EL VERBO PROSCRITO

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     LA RESACA ME ATACA

JUAN JOSÉ CUENCA -Escritor-

Los hay bebedores y no bebedores. Aquellos que se meten por el gaznate hasta el agua de los floreros y aquellos otros que huyen del alcohol como del mismísimo infierno. También los hay, no crean, que beben moderadamente, circunstancialmente incluso, pero que no tienen en este hábito mayor problema ni dependencia. Los bebedores empedernidos, aquellos que verdaderamente tienen en el alcohol una enfermedad gravísima no entrarán hoy en este artículo porque ellos, al vivir permanentemente abrazados a la botella, apenas si saben lo que es una resaca. A no ser que paren unos días de auto repostarse, pero eso ya no sería resaca sino que entraría en la peligrosa y oscura zona del síndrome de abstinencia.

Efectivamente, hoy daremos unas pequeñas pautas para acabar (o paliar un poco, en todo caso) con la temida resaca después de haber tenido una noche movida de fiesta, con el alcohol corriendo a raudales como el Nilo de Egipto. Cuando llegamos a esta  situación ebria y descontrolada no sabemos realmente si meternos en la cama, en la lavadora o tirarnos directamente por el balcón para acabar de una vez por todas con ese mal cuerpo. Para esto existen trucos –algunos más eficientes que otros- para acabar con la resaca. Estén atentos.

¿Pero a qué llamamos resaca? Sin duda un día de resaca es duro, algo así como haber perdido una guerra después de haber tocado el cielo con las manos. Produce amnesia ligera o pérdida de la memoria de lo ocurrido durante el episodio etílico. Además pueden producirse alteraciones gástricas como vómitos o menos frecuentemente diarrea, debido a que el alcohol provoca la erosión de la mucosa gástrica y la pérdida de la vellosidad intestinal. Otros síntomas a destacar son la cefalea (producida por la deshidratación de las meninges, disminución de la glucosa y dilatación de los vasos sanguíneos); sed intensa originada como una respuesta del cuerpo para contrarrestar los efectos de la deshidratación causada por la degradación del alcohol; dolores abdominales y musculares, posibles flatulencias y un generalizado embotamiento nervioso son otros síntomas frecuentes. ¿Los síntomas?: dolores de cabeza, acidez, malestar…La resaca post-alcohol deja el cuerpo en reposo y deshidratado, ya que el flujo de sangre y la energía se concentran en el proceso digestivo, provocando un estado anímico bajo y cansancio.

A continuación, ahora sí, les dejo 10 trucos infalibles para acabar con la resaca. De nada, ¿eh?

1.- Nunca jamás, pero never never, tomar paracetamol o ibuprofeno, ya que el hígado ha sufrido mucho en la metabolización del alcohol y puedes provocar un grave daño hepático.

2.- Dejar descansar al hígado por ese mismo motivo, que en ese momento se encuentra limpiando las impurezas y los tóxicos del alcohol. No le demos más trabajo del que ya tiene y evitemos comidas copiosas. Por supuesto, olvidémonos de los azúcares refinados y de las grasas.

3.- Es absolutamente básico rehidratarse, pero no sólo bebiendo abundante cantidad de agua, sino también ingiriendo alimentos ricos en ella como puede ser un buen caldo de verduras o una simple pera.

4.- Si nos levantamos con resaca lo recomendable es tomarse una infusión de té con jengibre. Y si le añadimos un huevo pasado por agua, mucho mejor.

5.- Durante o después de una resaca no debemos atiborrarnos de comida. Para contrarrestar las bajadas de minerales y azúcares se recomiendan las mini-comidas y snacks revitalizantes. Buenísimos el plátano y las nueces.

6.- Añadir a la comida abundante color verde en forma de hojas de espinaca, achicoria, vitaminas y minerales anti-resaca.

7.- Después de comer (y si hemos hecho las cosas bien) notaremos una mejoría. Pero no hay que echar las campanas al vuelo, por lo que es preferible olvidarse del café que es diurético y que nos deshidrataría aún más.

8.- Si hemos pasado el día con mal cuerpo por la resaca lo mejor es cenar alimentos ricos en vitamina B12 como el atún, algo de marisco o unas sardinas.

9.- Ni que decir se tiene que hay que olvidarse por completo de echarse una copa. Primero restauremos nuestro cuerpo y mañana será otro día.

10.- Habremos oído infinidad de veces consejos de amigos y conocidos. Uno de esos  consejos (que si bien no es malintencionado puede perjudicarnos) es “limpiarse en la sauna”. Recuerden que la combinación de alcohol, altas temperaturas y sudor nos puede conducir a un nivel alarmante de deshidratación. Consejo muy, muy peligroso.

Llegados a este punto, sólo me queda avisarles de que ahora que se acercan estas fiestas tan señaladas (y obviando lo raras y contrahechas que van a venir) beban con moderación. Los que puedan y a los que dejen. Tampoco se trata de salir a la calle en estampida para aprovechar hasta el último minuto antes de la restricción horaria bebiéndose como un descosido hasta el agua de las fuentes.

Que las ganas son muy malas y ya nos vamos conociendo.

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