MEMORIA DE ANIVERSARIO FEDERICO MAYOR ZARAGOZA (27/1/1934) – (19/12/2024)

✍Domingo López Fernández

Cronista Oficial de la ciudad de Motril

Una mente privilegiada del siglo XX para España y el mundo (I)

Al cumplirse un año del fallecimiento de D. Federico Mayor Zaragoza, EL FARO quiere recordar su figura y rendir un homenaje póstumo a quien ha sido considerado como una de las personalidades de mayor relevancia y proyección internacional entre las élites intelectuales del siglo XX. Se une a ello el especial vínculo que tuvo en vida con Granada y toda la costa granadina, aunque muy particularmente con Salobreña, lugar de ensueño en el que decidió un día establecer su residencia de verano para disfrutar de excepcional clima y aguas tranquilas. Al margen de ello, Federico Mayor Zaragoza tuvo siempre una especial querencia a EL FARO, el medio decano de la prensa de Andalucía Oriental, al que dedico múltiples entrevistas en las que dejó su impronta de sapiencia, de su saber estar, de su visión del mundo y de su talante conciliador para gusto y deleite de los lectores.

Federico Mayor Zaragoza con dos años de edad (Archivo Familia Mayor-Menéndez).

En su extenso currículo profesional hay que destacar que Federico Mayor Zaragoza obtiene la licenciatura de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid en 1956. Dos años después, en 1958, consigue el título de Doctor en Farmacia por la misma universidad y, en unas bien ganadas oposiciones, alcanza en 1963 la cátedra de Bioquímica de la Facultad de Farmacia de Granada, lo que le implica el traslado a la ciudad de la Alhambra, desde la que llegará a ocupar el cargo de Rector de la Universidad entre los años de 1968 y 1972. Fue ésta una de las muchas ocupaciones que desempeñó en vida, siendo de destacar, entre otras muchas, la fundación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, de la que fue su director.

A nivel político Federico Mayor Zaragoza desempeñó el cargo de subsecretario de Educación y Ciencia (1974-1975), el de consejero del Presidente de Gobierno (1977-1978), el de Ministro de Educación y Ciencia (1981-1982), y el de Diputado al Parlamento de Europa (1987). Su relevancia mundial llega al momento de ser elegido Director General adjunto a la UNESCO en 1978, y Director General del organismo en 1987 y 1993. En su trayectoria, Federico Mayor Zaragoza seguirá ocupando cargos de relevancia en organismos de índole nacional y mundial que han marcado su enorme valía personal e intelectual. Su huella es, pues imborrable, de ahí que EL FARO quiera hoy recordar su trayectoria vital al año exacto de su fallecimiento para situarle en el puesto que merece entre las personalidades más relevantes del siglo XX.

Federico Mayor Zaragoza con sus padres y hermanas (Archivo Familia Mayor-Menéndez).

D. Federico Mayor Zaragoza fallecía en Madrid el día 19 de diciembre de 2024 cuando contaba 90 años de edad, óbito que para España y el mundo ha significado una gran pérdida, sin duda, pues en su trayectoria vital ha sido considerado como una de las mentes más preclaras del siglo XX. Desde luego, todo un personaje hecho a sí mismo que ha dejado enorme huella allá por donde ha pasado. Desde sus años de adolescente tuvo claro hacia dónde iba a encaminar su vida, la investigación científica, y con enorme tesón y perseverancia consiguió finalizar sus estudios universitarios con un expediente marcado por la espectacularidad. De ahí, con iniciativa propia, fue alcanzando las metas que se propuso en todos los ámbitos en los que tuvo la fortuna de estar presente, ya sea la investigación científica, la parcela política o la que le llevará a ocupar cargos de índole mundial como puede ser la dirección de la UNESCO. Sin duda, una mente privilegiada para el universo científico y, por ende, para un mundo necesitado. He aquí, pues su vida, cuya trayectoria el mismo relata a Joaquín Bardavio y se da a la letra en un inmejorable trabajo que lleva por título “Retrato de Federico Mayor Zaragoza” que fue publicado en 1994 en Galaxia Gutenberg del Círculo de Lectores.

Federico Mayor Zaragoza con sus padres y hermana en Barcelona en 1949 (Archivo Familia Mayor-Menéndez).

ORIGEN FAMILIAR

Federico Mayor Zaragoza nace en Barcelona en pleno periodo convulso de  la II república, concretamente el día  27 de enero de 1934.  Lo hace en el seno del matrimonio que han formado Federico Mayor Domingo y Juana Zaragoza Ortega, personas de extracción humilde que en el transcurrir de la vida han ido escalando posiciones para mejorar su escalafón social. En esta dinámica, el padre comienza con el empleo de limpiador de cristales de una fábrica en la localidad de Tortosa. Más tarde lo hace como vendedor en la tienda de “Calzados Royalty”, donde llegará a alcanzar el puesto de gerente, y seguirá su formación laboral como comercial de “Casal del Metge” en Barcelona, empresa dedicada a la venta de material médico, así como en el laboratorio de especialidades médicas “Leti”, que se dedica a terapéutica inmunógenica. En el hogar familiar Federico ocupará el segundo lugar entre los cinco hijos habidos en el matrimonio, siendo María la mayor y, tras él, Juana, Josefa y María Cinta.

La guerra civil estalla en 1936 cuando Federico cuenta dos años y medio de edad, etapa en la que su padre ingresará temporalmente en la cárcel debido a sus ideas religiosas. Finalizada la contienda, Federico Mayor Domingo volverá a ser encarcelado, esta vez por sus ideas liberales y, sobretodo, por ser sobrino del maestro, político y ministro republicano Marcelino Domingo.

Federico Mayor Zaragoza con su padre el día de su boda (Archivo Familia Mayor-Menéndez).

NIÑEZ Y FORMACIÓN ACADÉMICA

Iniciado el periodo de posguerra, Federico Mayor Zaragoza ingresa en el colegio Virtelia, institución que hunde sus antecedentes en la red de colegios catalanes de la Mutua Escolar “Blanquerna”, caracterizada por una formación integral de los alumnos y unos métodos progresistas entre los que se mencionan la renovación pedagógica, la libertad de cátedra y un enfoque humanista y cristiano. Concluida la guerra, la institución Blanquerna será clausurada por las autoridades franquistas, actuación que en 1939 dará lugar a la creación del colegio Virtélia, que prosigue en sus bases una educación cristiana y catalanista de sólida formación y en el que se encuentra integrado un exigente equipo de profesores. Como pone de manifiesto  Joaquín Bardavio, en esta etapa de su vida Federico es un niño muy inteligente y aventajado, pero no llega a sobresalir como el número uno de su clase. Andando los años, y sin pretenderlo, la trayectoria empresarial de su padre va a determinar el futuro del joven Federico. Así es, pues la revolución médica que trae consigo el descubrimiento de la penicilina en 1928 posibilita en España la creación de la mercantil “Antibióticos SA”, en la que Federico Mayor Domingo va a ser designado gerente, lo que le va a implicar el traslado del domicilio familiar a Madrid. Allí, el adolescente Federico, concluye el bachillerato y decide cursar los estudios de farmacia, influenciado, sin duda, por la ocupación laboral de su padre. Sus preferencias se decantan por la disciplina de la bioquímica, cuyos contenidos trascienden al conocimiento de los componentes químicos que se desarrollan en los seres vivos y las reacciones que  integran la base molecular de la vida y sus funciones vitales.

Los estudios universitarios exigen al joven Federico una gran constancia e intensa dedicación, es más, casi sin descanso, dado que durante los periodos estivales continúa una formación alternativa. Así, en vacaciones, acude a París para estudiar el idioma francés y, cuando no, a la fábrica de antibióticos de León, donde toma la práctica real de sus laboratorios.

Federico Mayor Zaragoza en Madrid (1957) (Archivo Familia Mayor-Menéndez).

NOVIAZGO Y ESTUDIOS EN LA COMPLUTENSE

En el primer año de la facultad de la Complutense conoce a la que se ha de convertir en su mujer, María de los Ángeles Menéndez González, “Cheles”, hija del conocido químico y analista Oscar Menéndez Avello. Federico y Mari Ángeles formalizan su noviazgo en el segundo curso de facultad y van a concluir al mismo tiempo su carrera. Federico alcanza su licenciatura cuando cuenta 22 años de edad. Sorprenden, igualmente, sus expedientes, que  no  pueden ser más  aventajados y espectaculares en sus cifras, pues Federico obtiene 25 matrículas de honor de las 29 asignaturas de que consta carrera, y María de los Ángeles le supera con 26 matrículas de honor. Durante esta etapa ambos conocen e intiman con una figura excepcional en diversos campos como es el historiador, musicólogo y filósofo D. Federico Sopeña  Ibáñez, que además es sacerdote y dirige durante muchos años la iglesia universitaria en la que despierta conciencias en la realidad social y política del momento. La cercanía del Padre Sopeña marcará sus vidas para siempre y es más, en su compenetración, quedará integrado en la familia donde impartirá la misa de nochebuena durante 38 años.

Federico Mayor Zaragoza en 1963 tras obtener la cátedra de bioquímica (Archivo Familia Mayor-Menéndez)

MATRIMONIO Y SUS PRIMEROS TRABAJOS

Recién licenciados, Federico y María de los Ángeles piensan en formalizar su matrimonio, aunque previo a ello es la consecución de un trabajo que les posibilite una economía estable. Son nuevamente los consejos de su padre los que determinan que Federico Mayor Zaragoza dedique su actividad a la investigación científica, aún a pesar de su reticencia, pues piensa que esta faceta no suele ser bien pagada y es insuficiente para mantener cómodamente a una familia. Con ayuda de sus padres, Federico adquiere una farmacia en la calle Dr. Castelo de Madrid que le da cierta estabilidad y le permite su matrimonio. Paralelamente, desempeña su investigación científica en la facultad madrileña junto al reputado catedrático de bioquímica D. Ángel Santos Ruiz. 

Federico y María de los Ángeles son dos mentes privilegiadas y muy centradas, de forma que en el seno del matrimonio acuerdan dividirse sus actuaciones. Así, “Cheles”, pese a su brillante expediente, decide dedicarse al hogar y la crianza y educación de los hijos, al margen de ayudar en lo que pueda en la farmacia. Y Federico, con su constancia, decide continuar con la investigación y la preparación de la cátedra de bioquímica.

Federico Mayor Zaragoza ultima su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid en 1958. Su proyección universitaria ha sido espectacular; había terminado la carrera cuando contaba 22 años de edad, y a los 24 ya era doctor. Por aquel entonces solo había cuatro cátedras de bioquímica en España, con lo que su porvenir era bastante oscuro. Aun así, en 1960, se presenta a la única cátedra que existe libre, la de la facultad de Farmacia de Granada, que sorprendentemente el tribunal decide dejar desierta. Federico vuelve a presentarse nuevamente a la cátedra y esta vez consigue la plaza, lo que implica su traslado a la capital granadina en el año de 1963. Para entonces el matrimonio ha tenido dos hijos, Federico (1957) y Cheles (1960), coincidiendo el tercero de ellos, Pablo (1964), estando estable ya en la ciudad de la Alhambra.

Federico Mayor Zaragoza y el científico Severo Ochoa en el momento de ser investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada en 1967 (Archivo Familia Mayor-Menéndez)

SU TRABAJO EN GRANADA

En el pensamiento del matrimonio, la estancia en Granada se plantea solo temporal, pues desean volver a Madrid lo más pronto posible. Sin embargo, el encanto de la capital granadina les envuelve, les sugestiona y les cautiva para siempre.

En el desempeño de su cátedra en la facultad de farmacia las carencias son más que palpables, sobretodo en el aspecto investigador por la práctica inexistencia de fondos. En esta tesitura, Federico Mayor Zaragoza viaja a EEUU y, entre sus gestiones, visita a un conocido químico agrícola, Harry Fowells, al que solicita ayuda para el fomento de la investigación en España. La sintonía entre científicos es mutua y Federico Mayor Zaragoza vuelve a Granada con una ayuda de 4.000.000 de pesetas de la época. Con ello, consigue organizar en la facultad el laboratorio de bioquímica, lo que le va a permitir desarrollar plenamente su trabajo de investigación junto a un ilusionante equipo de jóvenes licenciados. Junto a él se van a formar brillantes colaboradores entre los que van a destacar Magdalena Ugarte, José María Medina, Eduardo García Peregrín, Ignacio Núñez de Castro, Alberto Machado, el motrileño Fernando Valdivieso y Carlos Alonso Bedate, entre otros.

Federico Mayor Zaragoza.

SU ESTANCIA EN OXFORD

En 1966 Federico Mayor Zaragoza trabaja en Paris con la científica Fernande Chategner, quien le va a presentar a todo un referente en la investigación, el bioquímico británico Hans Adolf  Krebs, quien personalmente se interesó por el trabajo desarrollado en Granada y le invitó a visitarle en Oxford. Según Joaquín Bardavio, Federico Mayor enunció ante él las formulas y actividades desarrolladas en su cátedra, y la respuesta de esta figura mundial de la investigación bioquímica fue la de “Me gusta lo que hace y como lo explica. Si pasa por Oxford no deje de venir a verme”. Exultante en su respuesta y deseoso de tener un nuevo contacto, Federico tardó solo 15 días en visitar al profesor Krebs, naciendo así una gran unión y compenetración que llevará a este experimentado científico a visitar Granada, donde será investido “Doctor Honoris Causa” en el año de 1964, gesto que de la mano de Federico se va a reiterar con otros reputados investigadores, lo que a la postre va a dar prestigio y renombre a la universidad granadina en el ámbito academicista mundial.

La amistad y compenetración con el profesor Krebs posibilita que Federico Mayor Zaragoza se traslade con su familia a Oxford y trabaje codo con codo con él en el departamento de bioquímica durante los años de 1966 y 1967. Sin duda, toda una experiencia que le supo a gloria y que supo aprovechar al máximo nivel. Estante en Oxford, Federico Mayor Zaragoza organiza en Granada el Congreso Español de Bioquímica y, en su extensión, en el mes de marzo de 1967 van a ser investidos en Granada dos nuevos “Doctores Honoris Causa”. Se trata del médico de origen checoeslovaco Carl  Ferdinand Cori, que adquirió la nacionalidad americana y que fue director del Departamento de Farmacología de Washington y San Luis y el propio laboratorio de biología de la Universidad de Harvard. Cori, en unión de su esposa, Gerty Theresa Radnitz, recibirán el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1947. Junto a él será investido el científico asturiano Severo Ochoa de Albornoz que también obtuvo la nacionalidad norteamericana y que en 1959 será galardonado, igualmente, con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, honor que compartirá con el bioquímico Arthur Kornberg. Habrá, además, un tercer “Doctor Honoris Causa” por la Universidad de Granada, el médico y bioquímico argentino Luis Federico Leloir, que también conseguirá el Premio Nobel en Química en 1970. Ni que decir tiene que estas nominaciones dan enorme prestigio a la universidad granadina y, por ende, una gran notoriedad a la ciudad de la Alhambra (continuará).

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