RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

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LA ADQUISICIÓN DEL SEÑORÍO VÉLEZ BENAUDALLA POR MOTRIL. TRESCIENTOS AÑOS DE PLEITOS

Manuel Domínguez García -Historiador y Cronista Oficial de la ciudad de Motril-

Pocas cosas han ocasionado al Ayuntamiento de Motril tantos problemas legales como la adquisición del señorío de Vélez Benaudalla y su anejo el lugar de Lagos, en una serie de larguísimos pleitos que se remontan a mediados del siglo XVI y que no terminarían hasta el último tercio del siglo XIX.

Tras la conquista de este territorio en 1489 los Reyes Católicos dan inicialmente el señorío del Vélez de Benaudalla y Lagos a Álvaro de Bazán y Quiñones, pero para 1494 es Juan de Ulloa el propietario del señorío de la villa de Vélez Benaudalla y de Lagos. Juan de Ulloa era el hijo mayor de Rodrigo Fernández de Ulloa, contador mayor de la reina Isabel y alcalde de Almuñécar que es que recibe estos lugares por la merced de los Reyes en recompensa por su fidelidad y por los servicios prestados a la Corona en la conquista del reino de Granada y que legará su hijo.

Confirmación de los Reyes Católicos de que Vélez pertenecía a Juan de Ulloa. 1496 (Archivo General de Simancas)

Unos años después, en 1523, el hijo de Ulloa vendió el citado señorío a Henríquez de Guzmán, conde de Alba, quien lo cede por deudas a Álvaro de Bazán, marqués de Santacruz, que a su vez lo vende a Juan de la Torre, arrendador del impuesto de la seda del reino de Granada, sobre 1553.

En 1556 este Juan de la Torre y su mujer, Teresa de la Fuente, fundan, con facultad real otorgada por Carlos V, un mayorazgo en el que se incluían sus posesiones de Vélez y Lagos. El mayorazgo lo heredaría el hijo mayor de estos, Alonso de la Torre, caballero veinticuatro del Concejo de Granada.

Dibujo de Vélez en el Catastro de Ensenada. 1752.

Es con este último propietario con el que tiene el Concejo de Motril su primer pleito, ya que al deslindar en 1560 el lugar de Lagos para agregarlo al término municipal de Motril como parecía que había estado desde época musulmana, el señor de Vélez interpuso demanda ante la Chancillería de Granada, objetando que era a él a quien pertenecía todo el término de Vélez incluido el citado lugar.

Tras varios años de juicios, la Real Chancillería acabó fallando a favor de Alonso de la Torre, sentenciando que Lagos estaba incluido en el término de Vélez  y no en el de Motril y condenando al Ayuntamiento  motrileño al pago de las costas judiciales.

Vélez Benaudalla en los primeros años del siglo XX.

Sobre 1568 se produce una nueva venta del señorío, vendiéndolo Alonso de la Torre a Gerónimo de Salamanca que era recaudador mayor de los puertos y aduanas del Reino.

En 1600 un descendiente de este, Juan Escobar Ibáñez y su mujer, Isabel de Vergara, lo venden al Concejo de Motril. La venta se hizo judicialmente para saldar una considerable deuda que habían contraído sus propietarios y por mandato de Consejo de Hacienda, que lo tasó en 18.000 ducados, dándosele posesión del señorío a Motril por Real Provisión de 30 de abril de 1601 y otorgándose la escritura de venta judicial definitivamente el 16 de diciembre de 1603.

Ese mismo año comienzan de nuevo los pleitos ya que Isabel de Vergara, ya viuda, no se conformaba con el precio de venta e intentó conseguir más dinero. Pero no lo obtiene, al afirmar la Chancillería granadina que esa era la cantidad acordada entre vendedor y comprador y no otra. “Son muchos los pleitos que a ocazionado la venta de la villa de Vélez a la villa de Motril”.

Calle Real de Vélez a principios del siglo XX.

En 1607 Francisco Escobar Ibáñez, hermano el vendedor, pretendió que el Concejo motrileño le pagase 2.800 ducados que, supuestamente, quedaban aún pendientes de pagar por la compra. El Concejo lo denunció ante la Real Chancillería por querer cobrar una deuda que ya estaba saldada.

En 1629 un nuevo pleito vino a turbar la tranquilidad del Concejo, puesto que un descendiente del fundador de mayorazgo demanda a Motril, alegando que la venta había sido ilegal y reivindicaba la propiedad del señorío. Después de seis años de juicios, el pleito quedó en suspenso al no poder presentar, el demandante, pruebas fehacientes de ser descendiente directo de Juan de la Torre.

En 1662 otro de los supuestos titulados descendientes del fundador hace su aparición e interpone nuevas demandas, pero el pleito se vuelve a dejar suspendido por las mismas razones antes citadas.

En la segunda mitad del siglo XVIII, 1774, se vuelve a plantear de nuevo el problema, pero ahora por un descendiente de Isabel de Vergara, que tampoco pudo demostrar documentalmente su descendencia, pero mientras tanto transcurrieron 12 años de continuas visitas a los tribunales de Granada.

Así desde 1786, Motril, disfrutó con sosiego de su posesión, hasta que una nueva demanda vino a preocupar a los regidores locales en 1849.

En ese año Luis Bessieres, como marido de Mariana Ramírez, que era descendiente de los fundadores del mayorazgo, interpone ante el Tribunal de Justicia de Granada una nueva demanda reivindicando la propiedad del señorío.

Bessieres apoyaba su requerimiento y demanda en que el primer vendedor del mayorazgo, Alonso de la Torre, no era todavía su legítimo poseedor en el momento de la venta y que por consiguiente no lo era Juan Escobar cuando hizo la venta judicial al Consejo de Motril en 1600.

El Ayuntamiento de 1849 no opuso demasiada resistencia ante la demanda y se limitó a alegar ignorancia de los antecedentes del caso.

Calle de Vélez en la primera mitad del siglo XX.

El 14 de agosto de 1850 se dicta sentencia sobre el particular, fallando el Tribunal a favor de Luis de Bessieres y condenando a Motril a la devolución del señorío y de las rentas y frutos pertenecientes a Vélez y Lagos que se habían percibido en el último año.

Pasado algunos años y en 1853 el nuevo Ayuntamiento motrileño, constituido ese año, reclamó los derechos históricos de Motril sobre Vélez y Lagos y resolvió acudir ante el Tribunal Supremo, reclamando la restitución “in integrum” contra las providencias dictadas por el tribunal granadino en 1850.

El pleito duró varios años, pero la nueva legislación sobre términos municipales de la I Republica lo dejó de nuevo en suspenso, hasta que definitivamente se creó el Ayuntamiento de Vélez Benaudalla con jurisdicción propia sobre si y sobre su término municipal.

Habían trascurrido algo más de 300 años de litigios.

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