CARCELERO
Bienvenido, carcelero,
aquí está tu prisión,
de sueños confinados
en hierro y hormigón.
Respeto tu trabajo
y los designios de Dios,
pero me causas pena
y de ti siento compasión,
pues ¿hay algo más triste
que encerrar a un ser humano,
en un cuadriculado cajón?
Buenas tardes carcelero,
no me dejes más a oscuras,
te lo pido por favor,
en este perpetuo laberinto,
de axiomas intrincados
y anhelos quebrantados,
de sombras infinitas
e ideales vulnerados…
Ese latido que escuchas
es dolor y es sufrir
pues como Cristo crucificado
injustamente estoy aquí.
Pasa buena noche carcelero.
No pienses que soy hipócrita,
lo digo de corazón.
Te deseo buen descanso…
¿Pero qué descanso tengo yo?