✍Antonio Gómez Romera
Domingo, 4 de mayo de 2025
En el LXXX aniversario del nacimiento del diseñador gallego Roberto Verino

Prólogo
Mi amigo Daniel Aguilera Morón, hueteño (“panciverde”) de nacimiento en la antigua calle División Azul, hoy calle Rafael Alberti, desde hace 29 años (1996) en qué comenzó, junto a su esposa, Marisol Gutiérrez Cáceres, su carrera empresarial al frente de “Daniel Jeans” (“Textil Hueteña”, S.L.), cuyo eslogan comercial es: “el resto, lo pones tú”, diseña y confecciona pantalones, en sus primeros tiempos, vaqueros de gran calidad.
Daniel visita con regularidad y constancia toda Galicia para vender su amplio muestrario de pantalones, y tiene muy buenos clientes en la provincia gallega de Orense. Y, de la provincia de Orense, es natural el protagonista de mi efeméride del día de ayer, sábado, 3 de mayo, en la decimoctava semana del año 2025, festividad de San Felipe Apóstol: el prestigioso diseñador de moda Roberto Verino que, al igual que mi amigo Daniel, se caracteriza por buscar la excelencia en cada uno de sus diseños, poniendo especial atención en el patronaje y en la calidad de los tejidos.

Breves notas biográficas
Manuel Roberto Mariño Fernández escoge el apellido “Verino” como “nombre profesional” en honor y cariño a su villa natal, Verín (Orense), situada a orillas del río Támega, en la frontera con el vecino Portugal, donde nace el jueves, 3 de mayo de 1945, siendo el tercero de siete hermanos. Roberto, recuerda: “lo de “verino” era un apodo peyorativo, despectivo, que me pusieron en el colegio de Orense, como para recordarme que era de pueblo y no de ciudad… y, también me llamaban “el portugués”, porque vivía al lado de la frontera». Sus padres son agricultores, pero hacen, lo que toca. Durante la Guerra Civil tienen una panadería y después un almacén de materiales para fabricar calzado. Su madre es capaz de sacar a siete hijos adelante, aunque murieron dos, uno de cinco años por culpa de una leucemia y otro, de adulto, de un infarto.
Desde su más tierna infancia, se siente muy vinculado y agradecido a dos mujeres: «Crecí entre dos mujeres de una fuerza extraordinaria, mi madre (Enma) y mi abuela materna (Aurora). De esta última heredé el optimismo y aprendí el auténtico concepto de la juventud. Estuvo casi 30 años viuda. Vestía de negro, habitualmente. Tenía ese poder de las mujeres de mandar sin que se note. Era tan joven de espíritu, que aunque se murió a los 98 años, parecía que tenía 20, desde el punto de vista del pensamiento. Se ilusionaba con mis proyectos. Los hacía suyos y me ayudaba a desarrollarlos pensando que los iba a poder ver ella también (…) Ellas me infundieron su valentía, me imprimieron su entusiasmo por la vida y el coraje para no rendirme nunca ante las adversidades (…) han sido mis mejores referentes en la búsqueda de la calidad, del trabajo bien hecho, el cariño por las personas y el respeto».

De sus tiempos de estudiante en Orense, recuerda: “Un profesor que tuve (Jesús Taboada Chivite, 1907 – 1976) decía que nos teníamos que sentir orgullosos de ser del pueblo donde nació Viriato”, el caudillo lusitano que venció a los romanos (siglo II a.C., el Terror de Roma). Sus padres lo llevan, a él y a sus hermanos, a La Lanzada (Ría de Pontevedra), la playa de arena blanca y fina, donde ve el mar por primera vez en su vida. Según Roberto, “hay una historia muy bonita, un cuento de hadas, que dice que los Mariños, somos hijos de una sirena… es una historia de amor entre un capitán de navío y una sirena”.
Mientras estudia en Orense Peritaje Mercantil, Roberto dibuja muy bien. Su profesora de francés, Madame Valentina, le inculca la idea de que en París le espera su oportunidad, que no debe resignarse a un futuro que no sea el suyo. “Influyó tanto en mí que, sin cumplir 18 años, me fui a París a estudiar Bellas Artes (…) A mi padre le expliqué que quería ir a París. Mi madre no me dejaba, y mi padre dijo que sí, que era una experiencia y que tendría que ayudarme. Mis padres fueron muy luchadores, una pareja feliz y enamorada. Siempre bien dispuestos a apoyar”
Cursa estudios en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes en París, donde reside entre 1962 y 1969. “Me había ido a París a estudiar Bellas Artes. Antes de empezar en la Universidad tuve que ir a una Escuela preparatoria y me encontré con que allí buscaban personal para hacer trabajos. A mí me venía muy bien trabajar al mismo tiempo que estudiaba, me ayudaba económicamente de manera muy importante e hizo además que me enamorara de ese mundo (…) París es una ciudad increíble. Pasé por muchas situaciones difíciles en el sentido de que ser el tercero de seis hermanos en edad de estar todos estudiando, me obligaba a una responsabilidad con mi familia que me hizo ponerme a trabajar, y desde el primer momento yo no tuve ninguna dificultad para enfrentarme a lo que había que hacer: si había que ir a Le Halles a descargar camiones pues lo hacíamos, habíamos quedado un grupo de amigos todos en situaciones parecidas, en donde nos ayudábamos a buscar el mejor trabajo que nos permitiese ir haciendo frente a lo que significaba vivir en París”.
Comienza a diseñar varias colecciones para la firma “Billy Bonny”, propiedad de la familia Lamsberg, importantes industriales del textil francés. Tras este trabajo, Roberto regresa a su tierra (1969) con la responsabilidad de desarrollar la firma francesa en España. La visión comercial era “ofrecerle al consumidor español un producto diseñado en Francia, con calidades internacionales pero producido en España” (…) No me quise quedar en París a seguir desarrollándome con las oportunidades allí se me daban para ejercer este oficio, yo quise volver a mi tierra con la intención de conseguir crear una empresa de moda, donde no había ninguna tradición ni textil, ni industrial, pero a base del apoyo de mi familia, que sin duda fue clave, y del tesón que tenemos los de ADN de “Viriato”, demostrarnos que sí se puede, surgió el milagro”.

Decide crear su propia marca de Moda en 1982: “Cuando decidí desvincularme de la empresa francesa para emprender una nueva propuesta de moda con mi marca, “Roberto Verino”, y simultaneándolo durante un tiempo para no dejarles en la estacada, fui muy afortunado por dos razones: por el apoyo y la confianza que me dieron mi padre y hermanos (José Luìs y Miguel) y por el talento que incorporamos de fuera de Verín en un momento en el que no era nada sencillo: las carreteras eran malas, los medios de comunicación precarios y hasta el teléfono fallaba, fallaba la luz y las posibilidades de ocio eran muy rurales”.
Para iniciar su empresa, cuenta con la colaboración de sus hermanos mayores. «Ellos estudiaron economía, trabajaron en banca y finanzas, y después se vinieron conmigo cuando monté mi Empresa, para llevarme las cuentas y la burocracia. Les estoy muy agradecido». Como “buen gallego”, es reservado y muy celoso de su intimidad; Roberto ha sido padre en dos ocasiones junto a su primera esposa (de la que desconozco el nombre). En 1970 nace su hija, Cristina Mariño Conde, quien es, hasta el día de su muerte (Barcelona, 31 de julio de 2022, leucemia) su mano derecha, su paño de lágrimas y la directiva de la prestigiosa firma de moda. Tres años después, en 1973, nace su hijo, José Manuel, que es arquitecto. Roberto ha rehecho su vida al lado de María del Valle Vázquez, su segunda esposa y responsable del diseño de toda la colección de mujer. Personalmente reconoce que “Mujeres como María hacen que personas como yo sigamos creciendo, creando y sacando la mejor versión de lo que quiero proyectar con mi forma de ver la moda. María tiene un gusto exquisito y una visión cromática privilegiada, una cabeza en la que me gustaría estar en muchas ocasiones”.
Presenta su primera colección de prêt-á-porter femenino bajo la marca “Roberto Verino”en septiembre de 1982; todo un éxito que le anima a abrir, un año más tarde, su primera tienda, y lo hace en París: 33 de la Rue de Grenelle, el corazón del Saint Germain. Hay que reconocer que Roberto Verino es el primer diseñador de moda español (exceptuando a Cristóbal Balenciaga, 1895 – 1972) en tener un punto de venta en la capital francesa. La empresa utiliza dos tipos de logos: las siglas RV y el nombre entre dos cubos, uno inferior y otro superior. Según dice, “Me apasiona la figura del cubo. Es una prueba de lo que pienso. Se plasma en esta figura geométrica realizada con líneas rectas, que son las más sencillas que existen. Un cubo, lo pongas como lo pongas siempre lo verás igual, estable”.

Sobre las influencias que ha recibido, Roberto Verino ha declarado que “Admiraba a Yves Saint Laurent, creo que fue el que dio el salto de la alta costura al prêt a porter de una manera más cercana a la necesidad del consumidor, el que en el fondo supo intuir el cambio que se iba a producir en un mundo femenino que empezaba a incorporarse al mercado laboral ejecutivo y que comenzaba a adaptarse a la nuevas exigencias”.
En 1984 participa por primera vez en la Pasarela Cibeles y, en 1987, comienza a vender sus colecciones en la «Boutique Internacional» de los grandes almacenes de moda “El Corte Inglés”,consolidándose como referente en la moda española. No tardan en llegar los grandes desfiles y, casi sin darse cuenta, Roberto se ve participando en prestigiosos salones en París, Milán o Montecarlo. Actualmente su ropa se vende en más de 20 países. Cada mañana se desplaza desde su casa, en su Verín natal, hasta las oficinas centrales de la compañía “Tecnopole”, en Calle Pontevedra, Nº 2-4, del Parque Tecnológico de Galicia (San Cibrao Das Viñas). “La gente que me rodea dice que utilizo mucho la coletilla “no hay que ser más papista que el papa (…) y, aunque soy un perfeccionista, termino aceptándome como soy”. Le gusta disfrutar de la Naturaleza. Su lema: “Disfruta lo que tienes y compártelo”. La firma tiene un 90% de mujeres en su plantilla y son un pilar fundamental para su día a día. “Aprendo cada día de las mujeres, son inteligentes, complejas a la vez que fascinantes y tienen un sentido común digno de elogio. Desde mi abuela Aurora, pasando por mi madre, mi hermana y mi hija Cris… soy diseñador de moda gracias a ellas”.
En 1992, Roberto abre su primera tienda en Madrid y, a partir de este momento, en años sucesivos, su empresa se va expandiendo por casi todas las ciudades de España.
También en Oporto (Portugal) se hace un hueco, y firma un acuerdo con los almacenes Harrod’s de Londres y los Saks de EE.UU. para comercializar sus artículos allí. Las materias primas naturales y la sofisticada comodidad que caracterizan sus prendas femeninas se amplían en sus colecciones de hombre, que se ponen en marcha en 1997, junto con las de gafas y complementos.

Recuerda Roberto como nació su empresa vinícola: (en 1997) “entendiendo el vino como un placer para compartir alrededor de una mesa y de la buena conversación con amigos. De estos momentos únicos nació la Bodega Gargalo, situada a los pies del Castillo de Monterrei, en la ladera del monte que lo alberga, orientada al sur y rodeada de 8 hectáreas de viñedo con variedades blancas de la zona, como el Godello, Albariño, Dona Branca y Loureira, y tintas como Mencía, Arauxa y Merenzao”. Son sus abuelos maternos, que tienen un pazo con viñas en la zona de la Ribeira Sacra Lucense en Ferreira de Pantón, donde él pasa los veranos y donde él aprende a nadar, en el río, quiénes engendran en él la curiosidad por el noble arte de la elaboración del vino. La Bodega está formada por tres grandes cubos de granito, cuyos vértices señalan los puntos cardinales y su forma y textura hace que se integre en el paisaje sin distorsionar el entorno. El vino que comercializa lo hace con el nombre de “Terra do Gargalo”, con denominación de origen “Monterrei”.
A lo largo de su carrera ha ganado premios y reconocimientos por su diseño innovador y su contribución a la moda española, especialmente por sus colecciones de alta costura y prêt-à-porter, como la Aguja de Oro al mejor creador internacional (1992), tres “T de Telva” (1991, 1994 y 1995), certificado de calidad AENOR (1997), siendo la primera empresa española en obtenerlo, el “Prix d’Excellence” de Marie Claire (2002), el premio Vieira de Plata como gallego universal de la moda (2003) o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008).
En 1999 es uno de los fundadores de la “Asociación de Creadores de Moda de España”. Entre el 14 de septiembre y el 11 de noviembre 2007, celebra en el “Museo del Traje” de Madrid, el 25 aniversario de la creación de su marca, con una exposición retrospectiva titulada “Roberto Verino, 25 años de moda”, que también pudo verse en la “Gabarrón Foundation” de Nueva York.
El sábado, 18 de junio de 2022, Roberto ingresa en la “Real Academia Galega de Belas Artes” en la sección de arte e imagen, como académico numerario, en el Auditorio de su Verín natal. En su discurso habla de la “Aportación de la Moda al Orgullo del País”. Cuarenta y tres días después, el domingo, 31 de julio, el mundo de la moda nacional, se encuentra de luto. Roberto anuncia a través de Twitter el fallecimiento de su hija, Cristina Mariño Conde, en Barcelona, a los 52 años de edad: “Hoy es un día triste. Mi hija Cristina ha luchado hasta el final contra una leucemia con valentía, tesón y una fuerza admirable. Muchísimas gracias por todo lo que la habéis querido y espero que por su memoria, sigamos haciendo lo que más le gustaba: hacer felices a todos”.

Colofón
Su firma, «Roberto Verino», ha perdurado como una marca de prestigio en la moda española, y su enfoque clásico y sofisticado sigue siendo muy apreciado por los consumidores. Las prendas de Roberto, siempre prácticas y realistas, con un punto de atemporalidad, están dirigidas a una mujer urbana, alejada de la “tiranía” de las tendencias, a una inmensa minoría: “Comprar Roberto Verino es una inversión y no un gasto, porque además de las veces que uno se lo puede llegar a poner, también el grado de exclusividad es enorme comparado con el de las grandes cadenas». Ha creado un conjunto empresarial de carácter internacional, teniendo puntos de venta en España, Portugal, México y en su tienda online.
Para Roberto “ser diseñador es más que una profesión, es una ilusión, un sueño cumplido, una buena razón para vivir. Éste oficio me define y a él le debo, lo que fui y lo que soy. Para mí siempre ha sido importante la humanidad y la sostenibilidad. La cercanía con el cliente. Desde el principio quise hacer las cosas de otra manera, que las españolas llegasen a ser tan estilosas y libres como las francesas que yo conocí entonces, algo que ha ocurrido, por supuesto… y que mis prendas crearan un fondo de armario emocional».

Tanto Roberto como mi amigo Daniel, mantienen, en su trabajo cotidiano la ilusión del primer día; destacan por su humildad, su cercanía y su generosidad y llevan grabado a fuego, en su mente, la teoría de las tres T para lograr el éxito: «Trabajo, trabajo y trabajo». Y es que, según sus palabras: “el éxito sólo aparece antes que el trabajo en el diccionario”.