UN TRONCO INCANDESCENTE

Un tronco incandescente,
me enseñó sobre la vida
y la muerte.
Pregunté a la flama,
al resplandecer:
¨luz divina,
que a las tinieblas vences…
¿De dónde vienes? ¨
Interpelé a la llama,
antes de desaparecer:
¨lumbre efímera,
que languideces…
¿Quién eres?
Naces.
Danzas, alegre.
Creces.
Y, paulatina y tristemente,
mueres¨.
¿Y el viento? Enmudece.
¿Y la ceniza? Desaparece.
¿Y el amor? Permanece.
¿Y el fuego?…
Una zarza ardía,
pero no se consumía.
Y, en el fuego, una voz se oía:
“¡Moisés, esto tierra Santa es,
quítate las sandalias de los pies!”.
Exclamó Jesús en Jerusalén:
“¡Fuego en la tierra vine a prender!”.





