EL ÚLTIMO VIAJERO ROMÁNTICO

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LA CASA DE LA CAÑADA

IÑAKI RODRÍGUEZ -Escritor-

Ahora estoy medio derruida.

A merced de un soplo de viento

queda postrada mi vida.

Jardín moribundo,

de troncos secos

en lo que fue mi mundo.

Todavía resuena,

la orquesta tocando

bajo la arboleda.

Testigo fue el ciprés.

De amores y desamores.

De guiños y minués.

¡Socorro!

Grita en silencio la grieta.

¡Piedad!

Susurra al viento

el palmeral.

Todos tenemos una nube

que tapa el sol y lo cubre.

Nunca perdamos la fe

en un nuevo amanecer.

Algún día alguien se fijará en mí de nuevo.

Un viajero con dinero

parará junto al abrevadero.

Quizá me oiga, quizá me sienta.

Quizá se quite el sombrero cuando me vea.

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