RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

Manolo Domínguez García

-Cronista Oficial de la ciudad de Motril-

PODER Y PATRIMONIO DE LA FAMILIA CONTRERAS EN EL MOTRIL DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA EDAD MODERNA

-Capitulo II-

Manolo Domínguez García.

Con 75 años, en 1600, se involucra en uno de su grandes proyectos de su vida, el patronato y la construcción de la capilla mayor de la iglesia del convento de los frailes Mínimos de la Victoria para su entierro, el de su mujer y el de sus descendientes. La obra, que se acaba en 1605, le costaría una enorme fortuna. 

El 3 de enero de 1600 por escritura firmada ante escribano Luis Pérez de Robles, el corrector, fray Antonio Portalejos, y frailes del convento de la Victoria, manifestaron que Alonso de Contreras les había pedido que le dieran y donaran la capilla mayor de la iglesia que se estaba construyendo anexa al convento para sepultura suya y de la señora Dª Ana Gutiérrez, su mujer, y de sus hijos y de las personas que les sucedieren y que el dicho D. Alonso, por razón de la citada sepultura y obra de la capilla mayor, pagaría al convento 50 ducados de censo anuales, redimibles por 700 ducados de capital principal, los cuales habían de correr desde el día que se acabase la obra y se dijese misa en la iglesia. Se obligaba, además, a hacer bóveda, tumba, retablo y reja. El acuerdo fue ratificado por el padre provincial de la Orden, fray Diego de Arias, en Antequera en febrero de este mismo año.

El 27 de mayo de 1600 y de nuevo ante Pérez de Robles, el fundador entregó a los frailes los 700 ducados en dos censos; uno de 600 ducados contra María de Serrano, vecina de la villa, impuesto sobre la venta de 70 marjales de viña en la vega, censo que había comprado Contreras a su hermano Diego Serrano; y otro de 100 ducados contra Lorenzo Martín, labrador, cargado sobre un haza de 15 marjales en el pago del Molinillo de la Viñas que le había vendido Joseph Pérez de la Parra, contador de la gente de guerra y vecino de Motril, en 1589. El censo lo recibió por herencia Andrés de Montes y su mujer Juana de Alarcón. Ambos lo vendieron a Martín de Espinosa en 1592 y este lo vendió a Contreras el mismo día en que se lo cedió al convento. Con estos dos censos pagó la fundación y dotación de la capilla mayor.

Título a favor de Alonso de Contreras Ana Gutiérrez de la capilla mayor de la Iglesia del Convento de la Victoria para su entierro. 1600 (Archivo Histórico de la Nobleza).

En  septiembre de 1604 fundó, además, una capellanía en iglesia de la Victoria del citado convento para él, su mujer, su hija y su yerno Mateo de Lisón y Viedma. La fundación constaba de 30 fiestas y misas cantadas para siempre jamás en la capilla mayor, con vísperas, ministros y responsos, dotando cada misa con 1,5 ducados anuales. Además, todos los viernes del año se rezaría una misa con su responso en la capilla a la Pasión de Cristo. Dotó cada misa con 4,5 reales anuales. Por último, salves cantadas por los frailes todos los sábados del año, con sus responsos cantados, perpetuamente. Pagaría al convento 16 ducados de renta anuales por ello.

Todas estas misas cantadas, rezadas, responsos y salves montaban un total de 1.224 ducados o lo que era igual 905 reales anuales de renta a favor de los frailes. A cuenta de este capital entregó al convento un púlpito de hierro por valor de 1.108 reales y unas casas que lindaban con el convento por valor de 3.744 reales, casas que D. Alonso había comprado a Diego Serrano en enero de este año. Asimismo, le entregó a los Mínimos 3.960 reales en tres censos que tenía. Uno de 200 ducados que recaía sobre unas casas que fueron de Andrés del Castillo, boticario, que eran tres tiendas en la rambla del Manjón, lindando con casas de Bartolomé Román y el mesón de Juan Pariente. Otro censo de 100 ducados que tenía contra Juan Muñoz, hortelano. Este censo lo había comprado Contreras en 1600 a Luís de Cabrera y su mujer, que lo habían adquirido de Juan Sánchez Serrano, platero vecino de Granada y padre de María Serrano, en 1594. Serrano lo había comprado al procurador motrileño Hernando Ruiz de Mercado. Y, por último, otro censo de 60 ducados contra Bernabé Nuflo García, genovés vecino de la villa motrileña.

Los citados tres censos sumaban los 3.960 reales dados a cuenta por las misas de la capellanía y para cubrir la totalidad de los 1.224 ducados de la dotación de la capellanía se obligó a dar al convento 423 ducados en cada un año. Conseguía, conjuntamente a las misas, dos sepulturas y el derecho de entierro en ellas. Una estaba situada a la salida de la capilla mayor de la iglesia en el primer trance arrimada a la verja que separaba la capilla de la nave principal y la otra en la misma línea en un trance más bajo.

Capilla mayor de la Iglesia de la Victoria, lugar de entierro de la familia Contreras.

Terminada la obra de la iglesia y capilla mayor en 23 de junio de 1605, la familia Contreras entregaron al convento los siguientes ornamentos para el servicio del culto divino en el altar mayor de la citada capilla:

  • Un frontal de terciopelo carmesí con sus caídas y frontaleras de raso carmesí, todo bordado de cortaduras de raso y oro, puesto en un bastidor.
  • Un terno de dalmáticas y casulla con sus estolas, manípulos y collares, asimismo de terciopelo y raso carmesí, todo bordado.
  • Tres cíngulos de seda carmesí para el dicho terno.
  • Tres roquetes de Ruan con sus puntas, labrados de hilo.
  • Tres amitos de Ruan con sus puntas.
  • Dos palias bordadas de Holanda, la una de seda de matices y oro con hijuela de lo mismo y otra de hilo de pita.
  • Dos pares de corporales de Holanda, el uno labrado de cadeneta y punto real y el otro con sus puntas llano.
  • Dos pares de manteles de Ruan con sus puntas para el altar.
  • Una bolsa de corporales con su paño de cáliz de catalufa encarnado guarnecido de oro.
  • Otro terno ordinario, dalmática y casulla, con sus estolas, collar y manípulos. El cuerpo embutido rosado y los faldones azules, con frontal de los mismo.
Calle de la Verónica de Granada, hoy Recogidas, donde Contreras compró una casa principal en 1601.

En 1609 los Mínimos autorizan a que Dª Ana pueda entrar en el convento con su comitiva y que se construya una tribuna en la capilla para que los patronos pudiesen oír misa.

Por fin la familia Contreras conseguía una capilla de su propiedad al igual que habían hecho algunas otras de las grandes familias motrileñas, su prestigio social en este aspecto estaba logrado.

Toribio Vázquez y su mujer, Elena de Cáceres, vendían en mayo de 1601 a Contreras un solar, toldos y ocho casas que tenían, en la calle de la Carrera, lindando unas con otras y con casas de Felipe del Valle, de Francisco García, carpintero, y de Antonio García, albañil. Vázquez había comprado estas propiedades a la Corona en 1589 en 450 ducados y las hipotecó con el mercader de origen genovés residente en Granada Bartolomé Veneroso por 500 ducados en 1599. Contreras pagaría por ellas 920 ducados, obligándose a pagar a Veneroso los 500 ducados de censo, lo que efectuó en noviembre de 1605. El mismo año de la compra D. Alonso cede el solar, toldos y casas a su yerno Mateo de Lisón y Biedma y a su hija María de Contreras.

Mateo Lisón en 1616 vendería una de estas casas, frontera del Ingenio Viejo, que servía de almacén y un toldo de vender vino a Contreras. En 1620 Cipriano Lisón y Biedma le vende el suelo de la casa que estaba a la altura del citado almacén en 33 ducados y, por último, Contreras vende en 1621 este almacén, con su alto y terrado, y un solar anexo a Pedro Ardanza por un total de 600 ducados, teniendo que aportar como aval del pago 70 marjales de tierra en los Tejares, 60 marjales de cañas en el Hocinillo, dos casas en la calle Zapateros y dos casas situadas a espaldas del matadero que estaba en la calle Tercia.

En 1601, como casi todas las familias importantes del Motril de la época y por razones de prestigio, compra una gran casa principal en Granada en la collación de la Magdalena en la entrada de la calle de la Verónica, posteriormente conocida como calle de las Arrecogidas; con huerto trasero, cuya puerta falsa daba a la calle del Ángel, jardín, agua de paso y tinaja. La casa, que debió ser de grandes proporciones, la adquirió del granadino Hernando de Montalban, ejecutor de la Real Hacienda, por el elevado precio de 3.500 ducados.

Otra de las antiguas fábricas que estuvieron produciendo azúcar en nuestra ciudad entre los siglos XVI y XVII fue el llamado Ingenio Nuevo y del que hoy solo quedan algunos documentos sobre su existencia en varios archivos históricos y que nos aportan algunos datos sobre su historia.

Fue construido inicialmente por Francisco Navarro, vecino y regidor de Motril, en 1573 en un haza de tierra situada por encima de la rambla de Castil de Ferro, lindaba por el sur con la acequia principal y el puente del Salitre e ingenio de los Hurtados, por el norte con un ejido despoblado y por levante con tierras de Jerónimo de la Peña. En la actualidad ese antiguo ingenio estaría situado aproximadamente entre las calles Marjalillo Bajo, Huerta de Estévez y Avenida de Andalucía.

Libro de protocolo de las propiedades de Alonso de Contreras. Siglo XVII (Archivo Histórico de la Nobleza).

El citado terreno había pertenecido a Juan Cordero que en testamento fechado en 1540 dejó una memoria de misas perpetuas por su alma y la de su mujer que se deberían decir “por siempre jamás” en la Iglesia Mayor. Para pagar las misas determinó que se hiciera sobre la renta de esta haza de su propiedad plantada con morales y otros árboles. Pasado el tiempo y olvidada por los beneficiados eclesiásticos la cláusula testamentaria de Cordero, decidieron venderla por 80 ducados al regidor Navarro que labró en ella, como decíamos, un ingenio azucarero.

El regidor muere en 1575 y nombró como heredero universal de todos sus bienes en Motril al comerciante genovés afincado en Zaragoza Francisco Osago que, también, tenía algunos intereses económicos y tierras en la villa motrileña y del que Navarro había sido su administrador. La herencia estaba constituida por unas casas principales, otros inmuebles, un ingenio de fabricar azúcar y 700 marjales de tierra en el pago de Trafarramal que lindaban con el mojón del término de Salobreña, la playa y por el norte con otro mojón del mencionado límite con la vecina villa, hoy la zona de Playa Granada.

Osago tomó posesión de los bienes en 1576 y mantuvo el ingenio funcionando, aunque por los documentos conservados parece que dividió la fábrica original en dos ingenios adyacentes con todos sus pertrechos y aparejos necesarios para la molienda de cañas y producción de azucares; unas veces aviados seguramente por él directamente y otras lo debió arrendar a diversos comerciantes genoveses y españoles afincados en Granada y Motril e, incluso, pudo vender uno de ellos. En 1578 hipotecó el ingenio de su propiedad y todos sus pertrechos y máquinas a Jacomo y Jerónimo de Espínola y en su nombre y como fiador puso, al también, genovés, Juan María de Sauli. Osago no pagó la hipoteca y los Espínola ejecutaron la deuda y tomaron posesión de ingenio, cediéndolo para su gestión y funcionamiento en 1583 a Enrique Salvago.

Por escritura fechada en Génova en 1596, los Espínola y Salvago cedieron el ingenio y las tierras a su primo Juan María Espínola a cambio de que pagara toda la deuda que Osago les había dejado a deber. Este Espínola también lo mantuvo en funcionamiento arrendándolo a diversos aviadores.

La fábrica sufrió un importante incendio posiblemente en la temporada de 1599-1600 y desde entonces quedó abandonada y sus edificios casi en ruinas, siendo conocido desde entonces por los motrileños como el “Ingenio Quemado”.

Y así estuvo desmantelado hasta que en 1614 es comprado con todos sus pertrechos y junto con los 700 marjales de Trafarramal, por el motrileño Alonso de Contreras en 4.000 ducados a Isabel de Pinelo, vecina de Madrid y viuda de Juan María Sauli, que había sido finalmente cesionario de las propiedades motrileñas de la familia Spínola. Cuando lo compra Contreras el ingenio estaba “maltratado y abierto por el fuego”, cayéndose sus paredes y tejados. Para que no se terminase de perder, Contreras con acuerdo del Concejo de Motril, lo reparó completamente, reconstruyendo lo que había quedado del edificio de la antigua fábrica y reponiendo todas las maquinas, hornos, calderas, molinos, prensas, etc.; hasta dejarlo, como se indicaba en aquella época, “corriente y moliente”, es decir listo para empezar a moler cañas y producir azúcar. Para ello, el empresario motrileño, tuvo que gastar 166.135 reales, según las tasaciones que habían hecho carpinteros, albañiles, canteros, caldereros, herreros y otros oficiales en 1618.

Aparte del edificio propio del ingenio que sería de grandes proporciones, la fábrica tenía caballerizas, corrales, una casa accesoria que le servía de apero y huerto con una noria para sacar agua de la acequia.

El ingenio tenía un “cuarto de molienda” donde se molían las cañas con cuatro molinos de rodillos horizontales de madera cubiertos con planchas de hierro y claveteados, movidos por revezos de mulos; un “cuarto de vigas” con cuatro prensas de viga para el bagazo, un aljibe hecho de cobre para el caldo de las cañas y en la “cocina” sentadas en sus respectivos hornos para cuajar el azúcar: dos calderas de jarope, cuatro calderas de melar y cuatro calderas tachas.

En 1627 la viuda de Alonso de Contreras, Ana Gutiérrez, lo vendió al genovés avecindado en Granada Rolando Levanto en 9.000 ducados. Levanto lo arrendó en diversas ocasiones a genoveses como es el caso de la familia Veneroso, Franquís, y Nasso. Tras la quiebra de Rolando Levanto, el ingenio es vendido en 1644 a Juan de Mestanza Pizarro.

*Adjuntamos Capítulo I

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