Domingo A. López Fernández
Cronista Oficial de la ciudad de Motril
Paulino Martínez Moré
Cronista Gráfico de la ciudad de Motril
YACENTE Y DOLORES IMPONEN EL LUTO EN LA CALLE EN LA PROCESIÓN OFICIAL DE NUESTRA SEMANA SANTA
El viernes santo marca ya el segundo día del triduo pascual y es jornada de luto nacional ya que rememora la muerte de Cristo en la cruz. Han transcurrido ya seis días desde que en el sábado de pasión se celebrase la Última Cena del Señor con el Cristo de la Fe y se continuara el domingo de ramos con la Triunfal entrada de Jesús en Jerusalén. Desde el lunes, han continuado procesionando las imágenes del Señor de la Humildad en el Huerto de los Olivos, Jesús Preso, Cristo de la Salud, Gran Poder, Jesús de Pasión, Nazareno y Cristo de la Buena Muerte, en su caso, con las correspondientes titulares marianas. Más, el viernes santo, supone ya otra visión para el cristiano a la hora de conmemorar todo el ciclo de la pasión. Es el día de la muerte de Cristo y por ello la iglesia no celebra la sagrada eucaristía, al margen de la práctica del ayuno y abstinencia como penitencia a imitación de la que Cristo realizó en los momentos previos a su detención.
En Motril, como en el resto de España, la tradición manda que los fieles recorran las estaciones de diversas iglesias, siete en total, para que el santísimo siempre se encuentre acompañado con sus rezos en el monumento que se le ha erigido. En su cumplimiento, el enorme trasiego de personas ha sido muy evidente en el centro de la ciudad y los templos del extrarradio. En la iglesia de la Encarnación, por ejemplo, tres devotos fieles, Pepe Gómez, Maruchi Ramos y Mari Ángeles Alabarce, preparaban en la tarde del jueves santo el monumento donde se reserva el santísimo en la antigua capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Y, ya en la mañana del viernes, numerosas personas acudían al templo Mayor para asistir al santo vía crucis que ha presidido D. José Albaladejo portando el pequeño crucificado que se venera en la sacristía. Se ha partido a las 11:00 hrs desde la iglesia, rezándose en ella la primera estación y, ya en el atrio, la segunda. La comitiva ha continuado por Puerta Granada (3), casa hermandad del Cristo de la Buena Muerte (4), Camino de las Cañas (5), calle Monjas (6), casa hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder (7), calle Buenos Aires (8), Jesús Abandonado (9), iglesia del Carmen (10), casa hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno (11), calle Gloria (12), plaza de La Libertad (13) e interior de la iglesia Mayor (14). Ya en la tarde, se han celebrado los santos oficios en los que se ha practicado la liturgia de la palabra, se ha leído la pasión de Cristo y, posteriormente, la adoración de la cruz. Finalmente, D. José Albaladejo, ha dado la comunión concluyendo así los oficios.
El viernes santo, son dos las corporaciones que ejercitan sus estaciones de penitencia en la ciudad. La más temprana, la del Santísimo Cristo de la Expiración, ha salido a la calle a las 19:30 hrs desde la iglesia de la Encarnación y, a las 21:00 hrs, lo ha hecho la cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores desde ese mismo templo. Este último cortejo se ha organizado en prácticamente hora y media, tras la partida de los nazarenos de la hermandad de la Santa Vera Cruz. En esos momentos, el recinto eclesial se ha visto sobrepasado por la gran cantidad de nazarenos, hermanos portadores, miembros del grupo joven, madrinas y cuerpo de acólitos de las dos secciones, pues junto a la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno es de las más antiguas en la ciudad y, además, constituye la procesión oficial de nuestra semana santa.
Puntualmente, a las 21:00 hrs, han quedado abiertas las puertas del crucero para permitir que el cortejo penitencial salga a la calle, figurando a su cabeza tres timbales que, con su ronco sonido, claman el doloroso trance de la pasión que se va a representar. Lo hacen ataviados con los colores típicos de la sección cristífera, túnica de color negro y capillo del mismo color a modo de verdugo. Tras ellos se sitúa la cruz guía, símbolo cristiano por excelencia, que hace remarcar la penitencia que han de cumplir los hermanos. Así, al menos, lo refieren los evangelistas San Mateo y San Marcos: “si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”. La cruz va escoltada por dos faroles de frente de procesión que iluminan la insignia como faro guía de la humanidad y hacen remarcar la fe de los hermanos de la corporación. Se dispone a continuación la “pavera infantil” con su guion representativo, muy nutrida, desde luego, superando con creces sus participantes a la de otros años. Todos estos jóvenes van revestidos de hábito penitencial y capa con los colores propios de la corporación, pero sin capillo, y guantes de color blanco. Portan, además, pequeñas cestas en las que reservan las fotografías de sus titulares que son repartidas entre el público a modo de recuerdo de la estación de penitencia. Siguen, a continuación, las dos filas de nazarenos que llevan en sus manos cirios de parafina de color rojo para hacer remarcar la pasión de Cristo y su sangre derramada para salvación de la humanidad. En su centro ocupa su lugar el libro de reglas, que va escoltado por dos hermanos con báculo y, tras él, la insignia corporativa que identifica el carácter sacramental de la cofradía. Igualmente, figura la “bacalá” bordada en oro que muestra en su parte inferior el escudo de la cofradía.
Las representaciones oficiales ocupan a continuación su lugar, figurando en ellas el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, D. David Merino Padial, y su secretaria, Dª Nuria Chamorro Lorenzo, junto a un hermano de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad. Tras ellos, D. José Joaquín Jerónimo Miranda y D. Abrahán Ortega Moreno, en su calidad de antiguos hermanos mayores. Y, asimismo, el vicario territorial, D. Alberto Sedano Rodríguez, y el General de Brigada D. Juan Carlos Medina Fernández, que fue quien en el año de 2023 hizo donación de su fajín a la titular mariana y que actúa en su calidad de hermano honorario de la corporación. Tras ellos, la capilla musical “GranaMusic” al compás de un fagot, un clarinete y una flauta, que han sido los encargados de interpretar composiciones de corte fúnebre de siglos pasados, tal y como se corresponde con una procesión del Santo Entierro de Cristo.
Sigue en el orden procesional el cuerpo de acólitos ceroferarios provistos de sobrepelliz de color blanco y el de los turiferarios que lo hacen con llamativas dalmáticas, creando ese ambiente especial en el que la nebulosa del incienso hace aparecer la urna sagrada de Cristo Yacente. La imagen es obra del insigne escultor Domingo Sánchez Mesa, quien la entrega a la cofradía en el año de 1948 y con la que se va a efectuar su primera estación de penitencia el día 26 de marzo. Es una imagen de talla completa y a tamaño natural que plasma con un gran realismo el cuerpo de Cristo ya muerto y descendido de la cruz. Figura acomodado en una lujosa urna que ha sido repujada en plata en los afamados talleres de Moreno Romera y que deja ver al Redentor desde todos los ángulos de visión posibles. Dicho trono mantiene la tradición del varal malagueño, lo que le confiere gran seriedad y porte en el andar. Dirige el mismo su capataz, Francisco Miguel Rodríguez, que está asistido por Ignacio Ruiz en labores de contraguía. Tras el trono se ha situado el palio de respeto de la cofradía y el equipo de gobierno municipal con el resto de grupos políticos a excepción de Izquierda Unida-Equo. Siguen a ellos los cuerpos de la Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil y Bomberos.
Se inicia ahora la sección mariana de Nuestra Señora de los Dolores con la cruz parroquial flanqueada por dos faroles. A continuación, las filas penitenciales que modifican ahora su atuendo al revestirse de hábito y capillo de color blanco y capa de color negro. Y, en su centro, la bandera concepcionista de grandes dimensiones que se ha realizado en raso de color blanco con la cruz celeste en su centro para mostrar la verdad del dogma de la Inmaculada Concepción de María. Esta insignia da paso al cuerpo de camareras de la Virgen de los Dolores, que destaca en este año por el elevado número de madrinas que participan. Finaliza esta sección con el cuerpo directivo de las mismas, al que sigue la representación de la Guardia Civil del Mar, la propiamente de la cofradía en sus dos secciones, cristológica y mariana, y el antiguo hermano portador, José Palma, al que se va a unir, además, el consiliario, D. José Albaladejo. Finalmente, se dispone el cuerpo de ciriales revestido de sobrepelliz de color blanco y hábito negro y los incensarios, que al igual que en el trono de Cristo van tocados con dalmáticas.
El trono de Nuestra Señora de los Dolores se abre ahora en su majestuosidad, bella muestra de arte repujado en plata que es obra de los talleres “Hijos de Juan Fernández”. Sobre su canastilla se alza la imponente efigie de la Virgen de los Dolores, obra realizada en el año de 1952 por el artista sevillano Antonio Illanes Rodríguez. La imagen ha sido ataviada por su vestidor, Abrahán Ortega Moreno, con una rica saya de bellos bordados en oro, entre los que destacan motivos florales, angelotes y la corona del Redentor. Estrena, igualmente, un fino encaje de “Valenciennes” que ha sido donación de un hermano. Como le es típico, muestra el puñal clavado en su pecho que entronca con la profecía del anciano Simeón en la presentación del niño Jesús en el templo cuando refiere a la Virgen María que una espada atravesará su propia alma. En este caso, de los siete dolores de su vida, se remarca aquí el más fuerte y penoso, el de la muerte de su Hijo que ya ha sido descendido de la cruz. Exhibe, igualmente prendido en la parte baja de la saya, el escudo del Cardenal Belluga, bella joya repujada en plata de ley sobredorada que es obra del reputado orfebre sevillano Joaquín Ossorio Martínez y que le fue donada en el año 2012. La profecía de Simeón vuelve a reiterarse en la simbología que se deja ver en el medallón de plata que representa los siete puñales que atraviesan el corazón de la Virgen y que ha sido labrado en los talleres de Moreno Romera. La presea cuelga de su falda, a la que hay que añadir una cruz, el fajín que le fue donado por General de Brigada D. Juan Carlos Medina Fernández, la medalla de la ciudad y la corona de espinas que se sostiene en sus manos entrelazadas, entre otras varias joyas más. Finalmente, la Virgen está tocada con la corona que le confiere el título de Reina Gloriosa del cielo. Al igual que el trono de Cristo, el de la Virgen es portado en estilo de varal malagueño y, como en el año anterior, es su capataz Miguel Ángel Fernández Enríquez, que está asistido en labores de contraguía por Francisco Gutiérrez. Cierra, finalmente el cortejo, la Banda de Música “Alquife-Hueneja-Lanteira” que dirige el maestro Torcuato Martínez Cuerva y que repite edición por cuarta vez consecutiva en Motril. Sus buenos sones se han dejado oír en marchas de corte clásico como “Mi Amargura”, del granadino Víctor Manuel Ferrer Castillo, o “Concha”, del mismo autor, con un corte más triunfal y sonoro y, asimismo, “La Madrugá”, de Abel Moreno, sentida y tierna en su melodía para un cortejo del Santo Entierro de Cristo. Como no podía ser menos, ya en la plaza de España, con los dos tronos presentes, se ha interpretado majestuosamente “La Muerte no es el Final”, melodía original del sacerdote Cesáreo Gabaráin Azurmendi, que es emotiva y sentimental en su ritmo en recuerdo de los caídos por España. Su inclusión aquí, a iniciativa de los dos capataces del trono, trasciende al momento en que fue compuesta para trasladar a los fieles el mensaje final de la resurrección de Cristo.
Con la clausura en el templo daba por concluida la procesión oficial de nuestra semana santa, ante un público expectante que llenó por completo la plaza de España y el propio atrio de la iglesia Mayor. Emotivas han sido, sin duda, las profusas “petaladas” que se le han ofrendado a Nuestra Señora de los Dolores en las calles de García Pizarro, plaza de los Jardinillos y plaza de las Palmeras. Para David Correa Galeote, su hermano mayor, “la cofradía ha puesto en la calle un amplio cortejo, de los más extensos que se recuerdan tanto en penitentes como mantillas, Grupo Joven y hermanos portadores y quiero destacar ante la redacción de EL FARO, el gran acompañamiento de público que hemos tenido en todo el recorrido”.
Autoridad Portuaria de Motril: “20 años de travesía”: https://www.apmotril.com/