Espectaculares Soulbop en Almuñécar

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Con un lleno histórico en el parque de El Majuelo la nueva formación del grupo Soulbop dio un concierto electrizante y bailable. Los Soulbop 011 aglutinan una inclasificable mezcla de jazz, funk, «avant-noise» y, en menor medida, otras corrientes musicales. El encuentro en Jazz en la Costa de los cabezas cartel Bill Evans y Randy Brecker con los experimentalistas y audaces John Medeski, Chris Wood, y Billy Martin, se conjugó en la formación de un solo organismo en el que su vanguardismo encajaba con la fusión de alto voltaje, y menos convencional que las anteriores formaciones de la marca. La enorme espectacularidad de esta formación es siempre una garantía de, primero agotar las entradas, cosa que hicieron ya hace semanas, y luego un imponente espectáculo de altísimo nivel y diseñado para epatar. En este esquema de fácil acceso y sorpresas pirotécnicas,  Medeski, Wood, y Billy Martin fueron los invitados ‘raros’ lo que aportaron la imprevisión y la sorpresa, muy de agradecer y que el público supo valorar dentro de un esquema establecido desde hace años. Todos un éxito que un mar de público puesto en pie aclamara al quinteto aunque sopor ello arrancara de los músicos ese segundo bis que redondeara las dos horas de concierto. 

Chucho Valdés

Pianista, compositor, arreglista, docente, director de orquesta, concertista en afamados escenarios, doctor honoris causa por prestigiosas universidades -el más reciente junto a Mavis Staples por la Bercklee School de Boston-, más de cincuenta grabaciones, catorce nominaciones y ocho Grammys justifican la afirmación de que Chucho, muy querido por los aficionados granadinos, es maestro en todos los géneros y un músico que figura con letras de oro en la historia de la música.

Dionisio de Jesús Valdés (Quivicán, La Habana, 1941), hijo de Pilar Rodríguez y de Ramón Emilio Valdés, más conocido como Bebo, tuvo la suerte de crecer escuchando y aprendiendo de grandes maestros como Chano Pozo, Benny Moré, Ernesto Lecuona o Chico O’Farril. En su proceso de maduración musical, con solo quince años, crea su primera banda, y un año después forma parte de la genial Orquesta Sabor de Cuba, dirigida por su padre. En 1967 funda la Orquesta Cubana de Música Moderna.

Chucho siempre se había interesado por lo clásico y lo folclórico: desde Rubinstein, Bolet y Horowitz hasta cómo traducir el toque de los tambores batá al teclado; pero la idea de

fusionar el jazz, el rock y el funk con los ritmos tradicionales afrocubanos y descubrir  nuevos sonidos rondaba en la mente del pianista cubano; es así como nace Irakere en 1973. Con nombres como los de Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval, Carlos Emilio Morales o Carlos Averhoff se empezó a escuchar una música original e innovadora, que fusionaba las raíces profundas del folclore musical afrocubano, el jazz y lo clásico en un producto de altísima calidad interpretativa. El grupo, a pesar del bloqueo de la isla, fue a Estados Unidos contratado por el sello Columbia y propició toda una explosión del denominado jazz latino a lo largo de sus veinticinco años de existencia, gracias a la sabiduría e inspiración de Chucho. Fue el primer grupo cubano que ganó un Grammy, en 1980.

Pero Irakere no es sino el punto de partida de una serie de éxitos que han acompañado al pianista cubano en todo lo que ha hecho a lo largo de su dilatada carrera, como su último álbum, Chucho’ Steps, que presenta en Jazz en la Costa con su banda The Afro-Cuban Messengers. «Los músicos sienten más que nunca que sus ideas son muy bienvenidas y que ellos forman parte de la música. Es un proceso de trabajo muy similar al que teníamos en Irakere». Esa increíble compenetración le ha valido su más reciente Grammy 2011 como Mejor Álbum de Jazz Latino. Para Chucho la música es su vida: «Bueno, ya te digo, la música es el aire que respiro, es lo que me alimenta».

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