VIOLENCIA DE GÉNERO, VIOLENCIA CONTRA LA HUMANIDAD

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-Artículo de Opinión-

Violencia de género, violencia contra la humanidad

M. Flor Almón Fernández, secretaria general del PSOE Motril.

Desgraciadamente, tenemos que seguir deteniéndonos cada 25 de noviembre en una vergonzosa lacra social. La violencia de género sigue manteniendo viva la peor de las actitudes posibles, la del dominio y el miedo.

Miles de mujeres en España siguen sufriendo la violencia en sus hogares. Sobre ellas y sobre sus hijos. El dolor para estas familias se introduce en sus venas y se transmite por generaciones. Algunos, desgraciadamente, reproducen esas pautas de conducta violentas y deleznables. Otros, afortunadamente, reniegan del horror y sitúan su forma de vida en las antípodas. Es decir, en la convivencia sana y enriquecedora con sus parejas.

No podemos olvidar esas cárceles silenciosas y estigmatizadas porque conviven con nosotros en cada rincón de España. A veces con el conocimiento del entorno, otras muchas con sigilo y disfraces de normalidad. En cualquiera de los casos tenemos que actuar como sociedad de forma contundente. No más muertes. No más miedo. Condena absoluta a esos hombres-monstruos, que no encuentren un resquicio de comprensión ni compasión. Ellos no la tienen. Tienen que saber que no queremos dominio violento. Tienen que saber que querer no es hacer sufrir y que la letra con sangre no entra.

No podemos permitir que surjan voces que nieguen esa violencia. No podemos permitir que se compare con otra violencia. No podemos permitir que se convierta en un problema familiar. No podemos permitir que esas mujeres y sus hijos se queden solos ante el peligro. Su dolor debe ser el nuestro porque esa violencia es sinónimo de enfermedad, como una hoja mustia en una planta antes verde y brillante.

La cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones y es por eso que hay que mimar a los que necesitan nuestra ayuda. Darle fuerzas y ayudarles a comprender a los hombres y a las mujeres de nuestro país que no toleramos la violencia física ni psicológica, ni económica contra nuestras madres, hermanas, hijas o vecinas. Porque las queremos libres y vivas. Y que no toleramos machos alfas dominantes y violentos llenos de testosterona inútil y dañina. Porque los queremos lejos y solos. La convivencia pasa por respetar y tolerar. El que no lo siente, ni lo hace, no merece la convivencia ni un lugar en nuestra sociedad. 

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