EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

✍Antonio Gómez Romera

Domingo, 9 de febrero de 2025

En el CDXXXVII aniversario del fallecimiento de D. Álvaro de Bazán y Guzmán, héroe de Lepanto y señor de los mares

Álvaro de Bazán – aguafuerte de Felipe Liaño 1586.

Tal día como hoy, domingo, 9 de febrero, festividad de Santa Apolonia de Alejandría (siglo II – III), Patrona de la Odontología, en la sexta semana de 2025, se cumplen 437 años (1588) del fallecimiento en Lisboa (Portugal) del granadino Álvaro de Bazán y Guzmán, I marqués de Santa Cruz, Grande de España, Caballero de la Orden de Santiago, héroe en Lepanto, Malta y la Tercera, terror del turco y el inglés, Capitán General del Mar Océano y de la Gente de Guerra del reino de Portugal.

Un Memorial de los servicios de la Casa de los marqueses de Santa Cruz, redactado por su nieta, Eugenia Bazán Manrique de Lara, IV marquesa de Santa Cruz, ( ? – 1677), resume así sus servicios: “Rindió ocho islas, dos ciudades, veinte y cinco villas, y treinta y seis castillos fuertes: venció a ocho capitanes generales, dos maestres de campo generales, soldados y marineros de Francia 4.753, ingleses 780, portugueses rebeldes de las islas, y de la armada del río de Lisboa, y tres galeones que estaban en Setúbal 6.460, esclavos que hizo en la isla Tercera y la del Fayal 2.500, turcos que cautivó 1.605, moros 2.138, dio libertad a 1.574 cristianos que estaban cautivos, rindió cuarenta y cuatro galeras Reales, veinte y una galeotas, veinte y siete bergantines, noventa y nueve navíos de alto bordo y galeones, una galeaza; y ganó en todas las ocasiones 1.814 piezas de artillería”.

Placa situada sobre el antiguo sarcófago de Álvaro de Bazan.

Álvaro otorga testamento en la víspera de su muerte ante Martín de Aranda Valdivia y Varaona, Auditor General de la Armada y, tras fallecer de tifus exantemático, su cadáver es embalsamado y trasladado hasta su señorío en el manchego Viso del Puerto (Ciudad Real), hoy Viso del Marqués, para ser enterrado en la iglesia parroquial de Santa María, a la espera de la finalización de las obras del convento de San Francisco, fundado por Álvaro. En 1643 es sepultado en el convento y, tras la Desamortización, regresan sus restos a la iglesia el 22 de julio de 1836. En 1988 se trasladan a la capilla del inmediato palacio renacentista (con 8.000 m2 de pinturas al fresco con sus hazañas y escenas mitológicas), que actualmente alberga la sede del Archivo Histórico de la Armada “Álvaro de Bazán” (Plaza de Pradillo, 12, Viso del Marqués, Ciudad Real). El señorío de Don Álvaro de Bazán y Guzmán en el Viso del Puerto tenía la ventaja de encontrarse en un punto central entre la corte de Madrid y las bases de sus galeras en Cartagena, Cádiz y Lisboa.

Retrato de Álvaro de Bazán – óleo de Rafael Tejeo 1828 a partir de un grabado de Felipe Liaño 1586.

De D. Álvaro de Bazán dice Miguel de Cervantes en “El Quijote” (Capítulo XXXIX – Tomo I): «En este viaje se tomó la galera La Presa, de quien era capitán un hijo de aquel famoso corsario Barba Roja. Tomóla la capitana de Nápoles, llamada La Loba, regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por aquel venturoso y jamás vencido capitán don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz». Tras vencer a los turcos en Lepanto, a los franceses en las Azores y a un sinfín de corsarios por el Mediterráneo, se le acaba apodando el «Invicto» porque no se le conoce ninguna derrota en sus treinta años de servicio a la Corona. Se encontraba en Lisboa al mando de la “Grande y Felicísima Armada” -la que se llamaría Invencible- que se preparaba para la invasión de Inglaterra dirigida por el generalísimo Alejandro Farnesio, duque de Parma (1545 – 1592). El periodista e investigador Gabriel Pozo Felguera (Villamanrique, Ciudad Real, 1959), nos dice en su artículo “Álvaro de Bazán, el almirante granadino que quiso invadir Inglaterra”, publicado en “El Independiente de Granada” (28 abril 2019): “El proyecto de Armada Invencible se había ido malogrando desde el principio, desde que se entrometieron otros poderosos de la época. Álvaro de Bazán se convenció de que poco a poco se le iba relegando a un papel secundario, casi de transportista de tropas de Tercios acantonadas en Flandes. Quizás por eso enfermara. Nunca se sabrá si el resultado de la invasión de Inglaterra hubiese sido distinto de vivir el granadino y haber dirigido la operación. Le sustituyó en el desastre Alfonso Pérez de Guzmán, Duque de Medina Sidonia, un hombre sin conocimientos marinos. La muerte de Don Álvaro en plenos preparativos le ahorró pasar a la Historia con aquel pesado baldón y miles de marinos y barcos naufragados en las costas británicas e irlandesas”.

Madrid – Plaza de la Villa – Estatua de don Álvaro de Bazán (1891) de Mariano Benlliure.

Breves Notas Biográficas

Álvaro de Bazán y Guzmán, llamado «el Mozo», pertenece a un importante linaje procedente del Valle de Baztán (Navarra). Nace en Granada el 12 de diciembre de 1526, cuando su padre, Álvaro de Bazán y Solís (1506 – 1558), manda la Escuadra del Estrecho y es Capitán General de las Galeras de Carlos I. Su misión consiste en proteger el tráfico comercial de corsarios y turcos. Cuando Álvaro tan solo tiene dos años, Carlos I le confiere el hábito de Santiago en atención a los servicios prestados por su familia; más adelante, es dispuesto Caballero de Guadix. De su instrucción y apoyo se encarga el humanista Pedro González de Simancas, distinguido en letras, ciencias y humanidades, quien lo adoctrina en el empleo esmerado de las armas y le facilita una educación humanística escrupulosa, lo que le hace admirar a poetas, escritores y artistas.

Marín – Pontevedra -Estatua de don Álvaro de Bazán – Escuela Naval Militar.

A la edad de 9 años es nombrado Alcaide perpetuo de Gibraltar y desde muy joven acompaña a su padre en distintas campañas navales. Ya el 25 de julio de 1543, festividad de Santiago Apóstol, hace sus primeras armas combatiendo a una escuadra francesa frente a la Ría de Muros. En 1550 contrae matrimonio en Valladolid con Juana de Bazán y Zúñiga Avellaneda, segunda hija de los Condes de Miranda y hermana del virrey de Cataluña; tienen 4 hijas en los 7 años que permanecen casados. A la muerte de ella, en 1557, piensa en contraer matrimonio de nuevo, pero tarda en hacerlo 11 años, pues necesita un heredero varón.

Inicia su actividad en la protección de las Flotas de Indias (1554 – 1561). En septiembre de 1564 toma parte en la reconquista del Peñón de Vélez de la Gomera, como lugarteniente de García Álvarez de Toledo Osorio (1514 – 1577).

En 1568 y en segundas nupcias, Álvaro contrae matrimonio con una sobrina suya, María Manuel de Solís y Benavides en Granada, donde reside la novia, que disfruta de una parte de la herencia de la abuela María Manuel de Solís. Él tiene 42 años y ella sólo 17. La pareja de recién casados establece su domicilio en Génova, a la sombra de los magnates Doria. Allí engendran 4 hijos, más el último que ya nace en El Viso, 3 hombres y 2 mujeres. En 1569 se implica en la Guerra de las Alpujarras, tanto en tareas marinas como terrestres, a la sombra de Juan de Austria. Asimismo, fue mandatado por Felipe II para que orientase a su joven e inexperto hermanastro.

Es nombrado Capitán General de las Galeras de Nápoles y Sicilia (1568 – 1576) y le es otorgado el 11 octubre 1569 el Marquesado de Santa Cruz de Mudela. Combate los ataques de la piratería musulmana en el Mediterráneo (1568 – 1576) y es, quizás, el principal artífice de la contundente victoria de la cristiandad contra el imperio otomano obtenida en la Batalla de Lepanto el día 7 octubre de 1571.

En 1573 es el gran auxiliar de Don Juan de Austria (1545 – 1578) en la expedición a Túnez; al regreso a España, el propio rey Felipe II (1527 – 1598) le dice: «A vos os agradezco el cuidado y diligencia con que habéis asistido a mi hermano en lo que os ha encomendado».

El Viso del Marqués – estatua de don Álvaro de Bazán frente a su palacio – Foto de Eugenio Ruiz Martínez.

La familia reside en Génova hasta 1578, si bien don Álvaro se mueve por todo el Mediterráneo y Atlántico en sus tareas de vigilancia naval. Nombrado para el mando de las Galeras de España (1576 – 1583), toma parte muy activa en las guerras contra Portugal al pasar esta nación a formar parte de España bajo el reinado de Felipe II. El archipiélago de las Azores se declarará contrario y Don Álvaro lleva allí su flota y derrota a la de Francia que es encabezada por el condotiero florentino Felipe Pedro Strozzi (1541 – 1582), que ha acudido en ayuda de los portugueses, siendo por ello recompensado con el título de Grande de España y ser nombrado Capitán General del Mar Océano y de la Gente de Guerra del reino de Portugal.

El poeta y dramaturgo español Félix Lope de Vega y Carpio (1562 – 1635), dedicó una “Elegía a Don Álvaro de Bazán y Guzmán«, y en ella se hacen destacar unos versos que le definen: “El fiero turco en Lepanto /en la Tercera el francés /y en todo el mar el inglés /tuvieron de verme espanto. /Rey servido y Patria honrada /dirán mejor quién he sido /por la Cruz de mi apellido /y con la cruz de mi espada”.

Don Álvaro y Granada

Nace y se cría en las extensas propiedades de los Bazán que ocupan una manzana en la zona centro de Granada, en el entorno situado hoy en día entre la calle Reyes Católicos y la Plaza Isabel la Católica. Esta manzana que incluye casa solariega, convento, iglesia, tahona, mesón, tiendas y huertos es formada por sus abuelos paternos: Álvaro de Bazán y Quiñones (siglo XV), Comendador de Castroverde de la Orden de Santiago, Capitán General de la Frontera de Granada y señor de las villas de Fonelas y Gorafe, y María Manuel y Gómez de Solís ( / – 1547), guardadamas y aya del futuro rey Felipe II, que aparecen moviéndose en el entorno de Granada mucho antes de comenzar la ofensiva final de los Reyes Católicos. Existen escrituras que demuestran la adquisición de un baño en Granada (1464), un mesón en la calle Lavanderos (1472) y, en pleno asedio de la ciudad (1491), tres casas en el barrio de los hilanderos de seda, lo que sería hoy Santa Escolástica. Y, el abuelo Álvaro, obtiene de los Reyes Católicos importantes propiedades: alcaldía de Fiñana, haciendas en Alitaje (Pinos Puente), Asquerosa (hoy, Valderrubio), Gorafe, Casa Bermeja, Vélez Benaudalla, la Huerta del Alfonsí, almunias, tiendas, hornos y solares en la margen izquierda del Darro, por encima del Corral del Carbón. Todas las propiedades urbanas de los Bazán en Granada se hallan por encima del puente de Algharrazín, de los Zapateros, llamado después Gallinería, San Francisco o de los Sastres.

Álvaro es bautizado en la granadina Iglesia del Sagrario, la vieja mezquita mayor.

El Viso del Marqués – Don Álvaro de Bazán -Talla en mármol- Pose del Dios Marte – Foto de Eugenio Ruiz Martínez.

Su padre, reputado militar, presta servicio en el conflicto de Germanías de Valencia a favor del emperador entre 1519 y 1523. Y, en 1523, con poco más de 30 años, es nombrado Capitán de Galeras. Hacia 1525 está de regreso en Granada, donde contrae matrimonio con Ana de Guzmán. Obtiene el título de II Señor de Fonelas y Gorafe y como Capitán de Galeras que es, se mueve entre las costas de la Península y Génova, mientras que su esposa y sus hijos se quedan viviendo en Granada entre tintoreros de seda y las aguas del Darro.

En 1535, cuando Álvaro tiene 9 años de edad, su padre reclama a toda la familia para residir en Málaga y, seguidamente, en Gibraltar. Allí empieza su formación humanística con tutores particulares y alguna que otra travesía marina. A pesar de que los Bazán de Granada están viviendo en puertos del Mediterráneo, sobre todo en Génova, siguen pensando en mejorar su palacio de Granada. Y, continuamente, envían piezas de mármol y pinturas desde Italia.

En 1536 comienzan a llegar las primeras balaustradas desde Génova a su casa granadina de la plaza de los Tintes. Su alcurnia creciente hace que contraten a algunos de los arquitectos y artistas que vienen desde Italia a las obras del Palacio de Carlos V y a San Jerónimo. Álvaro padre acumula fuentes, balaustradas, escaleras, chimeneas y escudos de su casa, todos ellos labrados en mármol de Carrara. El mármol de Carrara es muy demandado por la nobleza castellana residente en Granada; incluso los túmulos del Gran Capitán, Reyes Católicos y Juana I habían venido desde allí.

En 1537, por tanta guerra en Europa y contra el turco, entra en crisis la hacienda del emperador Carlos I, y éste decide vender buena parte de las propiedades de las órdenes militares para salir de la bancarrota. En esa coyuntura, Álvaro de Bazán decide “desinvertir” en Granada y adquirir en Ciudad Real las villas El Viso, Santa Cruz de Mudela y varias casas en Valdepeñas. Así conforma un enorme Señorío en La Mancha, pero desprendiéndose paulatinamente de propiedades urbanas en Granada y su Reino. Vende Vélez de Benaudalla, Fonelas, Gorafe, etc., y empieza el traslado de la rama principal de los Bazán desde Granada a El Viso. Pero, una rama familiar siguió ligada a Granada hasta mediados del siglo XIX.

En 1539 regresa a Granada la abuela María Manuel. Se hace cargo del gobierno de todas las propiedades familiares, de los envíos desde Génova y de comenzar a vender. Lo primero que vende es la chimenea de Leza, recién llegada desde Génova, fabricada en mármol de Carrara y azabache negro y colocada en el Palacio de Carlos V. La abuela fallece en 1547 en Granada y es enterrada en el suelo de su iglesia, junto a su marido, el Comendador de Castroverde. Si no trasladaron sus cadáveres cuando demolieron la iglesia en el siglo XIX, sus restos deben reposar todavía varios metros debajo del monumento a Isabel la Católica.

El Viso del Marqués – Fresco que loa la batalla de Gibraltar con la victoria de don Álvaro contra los ingleses – Foto de Eugenio Ruiz Martínez.

Álvaro de Bazán regresa a Granada en 1553 para tomar posesión de la herencia paterna, ordenar papeles y vender algunas propiedades para comenzar la construcción de su palacio en El Viso. Los últimos diez años de su vida (1578 – 88) no tenemos referencia alguna de su presencia en Granada. La demolición de la casa solariega de los Bazán (siglo XV) se verifica en el verano de 1856.  Según el periodista Gabriel Pozo Felguera, “Bajo esta zona hay enterrada demasiada Historia de la ciudad de Granada. Al menos subsiste un pequeño recuerdo en forma de medallón y placa descoloridos y sucios que recuerda que allí, más o menos, nació un gran almirante de la Armada. El que podía haber puesto firme a Inglaterra… y meter a España otra más de las múltiples guerras que han desangrado a esta Nación”.

Hasta aquí, ésta breve evocación de un célebre granadino como fue don Álvaro de Bazán y Guzmán, que apuntaló la idiosincrasia y magnificencia de España y de quién se refirió con todos los honores “que peleó como caballero, escribió como docto, vivió como héroe y murió como santo”.

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