HISTORIAS DE EL VARADERO DE MOTRIL

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Autor: Juan Antonio Gutiérrez Montes

‘El Niño La Nati’

   UN DIA DE PRIMAVERA EN EL BARRIO DEL VARADERO DE MOTRIL, AÑOS 60

Siete de la mañana, me despierto con el canto de los pajarillos de La Haza de Paco -El Paret- y escuchando el rumor del agua del balate (acequia) que pasa junto a mi ventana, he dormido bien pues anoche estuvimos cómo todas las noches de verano sentados en la calle tomando el fresco, para acostarnos y no pasar calor, anoche nos tocó en la puerta de nuestra vecina Carmela la del Traspaso, pego (doy) un salto de la cama me pongo mi bañador de tela azul y mis sandalias de tiras de plástico, y sin desayunar, más tarde desayunare cuando venga mi padre del muelle (puerto), echó a andar, me encuentro con Frasquito el basurero con su carro y su escoba que la ha hecho él, con un palo y matas del monte, Frasquito es muy bueno siempre nos dice algo a los chiquillos, las abuelas están barriendo la calle con sus escobas hechas  con una cañavera y hojas de palma, riegan el suelo a garfadas (con sus manos) con sus cubos de zinc pues la calle es de tierra y está toda llena de baches, por eso no pasa la Alsina (autobús) por aquí y pasa por la calle Julio Moreno, a lo largo de la calle las fachadas blancas de cal donde cuelgan las asneras al sol llenas con boqueronsillos, sardinica, morrallica…

Las asneras las hacen los hombres, con el aro de las tinas (cajas) de arenques y trozos de red de pescar y junto a las asneras, pulpos colgados con cañaveras que abren sus patas, bogas escalas, (abiertas), escañuelas de boquerones (espichas) las escañuelas las hacen las mujeres con cañaveras menudas dónde ensartan los boquerones también ensartan otros pescados como jureles.., paso por enfrente del trozo que queda La Huerta de Manzano donde están construyendo la casa de Rafael Jiménez (El Pintura), llego al Corralón y ahí está Juan El Latero poniéndole los remaches a una sartén, Antonio El Molviceño (padre) sale de su casa grande con su burra María (La Burra de Bartolo como la conocemos la mayoría de los chiquillos), la lleva a la Haza de Paco para dejarla suelta y que paste libremente hasta la tarde, paso junto a la casa de La Aurelia y bajo su chambao está su marido Domingo -El Pachán- remendando (reparando) los artes (redes de pesca) de las vacas (barcos de pesca de arrastre) y escucho el mugir de las vacas  de La Huerta de Ramón Reyes, me dirijo a el muelle (puerto) para ver cómo echan en tierra  (descargan) el pescao (pescado) de las traíñas (barcos de cerco), ya han atracado los barcos; El Tomi, La Pacoña, El Dios te Salve, El Cabo Sacratif, El Juanito José, El Zambombo, El Juan y Juana.. los barcos han hecho hoy una buena pesquera, hay pescao para repartir a todos los vecinos que se acercan a él muelle, pues la gente del Varadero nunca tienen que comprar pescao.

Busco la carná (cebo) para  mi potera (anzuelos) que me he comprado en el Carrillo  (quiosco) de Joaquín para pescar luego o por la tarde, veo a mi padre que lleva  sardinas en un pañuelo atado con nudos, ya se lo que voy a desayunar, cuando vuelvo a mi casa encuentro a mi padre encendiendo el anafre (hornilla) de carbón y salando el pescao que está casi vivo , mi madre dice  que se va a comprar una hornilla de petróleo, se han inventado unas hornillas de butano pero cuestan mucho  dinero, mi padre está poniendo las sardinas en la parrilla para asarlas, mientras se hace el pescao, hace una Pipirrana (ensalada) con tomates, cebolletas, pepinos, pimientos.. que se crían al lado de mi casa,   pues mi casa está cerca de la playa pero también está rodeada de hazas de cañas de azúcar y huertos donde se crían de todos los frutos que da nuestra vega, vega por donde corre el agua por sus balates, donde los niños echamos a navegar nuestros barquitos que hacemos con hojas de cañaveras o con las ramas de las palmeras del muelle, algunas veces también echamos los barquitos en el Muellecillo de la Playilla de las Cuquinas   (Coquinas) donde están amarrados el bote (barco) de la Guardia Civil y el de Obras Públicas, que lo lleva Pepe el Tarifa.

Cuando termino de desayunar me voy para la playa de Las Azucenas sin sandalias ni ropa, solo con el bañador para que no se me pierda la ropa, al llegar a la playa  me encuentro con mis amigos y amigas, algunas veces antes de bañarnos jugamos al escondite en las hazas de cañas (Cañas de Azúcar), nos lo pasamos muy bien pero cuando nos tiramos a la mar nos escuece todo el cuerpo debido a los cortecillos que nos hacen las hojas de las cañas, antes de que empiece a llegar la gente hacemos pequeños hoyos en la arena, y los tapamos con hojas de cañaveras y arena para hacer trampas para que se cuele la gente e hincharnos  de reír, pero no se hacen daño, en la playa jugamos a muchas cosas, siempre hay sitio para que los niños podamos jugar a lo que queramos, jugamos; al salto de altura  colocando tres cañaveras en el rebalaje (orilla de la mar), dos verticales clavadas en la arena y una horizontal, para hacer nuestros saltos, no nos hacemos daño al caer ya que caemos en el agua, también hacemos balsas se cañaveras y navegamos con ellas por los balates que se embalsan, buscamos almejas, corremos por la orilla de la playa pegándole patadas al agua del rebalaje para sacar pescaillos pequeños, hacemos grandes hoyos en la arena para hacer pequeñas piscinas, construimos castillos de arena, buceamos en el fondo de la playa y a veces cogemos pulpos, no nos ponemos gafas ni aletas de bucear como las que se ponen los veraneantes.

Pero lo que más nos gusta a los niños y a las niñas es cuando hacen temporales de mar, para poder jugar con las grandes olas pues no nos da miedo como a algunos veraneantes, que algunos no saben ni nadar, si nos da sed hacemos un hoyo en el rebalaje y bebemos agua salobre o vamos al nacimiento de La Ramblilla que está debajo de un cañaveral y sale el agua muy fresquita, en la playa de Las Azucenas algunas familias se construyen chozas hechas con cañaveras donde veranean, también hay chozas que son tabernas dónde en su interior hace fresquito, algunas veces nuestros padres van a estos bares a tomarse sus cervezas o sus vasillos de vinos Costa, con una tapa de sardinas asadas y Pipirrana hecha con las verduras que crían los taberneros en los huertos que tienen en la parte de atrás de sus chozas, nuestros padres nos convidan a un vaso de Sanitex (refresco) fresquito, nos pasamos toda la mañana jugando en la playa no molestamos a nadie, porque tenemos que respetar a las personas mayores que es lo que nos enseñan nuestras madres.

Ya son más de las dos de la tarde y nos tenemos que ir para nuestras casas pues es la hora de comer y si seguimos en la playa nuestro padres vienen en busca nuestra y nos regañan, algunas madres desde el barrio del Castillo llaman a voces a sus hijos y las escuchan desde la playa, pues no hay ruidos en el barrio, antes de irnos para nuestras casas nos enjuagamos en los balates para quitarnos el salitre del agua de la mar, porque en nuestras casas no hay duchas ni cuartos de baño, salimos de la playa corriendo y de puntillas pues vamos descalzos y nos pinchamos con las piedrecillas del suelo de las calles, y llegamos a nuestra casas, «muertos de hambre» pues nuestras madres dicen que la playa da muchas ganas de comer, hoy como ha habido mucho pescado vamos a comer (toda la familia junta alrededor de la sartén) migas con sardinas y gazpacho hecho con agua fresquita del Pozo de La Peri Paz que mi madre me ha mandado a por ella con un pipote (botijo) del que bebemos a caliche, en las casas hay pocos vasos, dicen que los ricos tienen unas cosas que se llaman neveras donde refrescan el agua, cuando terminamos con las migas nos comemos unas buenas tajadas de sandía de nuestra vega y después del postre llega la siesta que es costumbre en todo el barrio que se paraliza, las calles se quedan desiertas (por un par de horas) dónde se pueden escuchar el canto de las chicharras en el silencio de las tres de la tarde. Todo el mundo duerme con las puertas de las casas abiertas…

Estas eran las mañanas de las primaveras de mi niñez cuándo éramos felices con las pocas  cosas que necesitábamos, vivíamos integrados en la naturaleza, nos relacionamos entre los vecinos, y sobre todo respetábamos, obedecíamos, a nuestros mayores y cuidamos a nuestros ancianos.

Dedicado a todas las personas que vivieron aquellas primaveras llenas de felicidad.

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