
Allá por julio del año 2011 un flamante recién reelegido alcalde de Motril, Carlos Rojas, lanzaba al ruedo mediático la feliz noticia de que las obras de rehabilitación de la primera fase de la Casa de Garach habían tocado a su fin. Así pues, era el momento de recalcar la gestión con palabras que adornasen el instante, y dijo «ha sido una buena toma de decisión el poner en marcha esta obra, ya que esta casa llevaba en estado ruinoso 30 años, por ello había que meterle mano ya, porque albergaba una situación de peligrosidad importante, unida a la imagen que ofrecía del centro de la ciudad, que estaba muy deteriorada. Hemos recuperado parte de la zona interior, antes era imposible entrar por las malas condiciones en las que se encontraba y con estos trabajos se ha dado un paso muy importante en esta I fase como patrimonio histórico de Motril». Tras estas palabras, la ciudadanía entendió que las ideas del PP en el gobierno municipal tenían un rumbo y un sentido, y que por tanto, debían seguir su curso, es decir, había que materializar la gestión con algo novedoso y demandado por la vecindad. El por entonces alcalde popular plasmó en su discurso la idea «nuestro objetivo era preservar la fachada, así como las zonas catalogadas y construir un futuro para este edificio. Entramos en una nueva etapa y las primera apuesta es darle un uso hotelero, una vez salvada la estructura de la casa entramos en una etapa de darle inversión para que puede crear empleo y hacer un gran hotel ciudad, como el caso del AC Santa Paula en Granada, en el que se recuperó un edificio histórico y a la vez ha generado empleo». Todo estaba planeado: rehabilitación de zonas catalogadas, salvaguardar la estructura, conservar la fachada, actuar de manera similar al AC de Granada, crear empleo….y todo, haciendo un Hotel Ciudad. Por si esto fuese poco y en aras de concretar más su apuesta, se mostró firme a la hora de dar viabilidad al proyecto y prometió contactar con todas las cadenas hoteleras para ofrecer la instalación, y dijo «un hotel ciudad va traer sin lugar a dudas importantes beneficios a la vez que potenciamos nuestro patrimonio y generamos puestos de trabajo». La cosa no quedó ni mucho menos ahí, poco tiempo después, a finales de septiembre del mismo 2011, volvía a comparecer el alcalde Rojas para arrojar más datos, mientras en el sentir popular iba calando con mayor ahínco la idea proyectada para la Casa Garach, y dijo «esta casa señorial de finales del siglo XVIII cuenta con una superficie de más de 1.500 metros cuadrados y albergaría entre unas 25 y 30 habitaciones, en un entorno único. Además, para el aparcamiento de ese futuro Hotel Ciudad, el Ayuntamiento estudiaría una concesión con el parking público del Tranvía». Tan madurada estaba la idea que el gobierno municipal empezó a modificar tasas e impuestos para mayor realismo de la idea proyectada, y entonces el primer edil dijo «anunciamos reducciones y beneficios de las ordenanzas fiscales, para los casos de construcción y explotación de hoteles de nueva creación, en donde se aplicará una reducción de una cuantía con el 80% del importe en el Impuesto de Construcciones, de la Tasa de Licencia de Apertura, de la Tasa por Licencia de Obras y del Precio Público por Ocupación de Terrenos de Uso Público; además, el primer año que corresponda al establecimiento hotelero de nueva creación, el pago de los Impuestos de Bienes e Inmuebles y la Tasa por Recogida de Basura se le otorgará una subvención equivalente al 50% de su importe y un 25% el segundo año». Poco a poco se acercaba el Hotel Ciudad, todo parecía perfectamente encarrilado: la idea, los datos, la primera fase de rehabilitación, las contraprestaciones municipales….y las cámaras, para regocijo de algunos, habían grabado el feliz acontecimiento y las fotos para la posteridad –incontables– también estaban hechas y publicadas. El proyecto tenía todas las garantías, se había hecho especial hincapié en la protección y afianzamiento del edificio, algo que ejecutó la empresa Urbacon Proyectos y Obras S.L., por la nada desdeñable cifra de 420.000 euros que fueron traídos del entonces Fondo Estatal de Fomento del Empleo del denostado Zapatero. Así, la Casa de Garach, el único y mejor exponente del historicismo ecléctico de la ciudad, navegaba rumbo a una vida mejor.
Que podemos esperar de la clase de politicos que tenemos en este pais que un dia se llamo españa