RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

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LA ERMITA DEL CARMEN. UNA REFLEXIÓN GRÁFICA DE UN MONUMENTO HISTÓRICO MOTRILEÑO

MANOLO DOMÍNGUEZ -Historiador y Cronista Oficial de la Ciudad de Motril-

A través del tiempo y de la historia de las ciudades, las personas han ido modificando muchos de los usos que se tienen en la arquitectura y estos cambios hacen que se adapten y creen nuevos sistemas de funcionalidad. Por lo que la arquitectura se ha vuelto un tanto general, ya que muchos de los edificios históricos que aún subsisten de épocas pasadas, han sido transformados en ocasiones en espacios que no corresponden a la idea principal para la que fueron creados, alterando su estructura original  y en los que únicamente se deberían haber hecho obras de rehabilitación, consolidación y restauración; es decir, asegurar su conservación. Todo ello, bajo la firme convicción de que el conocimiento sobre el patrimonio y su difusión a la sociedad resulta siempre el camino más directo y seguro para garantizar su preservación en el tiempo.

Esta concepción de la conservación nos llevaría inevitablemente, a la necesidad de la investigación sobre el patrimonio histórico-artístico desde una perspectiva interdisciplinar, sobre todo desde una concepción global unitaria y convergente hacia ese objetivo común de identificar los valores inherentes de cada edificio considerado histórico que justifican su trascendencia y buscar los medios para su protección. Algunos de estos valores tienen incidencia directa en su propia realidad física, como la rehabilitación en sí misma, pero existen otros valores como los históricos, simbólicos o afectivos, que son en mayor o menor medida inmateriales, pero no por ello resultan menos importantes a la hora de su consideración como bienes de la colectividad o patrimonio histórico. Toda protección patrimonial debe, por tanto, basarse en identificar estos valores, como paso previo a cualquier actuación constructiva en edificios considerados históricos.

La intervención sobre el patrimonio arquitectónico de una ciudad implica un ejercicio de gran responsabilidad por parte de las personas que han de llevarla a cabo. La realización de una fase previa de estudios complementarios, así como la participación de equipos multidisciplinares en el proceso de desarrollo de los proyectos de intervención en cualquier edificio histórico, supone un buen punto de partida para poder lograr una intervención coherente con el monumento y su entorno, este último, entendido como el espacio que rodea al edificio histórico y que, también, debe preservarse.

En Motril, por desgracia, hemos perdido mucho del patrimonio arquitectónico histórico legado por nuestro pasado, pero todavía hemos podido conservar algunos, muy pocos, edificios históricos de interés, que merecen la pena de ser protegidos de los derribos o de intervenciones arquitectónicas desafortunadas que destruyan la concepción, el uso y el entorno que se les dio en su origen.

Para el conocimiento de estos edificios que aún conservamos poseemos, al menos desde primeros del siglo XX, además de antiguos datos escritos, la fotografía que se ha convertido en todo un documento histórico básico para estudiar la evolución arquitectónica de algunas de estas edificaciones que conforman el patrimonio histórico-artístico de nuestra ciudad. Gracias a los fotógrafos motrileños, sus fotografías y a quienes la han guardado, se ha podido ilustrar parte de la memoria colectiva de la ciudad, recuperando fragmentos de su recuerdo visual.

Y para acercarnos a esa memoria histórica visual de nuestro patrimonio, queremos hacerlo a través de las fotografías existentes de uno de nuestros monumentos emblemáticos, la tradicional ermita de Nuestra Señora del Carmen, antiguamente San Roque, situada sobre un pequeño promontorio natural elevado, cuyo centro lo ocupa una cruz de piedra, en la confluencia de las calles Camino de las Cañas y san Roque. Está constituida por un conjunto integrado por dos edificaciones de distinto tipo y construidas en épocas diferentes. La primera, situada en el costado oriental del actual templo, es seguramente parte de la primitiva ermita dedicada a la advocación de san Roque erigida según los datos existentes con anterioridad a 1547 y situada a la salida de Motril en el camino de Granada. A esta ermita originaria, se adosó en su costado oeste, una nueva edificación bastante más grande y de mayor calidad, construida en una fecha que ignoramos, aunque con toda seguridad debió ser en el siglo XVII por lo que indican sus características arquitectónicas y dedicada, tras la epidemia de peste de 1679, a la advocación de la Virgen del Carmen. El edificio no sufrió daños en su arquitectura durante la Guerra Civil.

Las fotografías que se han conservado (Gracias a “Recuperar la Historia de Motril” de donde las obtenemos) de esta iglesia desde principios del siglo XX hasta la actualidad, nos permiten conocer visualmente la evolución de la edificación y su entorno.

Merece la pena contemplar las fotos de esta vetusta y popular ermita motrileña y apreciar sus trasformaciones en los últimos cien años, en el contexto de la valoración y conservación del patrimonio histórico de la antigua ciudad que es Motril.

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