✍Domingo A. López Fernández
Cronista Oficial de la ciudad de Motril
📸Fotografías: EL FARO
El motrileño Jesús Ortega ofrece una charla sobre el proceso llevado a cabo en su restauración

La imagen de Nuestra Señora de las Angustias ha regresado a su ermita tras el largo proceso de restauración al que ha sido sometida en el taller del artista motrileño Jesús Ortega Fernández. Su llegada se verificaba a las 23:30 hrs de la noche del pasado viernes, 12 de septiembre, instante en el que la junta de gobierno de su hermandad le esperaba a las puertas de la ermita. El momento fue único, pues ninguno de los vecinos del barrio pudo contemplar la imagen hasta que fue ubicada junta al altar y sus camareras y el restaurador la revistieron con sus mejores galas. Finalmente, ultimado todo el proceso, a las 2:00 h de la madrugada los hermanos abandonaban la ermita dejando a la Virgen expuesta en un vistoso altar de cultos a los pies del presbiterio, en el que se podía ver a sus pies un conjunto de 65 flores que tienen un significado especial, pues cada rosa representa cada uno de los 65 días que la imagen ha permanecido fuera de su casa.

Con el feliz regreso de la imagen, la junta de gobierno de la hermandad ha diseñado un programa de actos conmemorativos que daba principio el sábado, 13 de septiembre, con la apertura de las puertas de la ermita a las 10:00 h. Paralelamente, un constante repique de campanas y una traca de cohetes anunciaba a los vecinos que Nuestra Señora de las Angustias ya se encontraba en su casa. Desde ese momento quedaba expuesta a la veneración pública en horario de 10:00 a 13:30 h y de 17:00 a 21:00 h. Se hace significativo recordar que durante todo el día la Virgen ha permanecido acompañada de miembros de su hermandad y numerosos vecinos que han rezado junto a la imagen, muchos de los cuales, con sumo fervor, han pasado sus manos sobre los pies del Cristo.
Ya en la mañana del domingo, a las 11:00 h, ha tenido lugar la eucaristía en acción de gracias por el feliz regreso de la Virgen, que ha presidido su consiliario, D. Alberto Sedano Rodríguez. Este día, en el que se celebra la exaltación de la Santa Cruz, la hermandad también lo ha manifestado con la exposición a culto del Cristo de la Sed, impresionante crucificado que desde el presbiterio dirige su mirada compasiva a su Madre en el camarín. El ceremonial ha sido seguido masivamente por los fieles, que han llegado a abarrotar por completo el recinto eclesial, siendo muchos los que han tenido que permanecer a las puertas de la ermita.

Concluida la santa misa, el restaurador de la imagen, Jesús Ortega, ha expuesto a todos los presentes el minucioso proceso a que han sido sometidas las dos efigies que componen el conjunto escultórico, que es obra realizada en 1942 por el imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa. El restaurador comenzaba su discurso con el exhaustivo diagnóstico del estado de conservación llevado a cabo mediante un análisis visual con la toma de fotografías y el examen con luz ultravioleta. Según avanzaba, dichos estudios pusieron de manifiesto diversos problemas en dos aspectos, el primero de ellos en el soporte, con la presencia de grietas, uniones muy visibles y refuerzos internos poco adecuados que afectaban a la estabilidad de la obra. En segundo lugar, la policromía, que manifestaba un deterioro evidente por la acumulación de suciedad, el espeso barniz oxidado que ocultaba los matices originales, los arañazos provocados por los alfileres de las vestimentas, retoques poco homogéneos de antiguas intervenciones y pestañas postizas de gran tamaño que desvirtuaban el aspecto real de la escultura. En definitiva, según afirmó, todo ello provocaba una pérdida notable en la calidad estética y la legibilidad en la obra.
En su disertación, el restaurador afirmó que a partir de este diagnóstico se definieron los criterios de intervención, que giraron en torno a tres principios básicos: el respeto absoluto a la obra original y a su lenguaje artístico, el criterio de mínima intervención, optando siempre por los tratamientos menos agresivos, y el empleo de materiales de primera calidad, reversibles, inocuos y estables. Además, pudo llevar a cabo una completa documentación del proceso, garantizando la transparencia y el registro histórico de cada actuación realizada.
Iniciada la intervención, la restauración se pudo acometer en distintas fases, comenzando con una meticulosa limpieza que permitió eliminar barnices oxidados y depósitos de suciedad, con lo que se pudo restaurar la policromía original, la luminosidad y los matices propios conferidos por el artista Sánchez Mesa. Junto a ello, la consolidación de grietas estructurales y la fijación de zonas con riesgo de desprendimiento. Asimismo, el estucado de las lagunas detectadas, lo que dio continuidad a las superficies dañadas y posibilitó la reintegración cromática, que ha sido realizada de manera diferenciada y respetuosa. En definitiva, se pudo devolver la unidad estética a la imagen sin alterar los elementos originales. Según avanzó el restaurador, se ha ultimado todo el proceso con la aplicación de una capa de protección final para garantizar la estabilidad en el tiempo y la sustitución de las pestañas deterioradas por otras más adecuadas y acordes a la estética de la obra.

En sus conclusiones, Jesús Ortega afirmó que el resultado de la intervención “ha permitido recuperar la intensidad expresiva de la Virgen y el dramatismo del Cristo en su regazo, resaltando la riqueza de las carnaciones y los detalles propios de la policromía original, en tonos tierras y acabados mates característicos del autor. La imagen, que constituye un referente devocional y patrimonial de Motril, se presenta ahora renovada, más cercana a su concepción inicial y en condiciones óptimas para su conservación futura. De este modo, la restauración no solo ha supuesto una labor técnica, sino también un ejercicio de respeto a la memoria artística y devocional de la hermandad y de la ciudad, garantizando que esta joya de la imaginería siga siendo contemplada con la emoción y la devoción que merece”.
Concluida su exposición, Jesús Ortega recibía las felicitaciones de la junta de gobierno de la hermandad de la Virgen, así como de los numerosos fieles que han seguido con atención el proceso a que ha sido sometida su Virgen y Patrona. Por su parte, la Real Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias hacía público un comunicado en el que gozosa exponía que en la mañana “la ermita se ha llenado de fe y emoción. Han sido muchísimos los devotos que han querido reencontrarse con la Virgen de las Angustias: miradas emocionadas, lágrimas de alegría y corazones que han vuelto a latir al compás del amor a nuestra Madre. Ha sido un verdadero regalo comprobar la inmensa devoción que despierta la Reina del barrio, que hoy ya vuelve a estar en su casa”.





