EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

✍Antonio Gómez Romera

Domingo, 10 de agosto de 2025

En el CDLXVIII aniversario de la batalla de San Quintín que da la victoria a las tropas españolas sobre Francia

Mapa geográfico de la ubicación de San Quintin.

Un día como hoy, domingo, 10 de agosto, festividad de San Lorenzo, hace ya 468 años (1557), que tiene lugar la batalla de San Quintín, en la que las tropas imperiales de Felipe II (1527 – 1598), en su segundo año de reinado, vencen al ejército del rey de Francia, Enrique II (1519 – 1559).

Felipe II con la armadura que llevó en San Quintín. Antonio Moro, 1557, Real Monasterio de El Escorial. Madrid.

Antecedentes

A mediados del siglo XVI, Europa está sumida en una situación de constantes conflictos armados y tensiones políticas debido a las rivalidades entre las principales potencias de la época: España, Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico y el Imperio Otomano. El revuelto escenario está dominado por la Reforma Protestante y la Contrarreforma, lo que añade un componente religioso a las ya complejas relaciones entre los Estados. El papa, Pablo IV (1476 – 1559), y Enrique II, rey de Francia, han llegado a un acuerdo para emprender una acción conjunta contra España y tratar de acabar con su dominio en el Milanesado y Nápoles. Ésta campaña concertada se enmarca dentro de la “Guerra Italiana de 1551 – 1559”, conflicto resultado de la expansión territorial y las ambiciones de Francia en Italia, en la que Felipe II y sus aliados, el Sacro Imperio Romano Germánico y la Casa de Saboya, intentan contener el avance galo.

Asedio de San Quintín – Fresco de la Sala de Batallas de El Escorial – 1585.

Las tropas francesas de Francisco I de Lorena (1519 – 1563), II duque de Guisa, invaden en 1556 el Reino de Nápoles. Ésta afrenta provoca que Felipe II logre que su esposa, María Tudor (1516 – 1558), reina de Inglaterra, se ponga al lado de España y nombre para el mando supremo de ejército imperial al duque de Saboya: Manuel Filiberto (1528 – 1580), un joven general de complexión colérica y adusta, apodado “Cabeza de Hierro”. Esta decisión disgusta a Carlos I de España (1500 – 1558), que vive ya retirado en el monasterio de Yuste (Cáceres), y que no comprende que no sea su propio hijo y heredero quien esté al frente de sus hombres. Sin embargo, Felipe II da con éste acto una prueba de prudencia, ya que como se ha demostrado, es importante desligar los mandos políticos y militares dentro de los gobiernos.

El ejército imperial español, con la cruz en el pecho y la espada en la mano, ha congregado en Flandes al Tercio Viejo español de Nápoles, al Tercio de Saboya y a soldados valones, flamencos, borgoñones, saboyanos, alemanes y húngaros: son unos 60.000 hombres, con 80 cañones que están al mando del Duque de Saboya, Manuel Filiberto, para atacar la zona norte de Francia, una región clave para la defensa de los Países Bajos, entonces bajo dominio español. Frente a ellos, el ejército francés, comandado por el veterano Condestable y Mariscal de Francia, Anne de Montmorency (1493 – 1567), aguarda el enfrentamiento.

Batalla de San Quintín – óleo de Luca Giordano – Museo del Prado.

Tras unas maniobras de distracción, el ejército imperial español pone sitio a la villa de San Quintín, localidad de la Picardía situada a orillas del río Somme que domina desde una colina una zona de más de dos leguas, y su parte sur-suroeste está inundada aquellos días por algunos pantanos y el río. El ejército imperial español comienza el ataque el 2 de agosto, apoderándose del arrabal situado al norte, que está formado por unas cien casas y defendido por algunos fosos y baterías. La respuesta francesa es enviar, rápidamente, al almirante Gaspar de Coligny (1519 – 1572) al mando de un contingente de socorro formado por apenas 500 hombres que se introduce en San Quintín la noche del 3 de agosto.

Captura de un grupo de franceses durante la batalla. Grabado siglo XIX.

La batalla de San Quintín

El 10 de agosto, el ejército francés intenta cruzar en barcas el río Somme, con el objetivo de penetrar en la ciudad, un gran error que permite a las tropas españolas atravesar el puente de Rouvroy y sorprender a los franceses en medio de la maniobra. La batalla es feroz y sangrienta. El ejército imperial español, con la infantería alemana y los temidos Tercios, muestran una notable disciplina y capacidad de combate. A medida que la batalla avanza, la superioridad numérica y táctica de los españoles comienza a inclinar la balanza a su favor. La caballería española juega un papel crucial en la ruptura de las líneas francesas, mientras que la artillería española causa estragos en las filas enemigas. Los franceses, al ver que la batalla está perdida, intentan organizar una retirada ordenada, pero es en vano; la retirada se convierte en una desbandada general y las tropas españolas aprovechan la oportunidad para perseguirlos y aniquilarlos. La victoria es total para el ejército imperial de Felipe II, únicamente 200 franceses logran alcanzar la ciudad.

La victoria de San Quintín, pintura al óleo de Augusto Ferrer Dalmau, 2022.

Felipe II recibe la noticia el día 11 en Cambray y escribe una carta a su padre, informándole de la aplastante victoria: “No me hallé allí y me pesa lo que Vuestra Majestad pueda pensar, pero solo puedo dar relación de lo que pasó de oídas”,  y el 13 acude al campamento a dar las gracias a sus soldados por haberle brindado su primera victoria desde que fue coronado. Ese día, Felipe II se gana el calificativo de “Rey Prudente”, pues en vez de arrasar la ciudad de inmediato atravesando la gran brecha que se ha abierto en la muralla tras la explosión de un polvorín, decide esperar hasta el 27 de agosto, día en el que el ejército imperial español asalta San Quintín por el norte, el sur y este. La mayor parte de los sitiados acaban pasados a cuchillo. Se calcula que por parte francesa hay 12.000 muertos, 2.000 heridos y 6.000 prisioneros entre los que se encuentran unos 1.000 nobles y el propio Montmorency. Y son capturadas más de 50 banderas y estandartes y toda la artillería. Por parte del ejército imperial español los muertos son unos 500.

Grabado de la batalla a las afueras de San Quintín, Carlos Mendoza, 1880.

Consecuencias

El soldado de caballería Pedro Merino, natural de Pesquera de Ebro (Burgos) captura al Condestable de Francia, Anne de Montmorency, y como recompensa recibe un premio de 10.000 escudos. En su pueblo levanta en la iglesia de San Sebastián una capilla en honor a San Lorenzo. Para España, la victoria en la batalla de San Quintín representa un triunfo no solo militar, sino también político y propagandístico, además de que Felipe II consolida su reputación como defensor de la fe católica.

La guerra prosigue durante el año 1558, y aunque Francia conquista Calais, último reducto inglés en el continente, en el verano sufre otra apabullante derrota en la batalla de Gravelinas que tiene lugar el 13 de julio. Meses después, en abril de 1559, se firma la Paz de Cateau-Cambrésis, que supone la entrega a España y sus aliados de 198 enclaves. Entre las cláusulas de este tratado figura el matrimonio entre Felipe II, que acaba de enviudar de María Tudor, y la hija de Enrique II, Isabel de Valois (1545 – 1568). El Imperio español vive sus años más gloriosos, que quedan indisolublemente unidos al nombre de San Quintín.

San Lorenzo de El Escorial vista panorámica.

San Lorenzo de El Escorial

Tras la victoria en la batalla de San Quintín, librada el día de San Lorenzo, Felipe II decide conmemorar el triunfo y agradecer a Dios su intervención mediante la construcción de un grandioso monasterio en El Escorial, situado en la Sierra de Guadarrama, a unos 50 kilómetros al noroeste de Madrid. Felipe II ordenará que el Monasterio tenga forma de parrilla en memoria del suplicio de San Lorenzo.

La elección del lugar no es casual; el rey busca un entorno aislado, tranquilo y cercano a la capital, desde donde pueda supervisar tanto las obras como la gestión de su vasto imperio. Además, la ubicación en las montañas ofrece una defensa natural contra posibles ataques, lo que refuerza su carácter de santuario y lugar de retiro espiritual. La construcción es obra del arquitecto Juan Bautista de Toledo (1515 – 1567), quien ha trabajado en Roma y ha sido discípulo de Miguel Ángel, y se iniciará en 1562. A la muerte de Juan Bautista, la dirección de la obra pasa a su discípulo, Juan de Herrera (1530 – 1597), quien continúa con el proyecto siguiendo los planos y la visión inicial, finalizándose 22 años después (1584).

El Monasterio de El Escorial es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura renacentista en España y símbolo del poder de la monarquía hispánica. Con sus 33.327 metros cuadrados, el complejo incluye el palacio real, una gran basílica, el panteón real, la biblioteca, el colegio y el monasterio. Su diseño es austero y monumental, reflejando la personalidad y las convicciones de Felipe II. La arquitectura herreriana, caracterizada por sus líneas sobrias, la escasa decoración y el uso predominante del granito, transmite una sensación de solidez y espiritualidad que es coherente con la visión del rey.

Martirio de San Lorenzo, Francesco Trevisani, 1730, Iglesia de San Felipe Neri, Turín.

El Escorial se convierte en un símbolo del poder de la monarquía española y en una expresión tangible de la fe católica que Felipe II defiende con tanto fervor. El Monasterio de El Escorial no solo es un lugar de culto y retiro, sino que también sirve como centro administrativo y cultural. En sus dependencias, Felipe II organiza reuniones del Consejo de Estado y toma decisiones cruciales para la administración de su imperio. Además, El Escorial alberga una de las bibliotecas más importantes de la época que contiene manuscritos y libros raros de todo el mundo, lo que refleja el interés del rey por el conocimiento y la cultura.

El Monasterio también fue un centro de mecenazgo artístico. Felipe II encarga numerosas obras de arte para decorar El Escorial, incluyendo pinturas de maestros como El Greco, Tiziano y Bosch. Estas obras, junto con la majestuosa arquitectura del complejo, contribuyen a hacer de El Escorial un símbolo del Renacimiento español y un referente cultural en Europa.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, introduce tu comentario
Por favor, introduce tu nombre aquí