EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

✍Antonio Gómez Romera

Domingo, 23 de noviembre de 2025

En el CXLIX aniversario del nacimiento del genital compositor Manuel de Falla

Manuel de Falla con sus padres y su hermano.

Hoy, domingo, 23 de noviembre, festividad de San Clemente de Roma (Siglo I – obispo de Roma), en la cuadragésimo séptima semana de 2025, se cumplen 149 años (jueves, 1876) del nacimiento en aquél Cádiz rico, comerciante y liberal, de Manuel de Falla y Matheu, gran músico, considerado como el compositor más importante de la música española del siglo XX. Lo hace a las 6 de la mañana, en el domicilio familiar, situado en el nº 3 de la Plaza General Espoz y Mina, actual Plaza de Mina. Su familia, establecida en Cádiz desde comienzos del siglo XIX, ha hecho fortuna con el comercio con América como consignatarios y banqueros. Tres días después, el domingo 26, el hijo mayor del matrimonio formado por José María Falla Franco (1849 – 1919), un acomodado comerciante de origen valenciano, y María Jesús Matheu Zabala (1850 – 1919), proveniente de una adinerada familia industrial catalana, es bautizado en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario con los nombres de Manuel María de los Dolores Clemente Ramón del Sagrado Corazón de Jesús. Va a tener 4 hermanos, de los cuales sólo le sobrevivirán dos: María del Carmen (1882 – 1971) y Germán (1889 – 1959), arquitecto de profesión.

Los padres de Manuel son muy aficionados a la música; su madre toca el piano y acude con frecuencia a la Academia Filarmónica de Santa Cecilia de Cádiz y su Instituto de Música, de la que es “socia mérita”, y su padre también es muy filarmónico. Esto hace que desde muy tierna edad tenga una buena educación musical. Su nodriza Ana, “la Morilla”, natural de Ronda, es su más temprana influencia musical y así lo recuerda Manuel: “en mi primerísima infancia, con tan solo dos o tres años, los cantos, danzas e historias de la Morilla me abrieron las puertas de un mundo maravilloso”. Ella es la que introduce en su vida los tradicionales cantes y bailes andaluces que luego Manuel transforma en la más refinada música española.

Manuel con su nodriza, Ana La Morilla.

Con tan solo ocho años, vive la gran epidemia de cólera que azota Cádiz en septiembre de 1885, por lo que su padre traslada a la familia a la cercana población de El Puerto de Santa María. Es su madre quien inicia a Manuel en la música, pero entre el otoño de 1885 y diciembre de 1888, va a ser una amiga de su madre, Eloísa Galluzzo Martínez (1847 – 1920), quien lo haga. De ella recibe clases de piano y solfeo, y el mismo  Manuel refiere que “Eloísa Galluzzo, una amiga de mi buena madre, y por cierto excelente pianista, se encargó de mi iniciación en la música (…) y por quien yo sentía un gran afecto a pesar de sus baquetazos sobre mis dedos poco dóciles, continuó sus enseñanzas con la colaboración de mi madre, durante dos o tres años”, hasta que fallece la madre de Eloísa y ésta ingresa en el Hospital Municipal de Santa Isabel de Jerez de la Frontera (Cádiz) para realizar su postulantado. El martes ,14 de mayo de 1889, a los 42 años, Galluzzo se incorpora al noviciado de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Madrid.

Tras Sor Eloísa Galluzzo, Alejandro Odero Meléndez (1851 – 1897), fundador de la Academia Odero de Cádiz, va a ser su profesor de piano, y Enrique Broca Rodríguez (1843 – 1900), su profesor de violín, armonía y contrapunto. Ambos, desde muy temprano, van marcando carácter en Manuel.

De niño estudia francés, y en su casa de Cádiz se reciben diversas revistas culturales francesas. Incluso, tiene familia en París, donde vive su primo lejano, el pintor Pedro Adolfo de Matheu Montalvo (1900 – 1965). Empieza sus estudios de Bachillerato en 1888 bajo la dirección de profesores particulares en su casa («enseñanza doméstica»), pero tiene que examinarse de cada asignatura ante profesores oficiales en el gaditano Instituto de Bachillerato “Columela”, situado en el antiguo Convento de San Agustín.

Manuel de Falla en 1883, disfrazado del conde Raoul de Los hugonotes de Giacomo Meyerbe

Desde 1892 su vocación musical está decidida. El mismo Manuel de Falla refiere que “A partir de ese momento algo como una convicción tan temerosa como profunda me impulsaba a dejarlo todo para dedicarme completamente al estudio de la composición. Y esta vocación se hizo tan fuerte que llegué a sentir incluso miedo, ya que las ilusiones que despertaba en mí estaban muy por encima de aquello que yo me creía capaz de hacer. No lo digo desde un punto de vista puramente técnico […] sino en cuanto a la inspiración, en el verdadero y más alto sentido de la palabra; esa fuerza misteriosa sin la cual […] no se puede realizar nada verdaderamente útil, y de ello yo me sentía incapaz”.

Y Manuel crea sus primeras composiciones pianísticas, como “Gavotte et Musette”, en la  que toma como modelo una obra de Bach que encuentra en una revista francesa. Además, entre 1896 y 1899, realiza también como “alumno libre” en la Escuela Nacional de Música y Declamación de Madrid, los estudios oficiales de solfeo y de piano bajo la dirección de José Tragó Arana (1856 – 1934), quien había estudiado en París con el pianista Georges Mathias (1826 – 1910), un alumno de Frédéric Chopin (1810 – 1849).

En dos cursos se examina de los cinco de que consta la carrera, y obtiene la misma calificación en todas las asignaturas: sobresaliente, consiguiendo también el Premio Extraordinario de Fin de Carrera.

Placa en la casa natal de Falla.

En 1897, cuando Manuel va a cumplir 20 años, la familia se traslada a Madrid, aunque realiza frecuentes viajes a Cádiz. La situación económica de su familia se ha deteriorado mucho y no pueden seguir costeándole la formación musical, siendo su amigo, el granadino Melquiades Almagro San Martín, quien le paga las lecciones con Felipe Pedrell Sabaté (1841 – 1922), de quien aprende la tradición musical culta española.

En 1899 empieza a dar sus primeros conciertos en los que estrena algunas de sus obras: “Romanza para violonchelo”, “Nocturno para piano”, “Serenata andaluza para violín y piano”… etc. En su estancia en Madrid, e imbuido por la moda y por la zarzuela, Falla llega a componer hasta 5 de ellas, algunas en colaboración con Amadeo Vives Roig (1871 – 1932). Aun así, su éxito más rotundo en Madrid viene acompañado del reconocimiento de la Academia de Bellas Artes en 1905, que consigue con el premio de composición para su ópera “La vida breve”, y que con 2500 pesetas ayuda a la maltrecha economía familiar.

Durante varios años Manuel va gestando la idea de marcharse a París para tratar de proyectar sus aspiraciones musicales, hasta que en el verano de 1907 da el paso definitivo. La decisión es tomada en contra de la opinión de quien durante años fuera su guía espiritual, el padre gaditano Francisco Fedriani de Paula Bermúdez de Castro (1853 – 1936), con la intención y la voluntad de forjar su propia identidad creativa y personal y su especial interés en “conocer los procedimientos técnicos de la escuela moderna francesa, por ser los que encontraba aplicables a mi manera de sentir en música”.

Foto de Manuel de Falla – Cádiz – 1890.

En París, el “espagnol tout noir”, título que se le confiere por el luto perenne de su vestimenta, es bien acogido en la comunidad musical de Paul Dukas (1865 – 1935), de Claude Debussy (1862 – 1918) y de Maurice Ravel (1875 – 1937), con los que mantiene una entrañable relación y donde perfecciona su arte y alcanza el reconocimiento internacional. Se hospeda en el parisino Hotel Kléber, sito en el número 7 de la calle Belloy.

En septiembre de 1914 estalla la Primera Guerra Mundial cuando Manuel está considerado como el “compositor de moda” en París y se encuentra escribiendo “Siete Canciones populares españolas” y “Noche en los jardines de España”, pero va a volver a Madrid angustiado por las posibles repercusiones de la guerra en Francia. En noviembre de 1914 se estrena en el Teatro de la Zarzuela de Madrid  “La vida breve” cosechando un grandísimo éxito, al igual que “Siete Canciones populares españolas”. Y en 1915 estrena “El amor brujo” en el madrileño Teatro Lara, con la bailaora sevillanaPastora Imperio (1892 – 1979) como «Candelas», aunque la prensa acusa duramente a lamúsica como de no tener carácter español.

Manuel de Falla – Foto – 1914.

En 1916 y tras un periodo de unos meses en Barcelona, estrena en el Teatro Real de Madrid la obra “Noche en los jardines de España”. Ese mismo año, acompañando a los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev (1872 – 1929) por Andalucía (Sevilla, Cádiz y Granada), Manuel inicia una gira de conciertos. Pero la Gran Guerra le depara otro trauma que le va a afectar hasta el final de su vida: la muerte del compositor y pianista Enrique Granados Campiña (1867 – 1916) y su esposa. Granados compitió con Falla en un concurso de composición del Conservatorio madrileño en 1903 y luego comparte estancia en París: eran viejos amigos. A su regreso de una estancia en Nueva York, Enrique y su esposa Amparo embarcan con destino a Inglaterra y allí hacen transbordo al “Sussex” para llegar a Francia pero, en medio del Canal de la Mancha, su barco fue detectado el 24 de marzo de 1916 por un submarino alemán que lo torpedea. Granados es rescatado con vida “pero al ver poco después a su esposa debatiéndose entre las olas, se lanzó a rescatarla, siendo los dos engullidos por el mar”.

Placa en Memoria de Falla en el Ateneo de Cádiz.

Pese al éxito en sus estrenos y ser valorado como uno de los compositores más importantes de su generación, tiene graves problemas económicos, incluso para subsistir, ya que no renta mucho de sus obras al tenerlas comprometidas con su editor francés. La situación llega a ser tan deprimente que el Duque de Alba moviliza a la nobleza española para una cuestación a favor de Manuel de Falla. De esta manera, en el mes de mayo de 1919, logra recaudar 8000 pesetas de 37 personas, entre ellas el Marqués de Viana, el Duque de Peñaranda, el Marqués de Comillas o el propio Duque de Alba, que son depositadas en el Banco Urquijo para que éste dispusiera de mensualidades de 500 pesetas. Sus obras “El sombrero de tres picos”, “El amor brujo” y “El retablo de Maese Pedro” son vendidas entre otras obras por Falla a su nuevo editor, la casa inglesa Chester.

En medio de la pandemia de la mal llamada “Gripe Española”, el 12 de febrero y el 23 julio de 1919 fallecen respectivamente su padre y su madre en Madrid, por lo que Manuel y su hermana María del Carmen se trasladan en verano unos días a Granada para visitar a su amigo, el compositor y guitarrista Ángel Barrios Fernández (1882 – 1964). Al poco de llegar a Granada, Manuel manifiesta su voluntad de establecerse permanentemente en la ciudad y le encarga a su amigo que le busque una casita.

Fachada de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia – Cádiz.

Colofón

Su archivo personal, depositado en la ciudad de Granada desde 1991 por decisión expresa de la familia del compositor, conserva un enorme fondo documental constituido por colecciones de partituras y manuscritos musicales, correspondencia, documentación personal, biblioteca, fotografías, programas de concierto, prensa y otras temáticas. Con más de 23.000 documentos, la colección de correspondencia es la más voluminosa del archivo y uno de los legados epistolares más relevantes de la historia de la música española de todos los tiempos.

“Manuel de Falla el gaditano

con sus más altos respetos

dedica este manuscrito

a Turina el sevillano.

Ya sabes tú bien, Joaquín,

que estas cuatro piececillas

no son más que impresioncillas

sin pies, cabeza, ni fin.

Y en ellas, por consiguiente,

no hay «de la musique, ni plan

ni même de jolis coins»,

como dice don Vicente”.

(Ejemplar dedicado a Joaquín Turina de las “Cuatro piezas españolas”).

Eloisa Galluzzo – Foto Archivo Manuel de Falla.

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