maltrechas y escasas vías de comunicación. Los caminos hacia Granada y Almería eran prácticamente de herradura y el de Málaga se veía continuamente interrumpido por las avenidas del río Guadalfeo y por la inexistencia de un puente que lo salvara. Por otro lado, debido al monocultivo del azúcar, casi todos los alimentos tenían que traerse de otras partes lo que encarecía considerablemente los precios y ocasionaba frecuentes hambrunas.

Cartas reales de Felipe IV de merced a Motril

De todas maneras y salvando los problemas, Motril, aparecía en estos años como una prospera ciudad, con enormes posibilidades para que se produjese un importante despegue económico que conllevase también un elevado crecimiento demográfico; despegue que al final no se realizó debido a la escasa diversificación económica, los altos impuestos que recaían sobre el azúcar, las malas comunicaciones para un desarrollo armónico del comercio y porque, tras la epidemia de peste de 1679, la caña de azúcar entró en un ciclo de crisis que no remontó hasta la segunda mitad del siglo XIX.

A pesar de todo, los motrileños van a ver en 1657 colmadas parte de sus aspiraciones ya que el rey Felipe IV va a reconocer los importantes servicios que Motril proporcionaba a la Corona y concederá a la villa tres importantes mercedes que fechadas en Madrid el 3 de junio de ese año y que vienen a satisfacer las reivindicaciones locales en lo que se refiere al propio gobierno y a la categoría de Motril como entidad de población.

En la primera carta de privilegio, por fin el rey concede la merced de que se posea Corregimiento propio y separa, después de más de 150 años, su jurisdicción de la de Granada, dando al Ayuntamiento motrileño el pleno autogobierno sobre la población y su término municipal.

La segunda merced, otorga a Motril título de ciudad con todos sus privilegios, honras, libertades, preeminencias y prerrogativas.

Y en la tercera, el rey, autoriza y concede la gracia de que se pudiese usar para siempre jamás dosel con las Armas Reales y las de la Ciudad, según y manera como se hacía en Huete, Lorca y otras ciudades de España.

Cartas reales de Felipe IV de merced a Motril

Motril veía así cumplidas sus aspiraciones largamente demandadas, aunque estos tres privilegios, cuyas cartas originales se conservan en el Archivo Municipal, eran de los considerados remuneratorios, a cambio de los cuales nuestra ciudad se obligó a pagar por ellos a la Real Hacienda una considerable compensación económica.

En realidad, y a la postre, los motrileños tuvimos que comprar a la Corona la concesión de nuestra propia autonomía municipal y el reconocimiento nuestra importancia urbana, algo que se nos había negado largamente a pesar de que así lo habían acordado los mudéjares motrileños con los Reyes Católicos en la ya lejana capitulación de 1500.

En lo que se refiere al lema “Muy Noble y Leal” que aparece en la heráldica de la ciudad, no hay por ahora una fecha concreta sobre su concesión. Se ha escrito que le fue otorgado por Felipe V por los servicios prestados por los motrileños durante la Guerra de Sucesión. Otras fuentes citan que lo confirió Fernando VI en 1757. Lo cierto es que ya se usaba en 1680 y así aparece recogido en el libro de Niño de Guevara sobre la epidemia de peste sufrida por la ciudad en 1679 o en 1709 con ocasión de la publicación de un panegírico dedicado a la Virgen de la Cabeza para que libre “a la muy noble y muy leal ciudad de Motril” de una plaga de langosta.

Por último, citar que el 5 de marzo de 1912 el rey Alfonso XIII otorga el tratamiento de Excelentísimo al Ayuntamiento de Motril.

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