✍Antonio Gómez Romera
Domingo, 7 de diciembre de 2025
En el LXXXIV aniversario del ataque de la armada imperial japonesa a Pearl Harbor
Hoy, domingo, 7 de diciembre, festividad de San Ambrosio de Milán (siglo IV), obispo y doctor de la Iglesia, uno de los Cuatro Padres de la Iglesia conocido por su elocuencia, por haber convertido a San Agustín y por su firmeza al confrontar al emperador Teodosio, en la que ya es cuadragésimo novena semana de 2025, se cumplen 84 años (domingo, 1941) del ataque de la Armada Imperial Japonesa a Pearl Harbor (Islas Hawai), durante la II Guerra Mundial.

Antecedentes
La segunda guerra mundial genera trágicas consecuencias para toda la humanidad. Francia y los Países Bajos han sido aplastados por los ejércitos alemanes. Gran Bretaña es bombardeada sin descanso a la espera del desembarco que prepara Adolf Hitler, y Japón piensa que ha llegado la hora de expulsar a los europeos y norteamericanos (Reino
Unido, Francia, Países Bajos y Estados Unidos) de sus posesiones asiáticas en Indonesia, Insulindia y Malasia. Los jefes militares japoneses que incitan a la guerra saben que para llevar a buen término su proyecto necesitan eliminar por sorpresa a la flota norteamericana del Océano Pacífico que se encuentra concentrada en la gran Base de Pearl Harbor, en las Islas Hawai.
En febrero de 1941, el comandante en Jefe de la Marina Japonesa, Almirante Isoroku Yamamoto (1884 – 1943) envía una carta por medio del contraalmirante jefe de la Undécima División Aérea Takijirō Ōnishi (1891 – 1945), al capitán Minoru Genda (1904 – 1989), miembro de la plana mayor de la Primera División Aérea y el mejor piloto de la Armada Imperial, en la que le pedía que “investigara pormenorizadamente la viabilidad de un plan de ataque” con aviones a Pearl Harbor, reconociendo que “no sería fácil llevar a cabo algo así”. En la carta le dice que se trata de “asestar un golpe a la flota estadounidense en Hawái, de forma que, durante un tiempo, Estados Unidos no pudiera avanzar hacia el pacífico occidental”.

Dos meses después Yamamoto recibe la contestación redactada por el contraalmirante Takijiro Onishi que le decepciona, porque él y Genda solo hablan de bombardeos en picado y en altura. En su respuesta han descartado el uso de torpedos lanzados desde los aviones debido a la escasa profundidad de las aguas de Pearl Harbor, pues los torpedos japoneses necesitan unos 30 metros para no incrustarse en el fondo y dirigirse hacia su objetivo, mientras que la profundidad media en Pearl Harbor es de 12 metros. Pero Yamomoto insiste en que es posible el ataque con torpedos y responde que hay que mejorarlos y entrenar a los pilotos en su uso. El Almirante Isoroku Yamamoto (1884 – 1943), decide que el ataque tendrá lugar el domingo 7 de diciembre de 1941.
El ataque
El miércoles, 26 de noviembre, 6 portaaviones (Akagi, Kaga, Sōryū, Hiryū, Shōkaku y Zuikaku), 1 crucero y 12 destructores, así como una Escuadra de Protección integrada por 2 acorazados y 2 cruceros, zarpan de la Base de la bahía de Hito Kappu, en la isla de Iturup del archipiélago de las Kuriles, bajo el mando del Vicealmirante Chūichi Nagumo (1887 – 1944).
El 7 de diciembre están a la vista de las Islas Hawai sin haber sido descubiertos. El Almirante Yamamoto cablegrafía: “Escalen el monte Nitaka”. Es la señal. A las 6 y 1⁄4 de la mañana, una primera oleada de 183 aviones que componen 50 bombarderos Nakajima B5N Kate armados con bombas perforantes de 800 kg, 40 bombarderos B5N armados con torpedos Tipo 91, 50 bombarderos en picado Aichi D3A Val armados con bombas de 249 kg, y 43 cazas Mitsubishi A6M Zero para control aéreo y ametrallamiento.

Liderada por el comandante Mitsuo Fuchida (1902 – 1976), despegan de los portaaviones. En menos de 1 hora llegan a su objetivo. Su jefe da la orden de ataque: “Tora”, que significa “Tigre”. Un radar SCR-270 del Ejército de los Estados Unidos ubicado en Punta Opana, en el extremo norte de la isla, la detecta y da la señal de alarma. Pero, para los norteamericanos, la sorpresa es total. Los hombres a bordo de los buques se despiertan con el pitido de las alarmas, las explosiones de las bombas y el tiroteo. Aún somnolientos han de vestirse rápidamente mientras corren a las estaciones de zafarrancho de combate. El famoso mensaje “Ataque aéreo en Pearl Harbor, esto no es un ejercicio” es emitido por la Segunda Ala de Patrulla, el primer alto mando de Hawái en responder. Los aviones japoneses incendian acorazados y cruceros y ponen fuera de combate a decenas de aviones que no han tenido siquiera tiempo de despegar. Una segunda oleada de 171 aviones que componen 54 bombarderos B5N, 81 bombarderos D3A y 36 cazas Mitsubichi A6M, comandados por el Teniente – Comandante Shigekazu Shimazaki (1908 – 1945), remata el trabajo a las 8 horas 40 minutos.
Dañado por un torpedo y en llamas, el acorazado USS Nevada (BB-36) intenta salir del puerto, pero acaba siendo blanco de muchos bombarderos japoneses, que le hacen numerosos impactos con bombas de 113 kg y lo incendian. El barco es encallado deliberadamente para evitar el bloqueo de la entrada del puerto. El USS California (BB-44) recibe impactos de dos bombas y dos torpedos. Su tripulación podría haberlo mantenido a flote, pero recibe la orden de abandonar la nave justo cuando están haciendo funcionar las bombas extractoras a pleno rendimiento. El aceite en llamas vertido por los acorazados Arizona (BB-39) y USS West Virginia (BB-48) produce unas enormes columnas de humo negro que hacen parecer la situación en el puerto aún peor. El buque objetivo desarmado Utah resultó horadado por dos torpedos y el West Virginia por siete, el último de los cuales arranca su timón. El USS Oklahoma (BB-37) recibe cuatro impactos de torpedos, los dos últimos por encima de su cinturón blindado, lo que causa su vuelco. El USS Maryland (BB-46) recibe dos bombas de 800 kg, pero ninguna le provoca daños de seriedad.

Cuando se retiran, la Flota Norteamericana del Pacífico está terriblemente diezmada. Los japoneses han perdido sólo 64 soldados, 29 aviones y 5 mini submarinos. Los norteamericanos tienen 4 acorazados hundidos y 4 dañados, 3 buques de guerra hundidos y 7 dañados y unos 300 aviones destruidos o dañados. De todas las víctimas estadounidenses, casi 2400 muertos, la mitad (1177) se producen por la explosión de la santabárbara del acorazado Arizona, penetrada por una bomba de 800 kg. Además se producen más de 1000 heridos y decenas de víctimas civiles.
El Vicealmirante Nagumo, quizá por ser demasiado precavido, no envía una tercera oleada de aviones, por lo que los depósitos de gasolina, así como numerosos talleres y almacenes quedaron intactos, por lo que la Base Naval puede volver a estar operativa en poco tiempo. Las unidades más modernas de la Armada estadounidense, los portaaviones USS Lexington (CV-16), USS Saratoga (CV-3) y USS Enterprise (CV-6) se salvaron al no encontrarse en la Base de Pearl Harbour en el momento del ataque.

Colofón
El mismo día, Japón también ataca las bases británicas de Singapur, Malasia, Hong Kong, Tailandia y las de los Estados Unidos en Filipinas, Guam y Wake. El ataque conmociona profundamente al pueblo estadounidense y lleva directamente a la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, tanto en los teatros de guerra de Europa como en el Pacífico. Al día siguiente de esta ofensiva, el lunes, 8 de diciembre, Estados Unidos declara la guerra al Imperio del Japón. Por su parte, la Alemania nazi y la Italia fascista declaran la guerra a Estados Unidos el jueves, 11 de diciembre, en respuesta a las operaciones puestas en marcha en contra de la potencia asiática del Eje.









