‘Del cultivo tradicional a la agricultura sostenible’

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La exposición ofrece un centenar de imágenes, así como maquinaria de la época en el Museo de Historia de Motril hasta el próximo 24 de enero de 2015.

LUISA GARCIA y FULGENCIO SPA
Las instantáneas, que van desde los años veinte hasta principios del dos mil nos adentrarán en la genealogía local de uno de los sectores que con mayor impulso están sosteniendo la economía motrileña en el presente y que tienen su arraigo en nuestro pasado, especialmente enraizado en la producción de caña de azúcar. 

La primer edil, Luisa García, afirmaba que en este recorrido, el espectador se adentra en las colecciones procedentes del archivo municipal, la fototeca de Arsenio Rueda Marín, ingeniero agrónomo que introdujo en el cultivo de caña la popular variedad de  Armiz, para continuar con el legado fotográfico que dejaron la incorporación de otros cultivos como el algodón, la almendra, los claveles motrileños, o la patata, lo que demuestra que nuestro sector agrícola goza de una salud excelente, que ha crecido con los años y es sinónimo de innovación y calidad. 

Así se pone de manifiesto en las referencias que aporta esta muestra, extraídas de las hemerotecas, con artículos sobre el estado de la vega, tipología de cultivos y su extensión entre los años 1931 y 1944. 

Esta transformación en cuanto a la materia prima, ha crecido en paralelo con la mejora de las infraestructuras agrícolas y prueba de ello son las fotografías en las que se recogen los canales de riegos que permitieron que en la vega produjera más y se ampliará como las obras de encauzamiento del Río Guadalfeo en el 1944-1946, la construcción del canal en los años 1953-1956 para el regadío de los llanos de Carchuna. y también la presa del Azud de Vélez en el 56. 

La vega motrileña es un espacio que está revitalizándose como alternativa a la crisis y es un espacio en el que ha proliferado tanto el minifundio tradicional como la introducción de nuevas variedades de cultivo de hoja como brócoli o coles de bruselas, así como cultivo de primor que también está dando muy buenos resultados, según la alcaldesa, quien añadía que también desde el Ayuntamiento “estamos arrimando el hombro” para apoyar a nuestros agricultores con iniciativas pioneras tales como el acuerdo alcanzado con la empresa Alkol Biotech para que recuperemos en nuestra vega un elemento tan arraigado a la cultura local como es la caña de azúcar, que a su vez daría una alternativa más a nuestros los profesionales del sector que podrían diversificar su negocio, convirtiendo la ciudad en una referencia de innovación y ejemplo de sostenibilidad. 

El proyecto, que se implantaría en Motril como ciudad piloto por su prestigio social como capital de la caña de azúcar, podría desde la Costa Tropical extenderse a otros puntos del sur de Europa con similares características climáticas, creando un híbrido de caña y especies herbáceas locales para producción sostenible de biomasa de alta productividad de celulosa. 

Por su parte, la concejala de Cultura, Elena Vallejo ha anunciado que el Ayuntamiento de Motril sacará un fascículo la semana que viene para compilar este fabuloso legado de fotografías apostadas por distintas familias y vecinos que han donado material y a los que aprovecho para agradecer sus aportaciones. 

En este sentido, Fulgencio Spa que ha prologado el fascículo de la exposición, ha destacado en su discurso, cómo la agricultura es el primer avance de la civilización, cuando el ser humano deja que ser un recolector y comienza a cultivar los alimentos que precisa. Spa ha alabado el tesón y la lucha de los agricultores de todos los tiempos por intentar sacar los mejores frutos de la tierra siempre con los ojos puestos al cielo por el temor de que una helada o una tormenta acabe con el sustento de su familia. 

Del mismo modo, Fulgencio Spa ha resaltado la evolución que ha registrado la producción agrícola y la comercialización en los últimos años. Así, ha comentado cómo fueron los orígenes de las primeras corridas de frutas y hortalizas “chozas alumbradas por luz de carburo y la parte que hacía de oficina estaba cubierta de uralita por si llovía…,nuestra informática era lápiz, goma de borrar y sacapuntas” Así, el tomate verde pintón del Llano se envasaba en cajas de seis kilos y se embarcaba en Calahonda en un paquebote de la familia Gálvez de Castell de Ferro para que durante el trayecto hasta Barcelona se madurara. 

La próxima colección fotográfica versará sobre el comercio local, y los lugares emblemáticos y tradicionales dedicados a esta actividad.

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